X. Nenúfares.

1.2K 142 33
                                    

Las agujas del reloj se mueven lentamente, Harry está seguro de que lo hacen más lento que de costumbre.

Puede ver como los delgados indicadores de hora caen pesadamente al siguiente número según corresponde al segundo posterior, rebotando una vez se asientan, tardando demasiado en seguir su interminable marcha.

Es extraño saber que todo a su alrededor sigue su ritmo impasible, con el estruendo del taller inundándole los oídos sin siquiera poder sacarle de ese bucle atemporal en el que está sumido sin estar completamente consciente de ello.

—¿Cuánto falta para el almuerzo? —pregunta al aire.

Los dedos en su barbilla tamborilean su piel sobre las manchas de grasa que ya tiene regadas por doquier, y no puede evitar suspirar hondamente sin quitar su vista del reloj que se encuentra por encima de él en una pared no tan lejana.

—Exactamente ocho minutos —responde Glenn distraídamente y sin poner mucha atención a cómo Harry deja caer su cabeza entre sus brazos.

—Cielo santo.

—Hace dos minutos que preguntaste por la hora del almuerzo. —Jerry se entromete. —¿Tienes algo importante que debas hacer hoy?

Harry niega, aún cabizbajo.

—No realmente —murmura como si hubiese sufrido una especie de derrota que ahora le deprime de sobremanera.

El aburrimiento parece querer absorber su energía del día presente. Perpetuando a un joven desanimado y enfriándole los sentidos para solamente dejarle ser capaz de soltar enormes bostezos y maldiciones silenciosas que reflejan su queja constante sobre la lentitud del paso del tiempo.

No hay mucho que pueda hacer en el taller debido a que todos parecen ocupar todos los trabajos disponibles, si es que se así se puede referir a todos los pendientes que hay por el lugar tomando en cuenta los vehículos que llevan allí un par de días, y a Harry no le queda mucha opción más que quedarse sentado en un banquillo y esperar impacientemente a que de alguna manera Zayn o algún otro de los muchachos noten que es la hora del almuerzo y le acompañen en esa desolación que para nada es nostálgica y sólo se remonta a la desesperación que a veces le causa la soledad.

La culpa de su inquietud no se le puede atribuir a nadie porque realmente ninguna persona es culpable de ella, y un enésimo resoplido abandona sus labios al mismo tiempo en el que sus pies dejan el repiqueteo molesto que han estado manteniendo contra el suelo por los últimos veinte segundos.

Está a punto de rogar a cualquier deidad existente por una solución instantánea, pero antes de que incluso llegue a pensar en comenzar a formular alguna plegaria decente que se ajuste a sus creencias, su celular suena ruidosamente y su bolsillo trasero del overol se agita ante la vibración que anuncia que una nueva notificación ha llegado de imprevisto hasta su dispositivo móvil.

Piensa dejarlo pasar ya que puede tratarse de una alerta cualquiera que a veces el sistema suele dejarle en molestas advertencias técnicas a las que no les toma mucha importancia, pero el apuro de poder distraerse en cualquier cosa vence a sus intenciones de pasar de alto aquello y su mano tantea la tela sucia de su prenda de trabajo para hallar su teléfono y mirar de qué se trata el nimio alboroto que ha causado al atraer su atención de manera abrupta y, contradictoriamente, apenas perceptible.

La pantalla se enciende. Las letras pequeñas forman palabras provenientes de un contacto que se denomina como uno de los más importantes registrados, y ahora la alegría emerge desbocada hasta contagiar a su rostro en el instante mismo en el que sus hoyuelos se presentan y las nubes del cielo parecen despejarse así como así.

Y es que el motivo es nada más y nada menos, que un mensaje de Louis.

"Hola, Hazz. ¿Ocupado?"

New kisses ✦ larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora