cícαԵɾícҽs \\ 𝙺𝚊𝚔𝚞𝚌𝚑𝚘 𝙷𝚒𝚝𝚝𝚘 𝚡 𝙾𝚌 \\

Capítulo 1

| Por accidente |

Soy Jane, y tengo 17 años.

Me encuentro en mi habitación, para ser exacta, justo a un lado de la ventana abierta para que el humo de mi cigarrillo se fuera por allí.

Estaba tranquila, con mi sudadera puesta debido a las pequeñas brisas de viento helado que corría, no tenía música, y normalmente no me gustaba el silencio ni escuchar el ruido de las calles, pero sentía paz, así que eso importaba poco. Además, en un rato mi turno de trabajo comenzaba.

Sí, tengo un cuarto para mi sola con una gran cama de dos plazas muy calentita. No tengo televisión pero si una radio y un bonito encendedor de color negro que siempre está conmigo.

A ver... físicamente soy de cabello completamente liso, aunque así lo prefiero. Es de color castaño oscuro y me llega más o menos por debajo del hombro, también tengo flequillo, y mis ojos no son lo más llamativo del mundo al ser de un color negro. Ah, y tengo pecas, y un piercing en la lengua. Por las dudas.

Ya estaba terminando mi cigarrillo, cuando de pronto escuché una voz desesperada desde la sala.

-¿¡Jane!? -gritaron.

Suspiré.

Y aquí vamos otra vez.

Apagué el cigarrillo en su totalidad, caminando hacia la puerta de mi habitación para poder abrirla.

-aquí estoy. -salí para comenzar a caminar hacia la sala.

No tenía segundo piso, así que no tardé demasiado.

-Jane, ¿cómo... cómo estas? -mi hermana se abrazaba a sí misma, sonriendo nerviosa, incluso sudorosa.

No le respondí, sólo la miré, así que siguió hablando.

-¿tienes dinero? -rascó su cabeza.

-¿por qué? -fruncí mi ceño.

-¿puedes ir a comprar energéticas a la tienda? Vendrán unos amigos y... prefiero estar sola en casa. -se encogió de hombros- o ve al trabajo, ¿no tienes trabajo hoy? -frunció su ceño curiosa.

Ella tenía 20, y ambas vivíamos solas en casa, pero mi hermana no tenía trabajo fijo, yo sí, de momento, aunque al ser turnos de noche en una tienda pequeña me la pasaba durmiendo en las tardes. Igualmente mis abuelos nos ayudaban con los costos del hogar, de la comida ella se las arreglaba de alguna u otra forma. En ocasiones yo aportaba, aunque me decía que mejor ahorrara ese dinero para la universidad que es mi meta inicial.

-Tara. -comencé a decir- son las once de la noche, y mi turno de trabajo comienza a las doce y media.

-por favor, Jane. -pidió, pero al ver como nuevamente planeaba negarme, se adelantó- vuelve en una media hora... no lo hagas más difícil.

Apreté mis labios. No dije nada, negué con mi cabeza yendo hacia mi habitación para buscar mis cosas e ir a comprar.

La relación con mi hermana estaba bastante rota, y es que su adicción con las drogas no hacía un ambiente muy bonito. Obviamente mis abuelos no tenían idea de esto. Yo... la entendía, pero no la justificaba y eso me hacía odiarla la mayor parte del tiempo.