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Un revoltijo de sábanas, la dolorosa consecuencia de una cruel seducción y una linda omega acurrucada en su torso, imposibilitaban a Capricornio siquiera deshacerse de cualquier molestia, al contrario, los suaves muslos rozaban indiscretamente el área envolviendolo en llamas, qué pecados había cometido para recibir tal castigo?

Las horas le parecían eternas, de vez en cuando, la terrible tentación de comerse a la joven se volvía una posibilidad, de todos modos, estaría ayudando a acabar con el fuego que consumía a la omega.

Soportó media noche el suave tormento, hasta que en medio de tranquilas respiraciones la chica intenta morder el aire, pero lanza un gruñido enojado al no sentir la comida real en sus papilas, pero pronto frota su rostro contra la fragante piel y muerde el brazo del alfa.

Cansado de la situación, Capricornio mueve a Géminis para que despierte, la chica apenas abre los ojos y vuelve a enterrar su rostro a su lado, unos intentos más tarde logra despertar completamente a la chica que se aparta soltando un grito sorprendida por su peculiar posición sobre el alpha.

-¿Porqué está aquí?- inquiere acusatoriamente cubriéndose el pecho y entrecerrando los ojos.

Capricornio levanta una ceja creyendo que es una broma por parte de la chica, su actuación de sorpresa es fantástica, a menos que fuese en serio, lo cual sería una completa estupidez teniendo en cuenta las súplicas que horas antes salían de sus labios.

-No actúes inocente ahora, pero tranquila, no hice nada que no me pidieras- susurra arrastrando las últimas palabras, burlándose de la joven cuyos ojos parpadean incrédulos.

-Debí saberlo antes, es usted un pervertido!- grita ella saltando de la cama y apuntándolo con el dedo.

Tranquilamente, Capricornio se levanta, se arregla la ropa y se dispone a marcharse, no se siente con ganas de discutir por quién de los dos es realmente el pervertido.

-Espere!- con una voz pretenciosa y autoritaria, Géminis sigue apuntándolo con el dedo.

Un poco irritado por tal falta de respeto, Capricornio golpea la mano de la chica, recibe una mirada de indignación pero logra su cometido.

-Qué?- cuidando de no acercarse demasiado, evidencia su descontento.

-Tengo hambre- la omega simula un rostro oscuro, pero el gruñido de su estómago derrumba su actuación.

-No es mi problema- con una sonrisa de lado por el mal carácter de la omega, Capricornio sale pegando un portazo.

Géminis abre la boca incrédula, en lo que puede recordar, nunca nadie le había tratado así de indiferente, aprieta los puños tragándose su amabilidad anterior y jura venganza.

Segundos después dando vueltas y pensando en qué cocinar sin molestar a su anfitrión, una oleada de imágenes desordenadas invade su mente, técnicamente ella siendo demasiado sugerente y fastidiando al hombre, el resentimiento en su corazón es aplastado por una tonelada de vergüenza.

Ahora entiende todo, si alguien se comportara tan resbalosamente con ella no soportaría darle un golpe hasta la muerte o denunciarlo por severo acoso sexual, pero en cambio aquel hombre escuchó en silencio sus descaradas peticiones aguantando la ira y las ganas de darle un golpe en la cabeza.

Ella era una completa malagradecida, y además lo acusaba a él, realmente estaba buscándose la muerte.

-Bien, señor me disculpo por actuar como una completa idiota- se recostó en la cama y mirando al techo intentaba armar una disculpa perfecta.

-No, señor lamento haberlo estrujado, ahh esto es malo- se quejó, el hambre no la dejaba pensar en una disculpa, sino en algún delicioso bistec picante.

Confused |Capríminis|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora