Prólogo

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Voy en mi auto cruzando las calles de Londres, en busca de un buen regalo para él, mientras hablo con Anna en mi teléfono. Ya casi había pasado un año desde eso... y aún no lo superaba del todo. Estaba yendo con mi anterior psicólogo, había tenido pocos avances, pero me estaba esforzando para hacerlo.

—Entonces... ¿vendrás para Navidad? —me preguntó Anna, con la emoción notoria en su voz.

—Lo haré por ustedes... No te he visto desde que comenzamos en la universidad y te extraño.

—¡Yo también te extraño, idiota! ¿Cuando sales?

—En unos días. —Un leve sonrojo apareció en mi rostro—. Estaba pensando en invitar a Zed.

—¿Lo invitarás? —preguntó sorprendida—. Ya quiero conocer al chico que se está robando tu corazón...

—Anna —la corté—. No empieces, por favor. Para mí Zed tanto como Bruce son buenos amigos. Ambos me han apoyado mucho y nunca me juzgaron al saber lo de Logan...

—Pero con Zed es diferente. Y no puedes negármelo. Ese chico no es sólo un amigo para ti.

—Anna, de verdad no quiero pensar en ello. Suficiente tuve con lo de Logan y aún no estoy listo para entrar en una nueva relación.

—Pero ustedes se besaron...

—¡Él me besó! —le recordé, sonrojándome—. Y lo aparté enseguida, yo aún...

—Sigues amando a Logan, pero no sé por qué lo haces. ¡Ese imbécil ni siquiera...!

Y ahí empezó nuestra discusión de siempre. Sé que le molestaba el hecho de que yo aún sintiera algo por él, pero... ¿cuánto tiempo se necesita para dejar de amar a alguien? A pesar del daño hecho, mi corazón seguía palpitando por ese maldito y no podía evitar sentirme como un estúpido. Ya casi había pasado un año, y ese tiempo no había sido suficiente. Zed y Bruce habían sido muy buenos conmigo. Cuando empecé la universidad, estaba reacio a hacer contacto con las personas, pero ellos tenían planes distintos y me incluyeron en su grupo.

Y les había contado sobre lo que me pasó. No me juzgaron, más bien me apoyaron y me animaron al decirme que Logan era un hijo de perra.

Pero las cosas habían cambiado un poco con Zed... Según Bruce, yo le gustaba, ya no como amigo, sino como algo más. No podía admitirlo frente a Anna, pero yo no era indiferente a él. Aunque el miedo era más grande y no me permitía avanzar.

—¿Estás escuchándome?

—Sí, fósforo.

—Muy bien, pues te decía...

Giré en una curva y paré frente a una de las pocas tiendas que esperaba estuviera abierta por la hora, y para suerte mía, lo estaba. Me estacioné al otro lado de la carretera —ya que había algunos autos frente a la tienda y no se me permitía estar ahí— me despedí de Anna, bajé del auto y entré. Y mi cuerpo agradeció la calefacción que tenía adentro. Caminé por los pasillos en busca de regalos para Zed y Bruce, eran los únicos que no había podido conseguir por estar ocupado con mis estudios.

Y no fue difícil encontrar algo que les gustara. A Bruce fue fácil conseguirle algo, pero Zed... había estado hablando de un libro en especial, y me estaba tomando tiempo encontrarlo, pero después de unos minutos lo encontré, y una enorme sonrisa se formó en mis labios.

«Seguro le gustará».

Estaba por ir a la caja registradora y pagar todo, pero por el rabillo de mi ojos logré ver una mata de cabello negro y me detuve, no podía confundirme, esa mata revuelta era Zed. Regresé sobre mis pasos y lo encontré hablando una chica morena, y muy linda. Cuando estaba por saludarlo, sin previo aviso ellos comenzaron a besarse, quedé algo aturdido, pero de inmediato me moví y me escondí.

«No había visto mal, ¿verdad?».

Unos segundos después, el ruido de los besos cesó.

—¿Acaso él te besa como yo lo hago? —preguntó jadeando la chica—. ¿O te prende como yo lo hago?

—No, no lo hace —respondió Zed de la misma manera.

—Entonces, ¿qué harás, amor? Seguirás jugando con ese estúpido chico o me elegirás a mí.

—Te elijo a ti, por supuesto. Pero Thomas... él también tiene lo suyo y no estaría mal que me dejes jugar un poco más con él, y ya sabes... saber cómo lo hace.

—Si es solo para jugar, no me molesta, porque tú eres todo mío.

Ah... ¿Habían jugado conmigo otra vez? ¿Qué tan triste podía ser mi vida? Ahora era seguro que nunca encontraría a alguien que me amara de verdad. ¿Por que estaba llorando siquiera? No estaba enamorado de Zed, pero él sabía lo que me había pasado con Logan y estaba pensando en hacerme algo igual. ¿Qué tan maldito podría ser?

La rabia mezclada junto con el dolor de su traición, se juntaron en mi pecho, y sin pensarlo mucho, tomé el libro en mis manos, el que iba a ser su regalo y lo lancé directo hacia su cabeza.

Él se volteo enseguida, furioso, pero todo rastro de ello se quedó atrás cuando me vio.

—¿Thomas?

—¡Maldito imbécil de mierda! —las lágrimas salían sin piedad de mis ojos.

—No, espera, puedo explicártelo.

—No me vengas con esa mierda, lo escuché muy bien. Tú sabes por lo que pasé, ¿y pensabas hacerlo también? ¡Eres un hijo de puta!

Dejé la cosas que había tomado en el suelo, y salí de la tienda, escuchaba los gritos de Zed detrás de mi, pero no volteé a verlo. Estaba dolido, le tenía aprecio y confianza y él lo había pisoteado todo como había querido.
Yo no pedía una pareja, no pedía que él me amara como tal, solo necesitaba su cariño como amigo... pero si ni siquiera podía obtener eso, ¿qué sentido tenía vivir? Toda persona que se me acercaba solo era para jugar conmigo y hacerme daño. Lo mejor sería olvidar todo, olvidar que alguna vez sentí algo por Logan y el daño que me había hecho, olvidar todo este dolor que me estaba consumiendo, tal vez las cosas serían más fáciles así, quiero paz y tranquilidad.

¡Quiero olvidarte, Logan! ¡A ti y a todo este dolor en mi pecho!

—¡Thomas! ¡Cuidado!

El grito de Zed llegó muy tarde, cuando me di cuenta, las luces me habían cegado y el impacto había llegado a mi cuerpo. No fui conciente de mucho, solo sentí un gran dolor en mi pecho y cabeza, además del horrible pitido en mis oídos. Mi vista estaba borrosa, pero pude ver que el auto que me había arrollado se iba a toda velocidad y como Zed se arrodillaba a mi lado, con lágrimas en los ojos.

Y la verdad, no importó.

Si iba a morir, quería que fuera ahora, solo quería aliviar el dolor que me traía el estar vivo. Sus recuerdos y la traición vivida por personas importantes para mí.

Era morir o olvidarte, Logan, a ti y todo el daño que me habías causado.

Y no me importaba las consecuencias de ello, aceptaría cualquiera de las dos.

Solo quiero paz.

Mi Razón Para Amarte [#2 Amores Complicados]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora