Punto de contacto

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Capítulo VI


Luego de un largo sueño, desperté en aquel decrépito lugar el cuál actualmente era mi piso franco. No cabía duda que, después de todo, mi vida estaba destinada a vivir en un calvario solitario, poco después, solo recordé, que soy la máxima criminal buscada en todos los rincones de este execrable país de humanos, en este mundo aborrecible donde yacen los humanos estúpidos. Tal recuerdo que vino de repente, apenas me despertaba en una mañana temprana me hizo dar mal gusto, mala vibra.

—Apenas comienza el día, y ya lo puedo predecir qué será una mierda.
Expresé frustrada y suspirando soñolienta.

Decidí entonces, levantarme e irme, con el barbijo puesto y la campera de Walker, a dónde me lleve la corriente, ya nada podía esperar y solamente me sentía molesta el simple hecho de despertar, a decir verdad, creo que vivir ya se volvía una sentencia qué jamás llegaría su fin. Pasaron varias horas desde entonces, desde que camine hacia norte, encontré un pueblo o, pequeña ciudad donde habitaban algunas personas mayores de edad, pero veía algún qué otro crio jugar con los de su edad. Caminaba entonces en aquella diminuta multitud de gente que había, sin pizca de emoción, y sintiéndome más muerta que viva, vi una banca cerca, en la cual me senté y comencé a divagar en mis pensamientos, conciliando la tenacidad de la tristeza y fulgurante insania qué provenía de lo profundo de mi pútrida existencia; no obstante, lo que me detuvo de sumergirme en la oscuridad, fue al darme cuenta de un sujeto de edad adulta, quizás uno treinta y cinco años, corpulento y contento volteo a verme con curiosidad.

—Hey, ¿que tal?
Preguntó alegremente mientras me observaba.

Lo observé aún más determinadamente, en lo que cual me di cuenta que tenia un uniforme militar, pareciera que estaba fuera de servicio o de descanso, inquiriendo aun mas, observé su arma en la funda.

—Ehh, bien supongo, ¿y usted?
Contesté manteniendo la calma, volteando la mirada hacia unos niños jugar.

—Eso es bueno escuchar, es una gran mañana, ¿no crees?
Preguntó aquel sujeto militar.

—Se, eso creo, aún que mi mañana comenzó siendo un asco.
Respondí con frustración.

—Oh, ¿y eso a que se debe?
Inquirió aquel sujeto.

—Nah, no es necesario darle vueltas a mis días de mierda...
Expresé de forma directa.

Dio una leve risa aquel sujeto con quien mantenía una conversación cualquiera.

—Observa bien a aquellos niños.

—¿Eh? ¿con que fin? Le confieso qué no me gustan los menores.
Colegí con sarcasmo, pues no comprendía lo que este decía.

—Ja, ja, ja, tranquila, no es con esa intención. ¿Ves a alguien diferente entre ellos?
Preguntó riendo aquel sujeto militar.

Mire entonces más detenidamente, había cuatro niños jugar en aquel parque de niños, tres de ellos jugaban al fútbol muy divertidos y sonrientes, disfrutando de la mañana tan energéticos y vigorosos, sin embargo, observé achinando más aun mis ojos, ya que, ciertamente creo que tenia algo de miopía. Al ver más a la Izquierda alejando mi mirada de aquellos vigorosos niños jugar, vi a alguien que cuya extrañez, era de cuestionar, pues este tenia una mirada pérdida como la mía, ciertamente, inquiriendo, podría decir, que podría ser algún niño cuya vida ha sido trágica o esta en cierta etapa, pero nada de esto era atinado.

—Oh, lo veo, veo a unos energéticos niños jugar mientras que el otro solo se encuentra en su soledad.
Replique entonces.

—Ja, ja, así es, ese de allí es mi querido hijo, siempre tan solitario y único.
Contesto entonces, el militar.

—Y, entonces, ¿a qué va todo esto?
Pregunté curiosamente, mientras miraba a aquel niño solitario.

