🌱- Chapter Three

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El mayor estaba tan concentrado haciendo la comida que no sintió cuando su menor llegó.

–Joder cariño, casi me matas del susto – responde para bajarle un poco a la estufa para que no se fuera a quemar algo de lo que estaba cocinando.

Se volteó para poder quedar cara a cara con su pequeño conejito precioso, quedando así él con sus brazos en la pequeña cintura, mientras que el menor todavía lo abrazaba por su torso y sin esperar un segundo más comenzó a besar esos deliciosos labios que lo llamaban a cada rato para probarlos, chuparlos y morderlos a su antojo.

Cuando ya sus pulmones pedían y rogaban por oxígeno, fue cuando se tuvieron que separar y como el mayor no quería dejar los besos hasta ahí, comenzó a dejar pequeños besos por toda la carita de su hermoso ángel, provocando así pequeñas cosquillas al menor de ahí.

–Entonces cariño, ¿Qué estabas haciendo? – pregunta el azabache mientras se dejaba besar

–Mm estaba preparando algo de comer para el amor de mi vida – responde para ya dejar de esparcir besos por esa bella carita, su novio

–Mm ¿Y eso que estabas preparando? ¿Ya está? – pregunta con una suave sonrisa

–Si corazón llegaste justo a tiempo – responde para darle un último beso en su naricita y separarse para comenzar a servir lo que había preparado, estando todo listo se dirigieron a la mesa y sin esperar más comenzaron a degustar lo hecho por el mayor.

–Eso sí, cariño, no te puedo asegurar de que me haya quedado riquísimo – dice con un poco de burla el mayor

–Lo sé, pero estoy dispuesto a sacrificar mi estómago para poder probar algo que tú hiciste, especialmente para mí – responde con una sonrisa ocasionando que el mayor sintiera un calorcito en su pecho.

Así continuaron hablando un poco de lo mucho que se habían extrañado, de la falta que se hacían el uno al otro, hablaron sobre cómo iba la relación con sus padres y de que iban a hacer esa semana para saber si se podían ver algún día de esos.

Así continuaron hablando un poco de lo mucho que se habían extrañado, de la falta que se hacían el uno al otro, hablaron sobre cómo iba la relación con sus padres y de que iban a hacer esa semana para saber si se podían ver algún día de esos

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Ya estando con sus estómagos llenos, lavaron lo que habían ensuciado y subieron al segundo piso para poder el mayor arreglarse con algo más formal mientras el menor metía en su maleta todo lo había traído.

Ya era hora de volver a casa y encarar a sus padres como todos los días.

–¿Estás listo, precioso? – pregunta el mayor estirando unas de sus manos para que menor la cogiera

–Si – respondió el azabache para coger la mano de su mayor y salir de la habitación.

Cuando iban bajando las escaleras es cuando al más pequeño se le comenzó a formar una idea o una duda, talvez, era algo que desde hace rato lo estaba atormentando, así que antes de que llegaran a la puerta de la salida jalo un poco la mano de su novio haciendo que este se detuviera de inmediato.

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