Dos mundos | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐚𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

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Los rayos del sol entraban por la ventana, atacando directamente a mis ojos que recién despertaban. Aún seguía en shock acerca del beso de la noche anterior, me atrevo a tocar mis labios con una expresión incrédula, todo parecía irreal y siendo sincera no quería salir para evitar el ambiente incómodo, parecía cumplir mi propósito hasta que el azabache llama a la puerta, acelerando mis latidos y haciendo que suelte un pequeño grito que fue callado por mi mano que labora en automático.

Con un sonrojo indiscreto me acerco y quito el seguro, mientras hago esto rogaba al cielo que se trabe y me sea imposible salir... pero el universo no conspira a mi favor y el seguro abrió sin problema alguno, dejándome ver su atractivo y ahora tímido rostro- El desayuno está listo -anunció tratando de sonar como siempre, indiferente y autoritario pero el rubor sutil en sus mejillas lo delataba. Para evitar la incomodidad... Decidí callar y asentí mientras salía de la habitación.

Nuevamente estamos uno al frente del otro, cómo si de una carrera se tratara, el pelinegro daba todo de si mismo para acabar con ese omelette como si de un enemigo en el campo de guerra se tratara.

La tensión aumentó cuando en un inconsciente movimiento ambos tratamos de alcanzar la azucarera que se encontraba al centro de la barra, ocasionando un roce de nuestras manos, sin dudarlo ambos nos alejamos

- Puedes usarla primero, no me gusta el café tan dulce -dice tomando la taza por el asa de la misma, algo inusual ya que él la toma siempre por el filo de la misma, al parecer no soy la única tensa aquí esta era mi oportunidad para poner sus nervios de punta, estaba en la palma de mi mano pensé

- ¿No temes quemarte? -finjo desinterés ocupándome de cortar un trozo del omelette pero él solo responde con un "¿Huh?" No sabía de qué estaba hablando y no perdería esta oportunidad de vengar mis sonrojos- ahora no estás tomando la taza por el filo

- Tch -la deja sobre la barra para después fingir que lo sabía, y en señal de triunfo toma la taza por el filo- deberías pasar menos tiempo observandome, hiciste un desastre con el omelette

Mi mirada baja al plato, no fue un corte muy decente, seguramente esto hubiera destrozado mi fachada de chica perfecta y quisquillosa en el sur. Eres astuto Levi, demasiado astuto para voltear la moneda.

- Me iré al cuartel, por favor no hagas nada que nos traiga problemas -traga saliva y se pone de pie, parecía decidido a salir hasta que se detiene a mitad del salón. Por un momento pensé que hablaríamos del suceso de anoche, pero me sorprendió con la noticia que me haría replantear mi decisión sobre irme- Hange consiguió un lugar en un bote que te llevará hasta el paralelo, no es lo más refinado pero llegarás y deberás buscar ayuda para poder ir a casa, los retenes de ese lugar lo harán más fácil. Te vas el domingo en la noche

- Es miércoles - digo en un susurro, un tanto triste por saber que me quedaba poco tiempo aquí, pero sabía que era lo más seguro, que era lo legal y que era lo mejor para los dos. Pensaba que era la única con una mirada cristalizada hasta que lo volví a ver, sus ojos estaban algo irritados, alguien también se está conteniendo

- Pronto estarás en casa, sana y a salvo. En tu lugar estaría contenta -Antes de salir hace una corta reverencia. Solo puedo ver esa espalda erguida y su porte imponente con ese uniforme que quedaba a la perfección, verlo se estaba convirtiendo en un hábito, y ese hábito era uno que disfrutaba y me llevaba a desear poder llevar una fotografía conmigo porque temo olvidar como es, cómo alguien es la personificación de mis anhelos en una persona. Temo olvidar que existe alguien así, y que alguna vez sus labios rozaron con los míos en un cálido y desesperado beso.

"Ya estoy en casa" dije en voz baja

(...)

- Springer, ¿Cierto? -decía frente a aquel chico que vió en mí una esperanza de volver a ver a su amiga- he notado tu entusiasmo en cuanto a la investigación de mi cuñada, pero hay algo que quiero pedirte como familiar de nuestra amada ______