—Hm, bueno, pues sentí cierta igualdad en ti y en él en el momento que dijiste que tus días eran mierda, ya que, el también suele decirlo con frecuencia, por eso lo traigo aquí para que se distraiga, sin embargo, al parecer, no funciona.
Comento entonces, el militar, estando algo triste.

—Bueno, supongo que los niños tienen esa etapa rebelde, ¿no esta él en tal fase?
Inquirí vagamente, ya esta conversación me parecía de padres lo cual me disgustaba.

—Ja, ja, me gustaría afirmarlo, pero debo decir rotundamente qué no. La razón es simple, el odia a todas las personas más que nadie, siempre qué discute con su madre, la trata de hipócrita al igual que a mi, incluso hemos recibo advertencias en el colegio de que se pelea con sus compañeros, de que manifiesta falso testamentos sobre la vida, y ja, ja, no me puedo olvidar tampoco de decir que trata de ser alguna clase de villano tratando de erradicar a toda la raza humana. ¡Y vaya saber que cuantas más barbaridades se le pasa por la cabeza!

La curiosidad se despertó en mi tomando posesión en aquel entonces sobre lo que el militar me había contado sobre su hijo, había una similitud en cuanto lo que decía y lo que mi mente comenzaba a recibir serotonina, era esto, un caso inusual.

—Oh...eso es realmente excelente, quiero decir, ejehm...interesante...
Expresé de manera interesada e curiosa, mientras observaba a aquel niño sentado en la arena matando a las hormigas una por una.

—Ja, ja ja, así es, todo mi escuadrón me lo dice e incluso vecinos, cada quien que me conoce es por él, y su singular forma de pensar, ¿tu qué crees? ¿Piensas igual que él?
Preguntó aquel militar, volteando a verme fijamente.

—Bueno, pues, hay cierta razón en lo que el piensa, no sé cuál debe ser su edad, pero si tiene tales ideales y ciertamente, tales actitudes pues supongo que es alguien en quién fijarse, grandes villanos crecieron así, quien sabe si el puede ser uno de ellos. Y, en cuanto a tus incógnitas, pues solo diré que no lo sé.
Replique haciéndome la tonta, pues si digiera tantas cosas sobre lo que pienso, podría perderme en mis palabras y terminar siendo honesta a más no poder, además, no cabía olvidar, que este era un militar, terminaría dándose cuenta tarde o temprano de quien soy, y probablemente, sea una tragedia tener que lidiar ya desde muy temprano con humanos aborrecibles.

—¡Ja, ja, ja, ja! No me cabe duda, eres casi igualita a él. Te lo presentaré, estoy seguro que se llevarán bien.
Respondió con alegría aquel militar, llamando luego, a su hijo por el nombre de "Akashi"

El niño lo escuchó, y entonces vino hacia nosotros, siendo luego acariciado en la cabeza unos pocos segundos por su padre contento, pero la expresión de Akashi no parecía ser la de alguien feliz.

—Akashi, te presento a...
Señaló entonces con su mirada, volteando a verme esperando mi respuesta.

—Ah, soy Mary.
Sabiamente, use un alias, respondiendo rápidamente.

—Bien, Mary, este es mi querido y extravagante hijo Akashi, del cuál te hablé.
Expreso alegremente.

—¿Y?
Contesto Akashi con cierta tenacidad.

—Eh...¿sucede algo Akashi?
Preguntó aquel militar cuyo nombre aún no sabía.

—Tsk, ya sabes el por que, me vives presentándome a personas que ni siquiera conozco, o que ni siquiera estoy interesado en conocer.
Replicó Akashi, cruelmente.

—Ja, ja, ja, vamos hijo, esta es una persona muy interesante, ¡estoy seguro de eso!
Expreso entonces, sonriente, que, pareciera ya algo fingido.

—Sigh...¿qué tiene ella de igual? No es mas que una pérdida de tiempo.
Respondió entonces, con más fusilamiento.

—Bueno, si eso crees, pues pareciera que tienes miedo a los humanos.
Expresé entonces, cortando la palabra a aquel padre militar sonriente, inquiriendo mientras veía a Akashi fijamente.

