Horfanato 2/2

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Ese día, había conocido un nuevo tipo de miedo. Un miedo acuoso, oscuro, de esos que hacen que tu mente se nuble y haga lo que debe por mera necesidad.
Ese día conocí la piedad a través del daño, conocí los milagros cara a cara.

El lobo me miró, ahora más centrado en averiguar una manera de salirse del firme agarre de ella, pero no serviría de nada, llevaba las manos atadas firmemente detrás de la espalda con su corbata color vino tinto, esa que tantas veces uso como mordaza para que "soportara el dolor". Llevaba solo la camisa pues el saco siempre lo colgaba a la entrada de su cueva, la mano llena de sangre de mi ángel, presionaba el artefacto de frío metal como si intentara guardar la calma para no hacernos pasar un mal rato. –Nunca se lo dije a nadie pero por dentro, rogaba que presionara el gatillo, manchando la pared del pasillo con sangre y materia gris–.

Llorando, el lobo comenzó a rogar por su vida, suplicó, berreo e intentó arrodillarse para obtener piedad de su nueva verdugo... Pero ella solo le sonrió, orgullosa y derecha desde arriba

-Valeria, lleva a los chicos a la casa Marte, yo me tardaré un poco aqui-
-Claro que si Vag, no vallas a dejar tu desastre como es tu costumbre-

Ella río

-No, tranquila. Prometo limpiar todo cuando termine-

Y dirigió su mirada a Gala, esta se paralizó, alerta, podía jurar que la linda morena nunca dormía, siempre parecía estar en guardia, sus ojeras demostraban el nulo sueño y su cuerpo débil por la falta de comida pues vivía con el miedo de ingerir alguna droga, se alzaba con furia sobre sus delgadas piernas.

-Gala, sé qué estás asustada... pero prometo que estarás bien. Ve con Valeria, ella los va a llevar a un lugar donde puedan descansar-

Gala no hablo, se enderezó completamente y limpio la sangre de su herida mejilla

-No voy a separarme de Mar...-
-Esta bien, ella se asegurará de mantenerlos juntos, tranquila-

Había dejado de temblar, solo se limitó a asentir y tomar mi mano. Si bien yo la superaba por 2 años, ella me superaba por una cabeza.
A diferencia de ella, yo tenía una estatura baja, por ello siempre me ponían en una fila equivocada, mi piel era pálida, "casi parece de porcelana" –Había dicho Cindal cuando me conoció– y era fácil de marcar y lastimar... por eso era la oveja favorita del lobo o eso le oía decir.

Gala dio media vuelta, sabía que debía seguirla, pero dejar ahí a esa persona me era difícil, aún después de verle sostener un arma, tenía miedo de perderla.

-Mar, cariño... sigue a las chicas, yo no tardaré en ir con ustedes, lo prometo-

Ahí estaba esa voz de nuevo, esa que inundaba el sistema y te hacía sentir libre, asentí sin más, sujetando firmemente la mano de Gala y salimos a abordar la camioneta. Lo último que vi ese día, fue la cara contorsionada en furia de a quien más adelante llamaría "Mamá".

Estaba asustada, tenía miedo y la mujer alta de cabello castaño solo se mantenía callada, a un lado del conductor.
Paso un tiempo, no podía saber cuánto pero podía ver en la cara de los otros dos niños la misma sensación que corría por mis venas, mismo tiempo en el que el coche siguió conduciendo doblando esquinas. Miedo, no había nada más en nuestra vida que miedo y continuó así hasta que el auto se detuvo. El angel, como había llamado Mar a la mujer, dijo que estaríamos bien así que no quedaba de otra mas que confiar.

-Bien chicos, bajen con cuidado. Ya llegamos-

Ambas puertas del auto cedieron de los seguros y ella y el conductor nos ayudaron a bajar. Bien, habíamos llegado bien y hasta ahora nadie había sido regañado o golpeado, pero... ¿A dónde habíamos llegado? Parecía un jardín, como el que salía en "Alicia en el país de las maravillas". Todo verde y fresco, con rosales extendiéndose a las orillas de muros de arbusto. Tulipanes alrededor de una fuente imponente y elegante, césped recién cortado siendo adornado con unas cuantas margaritas a los extremos de un camino de piedra caliza... Parecía un sueño-

-Gala... ¿Verdad?, Vaguira me pidió que curara tu mejilla, ven aqui-

La voz de la mujer, esta vez había sonado amable pero aún así seguía dudando

-Tranquila, solo voy a limpiarte y ponerte un curita, mira-

Me mostró un pequeño bote de lo que parecía ser gel desinfectante, un pañuelo y una bandita con ositos dibujados, ¿Por qué alguien tan imponente traería consigo algo tan tierno y bonito?. Aún con miedo y sin soltar la mano de Mar, me acerqué para permitirle hacer la curación como había dicho, estaba preparada a soltar un mordisco si intentaba hacer algo más... pero no fue así, la bandita ya estaba siendo colocada cuando abrí los ojos.

-Listo, ahora procura que no se te caiga, ¿De acuerdo?-

Y se alejó, en ese inmenso jardín delantero, fue fácil que los 34 nos colocaramos juntos, los mayores rodeando a los más chicos, buscando protegerlos, por que vamos... Todos teníamos miedo.

-Muy bien, me presento chicos. Soy Valeria, por ahora seré la encargada de cuidar de ustedes hasta que Vaguira vuelva... Si lo desean pueden quedarse a jugar aquí afuera, solo recuerden cuidar las margaritas y a los peces Koi de la fuente. Para los que deseen estar aquí afuera, les aviso, hay exactamente 20 hombres tanto en el perímetro interior como exterior cuidando, si necesitan algo, háganselo saber a alguno de ellos. Bien para los que deseen seguirme adentro, pueden hacer uso del salón común, ¿De acuerdo? Muy bien, alcen la mano los que prefieran permanecer afuera-

Escuchamos atentamente cada palabra, y al parecer todos coincidíamos en la idea de que, de entrar, lo más probable es que no saldríamos. Así que la mejor decisión era permanecer afuera. Todos levantaron sus manos incluidos Mar y yo, y Valeria –aún no me acostumbraba a su nombre– asintió en comprensión.

-Muy bien, mientras juegan, se colocará una carpa para que no les de un golpe de calor ¿Ok?-

Y en cuanto chasqueo los dedos, 4 tipos altos estaban desarrollando una manta grandísima, asegurandole cuerdas y ganchos para subirse a escaleras y clavar cuatro palos justo en donde se encontraba la fuente, dejando una parte con sombra y todo lo demás libre para correr sin chocar con esos postes.

Mar jaló de mi mano para silenciosamente pedir sentarse cerca de la fuente para mirar a los peces Koi a lo cual accedí, esperaba que la mujer alta no tardará de estar en ese horrible lugar, pues poco a poco me sentía relajada de no estar ahí, y sería muy cruel que ella sin más, sintiera lo que nosotros cuando nosotros estábamos felices y tranquilos en un jardín de ensueño.

-La vida es muy confusa-

Susurre sin que Mar lograra escucharme antes de seguir mirando a los brillantes animalitos acuáticos ir de un lado al otro.

Efecto PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora