Efecto Primavera

Tortura; Segunda parte

Tengo que reemplazar esas inservibles vitaminas... Estoy cansada solo con el calentamiento.

Bien bien, entre más me lo complique este pedazo de mierda, más tiempo pasará sin haberme tomado las estúpidas medicinas y probablemente me desmaye. ¡Cómo un carajo! ¡Abre el puto hocico, maldita guacamaya!.

No había manera, y mentalmente ya estaba agotada. Simplemente solté su cuello para dejar que su cuerpo impactara en el caliente suelo de un nauseabundo patio y con la diestra, tomé la pequeña sierra que Jacob colocó como parte del instrumental.

-Ya que no quieres hablar, comenzaré a preguntar a tus compañeras... ¿Te parece?-

Levante el cuerpo todo lánguido y sin ganas de seguir con el malnacido interrogatorio, pero por alguna razón, el olor metálico de la sangre, el olor acre del vomito de la desgraciada de hace un momento, la expectación... Todo era demasiado incitante, demasiado ansiado... Quería continuar con la diversión pero evidentemente no sola.

Tomé el cuero cabelludo de una de las ¿Mucamas? Y lo jalé hacia arriba para hacer que su mirada conectara con la mía.

-Cuando cortas cosas demasiado duras con una cosa de estas pierde el filo, poco a poco y siempre constante.-De manera sádica, lamí la comisura de la mitad de mi labio inferior- Llega un punto en que se necesita mantener la cuchilla mucho tiempo sobre la superficie para lograr hacer un corte, obviamente será un corte desastroso... a veces incluso se llegan a enredar los residuos en su hoja o motor... Y hace 2 interrogatorios que no le doy mantenimiento.-

Pude notar el estupor en su rostro antes de desaparecer en la mascara de enfrentamiento, eso ultimo era muy tonto e infantil para alguien de su talla.

-No te diré nada, ¡Nadie lo hará, por que Horam nos ayudo en todo!... Así que no pierdas tu maldito tiempo.-

Escuche a Jackson carcajearse con sorna, y es que si, diciendo que no diría nada, me revelo el nombre verdadero del tipo. La risa fue contagiosa para mis 11 guardias restantes. El sangrante de nariz de tucán rota solo pudo gruñir con evidente enfado ante tal idiotez.

-Oh, Horam. Un nombre muy refinado para una persona tan asquerosa, ¿No lo crees?.-

-¿Qué nomble de mielda e Vagui?- Horam apenas y podía hablar o si quiera formular palabras.

-Es el mejor que hayas escuchado en tu pusilánime vida, larva pútrida. Pero... ya que tu linda empleada me dio tu nombre, no ocupo mas su robo de oxigeno llamado vida en mi presencia-

Tire del cabello hacia atrás de una manera casi cómica, revelando los finos músculos de su cuello. Encendí la sierra, "Bye, bye", susurre en medio de su forzado alarido, colocando la hoja osciladora justo donde se podía distinguir la protuberancia del glotis. Una vez mas y aun mas fuerte, su voz dejo libre un grito de suplica, al igual que de todas a su alrededor, el corte comenzó siendo limpio, apagando casi al instante el chirriante sonido del grito pero no duro mucho pues el sobreesfuerzo resulto casi inllevable para la hoja, el forcejeo se empezó a volver lento mientras dicho hueso era partido justo a la mitad y el torrente de sangre no tardo nada en brotar tanto del corte desigual como de la boca. La carótida y las cuerdas vocales quedaron seccionadas de la misma manera, provocando que la vida poco a poco abandonara los ojos color negro de la patética gritona.

-Voy a continuar Horam, seguiré con cada una hasta acabar con esa bruja de Cindal si no me dices cuantos mas niños han pasado por tus sucias manos, ¿Trabajas para alguien?, ¿Lo haces por cuenta propia?, ¿Por que cojones me entere hasta ahora?. ¡Habla Horam!- Jack, el rubio favorito de Val, le tomo desde atrás la mandíbula.