—¿Miedo, dices? Tales estupidez como el miedo no es mas que una falla, no sabes nada de mí, la humanidad, como dices, incluyéndote debe desaparecer sin más.
Respondió con firmeza.

—Concuerdo, no hay raza mas aborrecible qué ser humano, la única salvación qué tendría esta execrable raza es la extinción, quizás, de su desaparición, pueda resurgir una mejor vida, o mejor, que quede en la nada.
Respondí entonces, con confianza.

Akashi entonces, me observo con más determinación, al parecer, había conseguido fácilmente su atención.

—¿Cómo has llegado a ese punto?
Pregunto Akashi intrigado.

—Ahí lo ves, no debes tachar a todos los humanos y poner tus ideales sobre lo que piensan, así jamás conocerías a nadie puro.
Replique con firmeza nuevamente, mientras me sentía ciertamente intrigada, conocer a un niño cuya singularidad me era tan igual a mi, al menos, mi día ya no se convertía en ser un día de mierda.

Akashi volteo la mirada estando molesto e incomodado luego de escuchar mi respuesta.

—¡Aja, ja ja, vaya, esto es algo difícil de digerir, ustedes podrían ser muy buenos amigos, de eso no me cabe duda.
Expreso el padre militar, alegre y sonriente.

No obstante, poco después, vino una mujer que pareciera ser la esposa del militar, y madre de Akashi, que había venido en auto, llamando al militar felizmente.

—Oh, es mi amada mujer. Bueno Mary, fue realmente un gusto, espero volver a verte por aquí, ten por seguro que traeré a ese chiquillo loquito, ¡nos vemos!
Expreso entonces el sonriente padre, que lleva a Akashi de la mano.

Asentí despidiéndome amablemente con la cabeza y una pequeña sonrisa, viéndoles irse, y en lo cuál, decidí también irme pero voltee a ver con una inusual sensación, y era tal la sensación, que pude observar a Akashi viéndome de reojo muy seriamente, o quizás curiosamente, tenía una mirada qué era penetrante y muerta, conectaba con mis ojos de igual sintonía en lo cual decidí bajarme el barbijo y sonreírle.
Pude ver, en pocos segundos luego de sonreírle, que este se sonrojo y dejo de mirarme con rapidez.

—Je, je...supongo que la humanidad, después de todo, no me parece tan aborrecible.
Expresé vagamente mientras mantenía la sonrisa.

Mientras pasaban la larga y tedioso día fresco de mañana, quede pensando en aquel niño qué había conocido, olvidando todo mi alrededor mientras me sumergía en el mar de pensamiento abstractos, comenzaba a sentirme algo aliviada de haber conocido a alguien cuyo pensamiento eran similar a los míos, me relajaba mientras suspiraba. Camine entonces, tranquila entre la multitud de personas que, anteriormente me había dirigido a la ciudad central. Aún era de día, mediodía para ser exacta, y había bastante gente yendo y viniendo, el tráfico era alto y la multitud eran demasiadas, quizás por la restricción nueva de la normativa del gobierno, mientras pasaba a lado de alguna qué otra persona, podía oír rumores. Unas decían, que los militares estaban cazando vampiros, que tales vampiros vivían entre los humanos. Otros murmuraban qué los vampiros buscaban vida fuera de lo que vendría ser su raza, y otras afirmaban con total nitidez, que los vampiros estaban siendo cazados, lo cual esto último podía confirmarlo, veía en un televisor gigante de un edificio, unos resultados de que los vampiros en el país estaban siendo cazados en su mayoría, tanto así, que ya casi no quedaban.
Esto, para ser honesta, me aterraba, pues ciertamente, me daba algo de temor de ser yo la siguiente; sin embargo, ¿que era esto de sentir temor a unos humanos débiles? Tales estúpidos jamás podrían dar conmigo, de alguna u otra forma, tal temor desapareció rápidamente al sentirme con un fuerte hambre qué hacía mi estómago rugir, y extrañamente, comenzaba a agobiarme, la ansiedad estaba siendo mi peor enemigo entonces, y estar rodeada de personas me estaba dando náuseas pero también, no podía controlar la hambruna qué tenía. Pensé entonces, que si me dejara llevar, podría ser cazada de inmediato mientas comía, así que decidí tomar el poco control de mí, y alejarme lo más posible, dirigiéndome al barrio donde había hecho la masacre a mi familia, donde sabía que allí, era un lugar donde habitaban personas de gran sabor, que me serviría para el platillo del mediodía.
Entonces, en las pocas horas qué había llegado a ese barrio donde nací, donde me querían adoctrinar, comencé a entrar por casa en casa, matando tan cruelmente y vilmente a cada humano que vivía, esta vez era aún con más vigor y salvajismo, mientras los devoraba hasta dejar simplemente su esqueleto y alguna qué otra tripa tendida por ahí, iba a la siguiente casa, la cual era una familia totalmente egocéntrica e insoportable, los conocía por su mala manía de ser unos estafadores, es entonces dónde me alimente de sus excelentes carnes bien jugosas, más de aquella mujer con grandes piernas y figura sensual, la cual termino siendo víctima de mi hambruna y violencia extrema en cuanto desfiguraba su estúpido rostro lleno de ego, aún así, no se iba. Luego, sin olvidar, comencé a sentirme con más hambre, ciertamente, me dije, me estoy volviendo una glotona, pero solamente di una leve sonrisa siniestra, y comencé a saborear a la siguiente casa. Mientras que los pocos gritos qué rápidamente los silenciaba con mi tenaz fuerza y colmillos, empecé de nuevo a comer, destripando a más y a más cuerpos dejando cada casa como una escena de total salvajismo y canibalismo, la sangre comenzaba a ser protagonista de unas pinturas en las paredes de cada casa asaltada.
Poco después, luego de asaltar más de quince casas de seguido, comenzaron en el barrio a sentir curiosidad por los gritos de agonía qué eran silenciados con rapidez, pues era obvio que no era normal, y que algo sucedía en el barrio, en lo que me apresure a ser más silenciosa, destruyendo por completo tal curiosidad de las personas alertadas. Fue así entonces, donde me pase el mediodía almorzando de aquellas personas errantes, aborrecibles, y disfrutando de sus muertes, de sus cuerpos, y sangre.
Pero, algo en mi comenzaba a recibir más, algo me hacia sentir extraña, lo que me hacia añorar a exigirme más, y así, con ese sentimiento extraño de querer más, ambiciosa fui a por más cuerpos, exterminando sin importarme los gritos de agonía y súplicas de aquellas personas aterradas ante tal ser qué era yo, olvidándome de la Nagisa pensativa, estaba totalmente alterada y distorsionada, mi mente se bloqueo ante todo pensamiento racional y táctico, volviéndome así una maniática de generar escenas turbias, jugando con las presas, sean así unos bebés recién nacidos, comencé a matar y matar, desear más y más, y por consiguiente, sonreír maquiavélicamente ante tales exterminios humanos, quienes oraban en el acto de ser devorados vivos, y otros, donde se podía incluso ver su alma en total locura e infame condena, donde morían con sufrimiento de ser despedazados de todas formas horrendas.
Comencé a escuchar sirenas en las calles, y alguna qué otra organización estratégica policíaca, pero solamente eso me hizo querer más, así que tire como basura a aquel cadáver del cuál me alimentaba de su poca carne, y comencé ignorando las advertencias de los policías, e incluso, sin darme cuenta, había recibido disparos ya que había sido advertido más de 3 veces, violando así su ley, solamente expulse una risa de total demencia, comenzando por matar a cada humano uniformado errante qué veía, algunos perdían la cabeza, otros la mitad de su cuerpo, mientras que los demás aterrados, trataban de huir en la patrulla, pero por su miedo abundante y mala suerte, los alcanzaba con una rapidez inimaginable, cometiendo una explosión a los que huían en las patrullas, para el resultado de aquellos uniformados en conjunto que trataron de detenerme e imponer su execrable ley, terminaron por ser aniquilados de la manera más humillante posible, donde los ciudades qué observaron tal terrorífica escena, comenzaban a cerrar sus puertas o huir, pero de nada servía contra mí, quién había alcanzado cierto punto de vesania.
Luego de unas dos horas, la ciudad donde había nacido, había sido totalmente liquidada, no quedaba nadie de la Greenville 31, para la mala fortuna de los policías, las patrullas qué habían ido, también fueron eliminados.

—Ahh~ Eso fue realmente exquisito.
Expresé tan feliz, lo que era inusual, mientras ya estaba alejada de tal exterminio, en otra ciudad alejada qué gracias a mi velocidad y gran saltos, había llegado.

Me sentía alguien nueva, renovada y fuera de lo que realmente era, mientras sonreía malévolamente, no paraba de sentirme satisfecha, ciertamente, había algo que comenzaba a nacer dentro de mi, y era un deseo tan irresistiblemente imposible de rechazar, lo que hacia mantenerme entonces en este estado vampírico, con los ojos rojos carmesí brillantes, los colmillos notables y filosos, y un particular rostro de siniestra y malvada.
Un pensamiento vago paso por mi mente entonces.

—¿Y si me divierto en este lugar también?
Expresé sonriente, pero luego, negué el hecho de hacerlo, cosa que, estaba comenzando a molestarme de cierto modo tal contradicción.

Mientras caminaba tan benevolente por la zona, que cada persona que me veía, se sorprendía pensando que era alguna clase de cosplay de vampira, pues había olvidado el hecho que tenia toda la sangre de mis víctimas por la ropa, lo que resaltaba mi presencia, y esto, sin duda comenzó a alertar a las personas, llamando a las autoridades. Sin embargo, me mantenía alegre como si nada pasara con una gran sonrisa sádica en el rostro, entonando rareza y miedo a las personas del alrededor.
Había algo en mi que no cuadraba, cierto deseo de ambición, comenzaba a brotar en mi, mi corazón latía tan rápido qué pensaba que me daría algún ataque cardíaco, pues diversos pensamientos viajaban por mi mente mientras que no podía ignorar las variantes de imágenes qué podía ver, a pesar de estar sobria, era como estar en un estado de éxtasis tan sublimemente inverosímil, esto, sin duda alguna, me hacia más loca frente a los humanos, en lo que mi sed de sangre comenzó a ser más evidente.

—Ahh...
Gemí levemente, tal era el placer de solo oler el miedo de las personas, y su rareza al verme.

No podía contenerme, comenzaba a estar en un estado de abstinencia irreversible, no había vuelta atrás y tampoco podía pensar con claridad. Es entonces, cuando ataque a la primera persona que vi, un joven adolescente qué me veía con asombro y lascivia, le otorgue una suave mordida a su cuello, ese pensó, ilusamente, que le estaba filtreando, pero para su mala suerte, el iluso termino muerto en segundos qué separe su cabeza de su cuerpo, bebiendo la sangre qué caía, comencé a devorar lo que había de él.
Muchos ciudadanos gritaban mi nombre, y temor abundaba entonces, luego de ver semejante escena, las personas huían con fervor, lamentablemente, pocas se salvaron, pero las demás, fueron saboreadas por mi paladar imposible de satisfacer. Poco después, la zona se convirtió en una total desierto, solo helicópteros militares se veían, y soldados cerrando toda salida posible, convirtiendo la zona, en un lugar de combate definitivo. Y, también algunos qué otros periodista necios qué pensaban verme caer.

—Ahh, mierda, más hormigas ilusas pensando que podrán hacer algo, ¿son acaso suicidas?
Expresé sádicamente, mientas reía con total vesania.

Entonces, con un ataque organizado, un escuadrón frente mío comenzó a dispararme con toda clase de armamento, sin embargo, nada funcionó. Evadí con eficacia casa disparo, cada granada e incluso tomando ventaja de la situación, comencé con el exterminio de aquellos escuadrones suicidas, sin oportunidad de salvarse, estos buscaban la retirada. Era evidente el nivel, tres escuadrones de élite no podían contra mi, no contaban con suficiente apoyo, lo cual terminaron siendo devorados por mi alocado paladar demente. Convirtiendo las vidas de los pocos que quedaban vivos, en una sentencia de muerte instantánea, su perdición era inevitable, y por supuesto, los ilusos periodistas fueron aniquilados con total brutalidad, con la cámara aún en vivo, sonreí a los televidentes de todo el mundo con una sádica sonrisa.
No obstante, me estremecí de cierta forma inusual, estando en semejante estado de vampira, no podía dejar de sentir un dolor surgir de las profundidades de mi interior, lo cual me llevo a pensar, me cuestione una y otra vez, aborreciendo mi existencia como una total loca, con una insania incontrolable comencé a gritar de agonía y sufrimiento, aún mantenía esa soy sonrisa sádica pero solo en una parte de mi rostro, comencé a llorar del ojo izquierdo sin parar, tirándome al suelo haciéndome daño mientras me golpeaba la cabeza contra el mismo suelo, golpeando mi estómago o demás formas de autolesionarme; pero el dolor se mantenía dentro, por mas que tratase de lidiar con ello, por más que me autolesione, no funcionaba. La tristeza de ese entonces, comenzaba a ser protagonista de tal sacrilegio del cuál estaba sufriendo, sin parar de llorar de un lado, comencé también por el otro ojo, y así perdí la risa sádica la cual llevaba hasta entonces, perdiendo el control desquiciadamente, se mezclaron sentimientos tan imposibles de combatir, de retener, y pensamientos inimaginablemente insoluble de eludir.

—¡Argghh....mierda, mierda!
Expresé furiosa y triste, con las lágrimas aún salir, mis ojos comenzaban a volver a la normalidad, mientras que mis colmillos se hacían aún más chicos, desapareciendo esa forma vampiresa, y logrando abrir mi mente, donde lograba recuperar pensamiento y el control, sin embargo, cierta insania singular se mantenía vigente dentro de mi existencia, lo cual comencé a escuchar voces en mi cabeza, la de un hombre cuya voz gruesa y ligera sonaba como burla hacia a mi, ciertamente, sentía que alguien más estaba aquí conmigo, o quizá solamente era mi subconsciente queriendo atormentarme. Quede unos minutos en suelo, con los ojos secos luego de llorar sin cesar, y una mirada muerta de emoción alguna. Incógnitas flotaban en mi cabeza nebulosa y triste, pero nada me hacia ya sentir esa pequeña felicidad de antes, ahora, solo sentía ganas de vomitar, y por supuesto, morirme de una buena vez por todas, ya que, tales sentimientos de entonces, era como vivir en un completo calvario, el cual ya se estaba transformando en algo más allá de lo que podía manejar, ciertamente, y si soy honesta, esta vil mente me hacia añorar el suicidio, el cual, rápidamente, lo tuve qué ignorar, ya que después de todo, no soy más que una esclava de este mundo insulso, decrépito, y de una singularidad qué hace imposible de lograr acabar con mi  execrable existencia. Esto sin duda, me hacia sentir la peor del mundo, peor que lo humanos, pensaba vagamente. Luego de unas horas de total demencia, me había ido de esa zona tétrica llena de muerte y olor a cadáveres.
Llegando cansada y muerta totalmente, me tire al suelo desplomada, observando el cielo despejado y el sol resplandeciente.

—Ahhh...realmente, esto es algo que ya me sobrepasa...ya no sé que hacer...
Susurre, balbuceando.

Decidí cerrar los ojos, y navegar en mi mente, en busca de una respuesta concreta, pero nada conseguía, solo más y más pura y caliente destrucción y muerte, en mi mente solo habitaban lo catastrófico y tristeza, con un necio deseo oculto queriendo resaltar con su pequeño brillo, pero los más grandes apoderados de allí, eran los mismísimos demonios qué me comían con total facilidad, sucumbiendo a todo tipo de falencia imposible de evitar. Así que, en ese entonces, tirada en aquel césped, donde parecía que era un bosque, me quede tumbada como estrella totalmente agotada.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2021 ⏰

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