El viento, aquel al que Harry tanto anhela sentir en un figurado sentido en el que la libertad forma parte de una rutina que resulta ser diaria, es insignificante en estos instantes. Frío y apenas llegando a tocar su rostro debido a que el joven simplemente ya no quiere recibir su frescura como antes.
Es un abandono. Un reemplazo en el que ahora unos brazos delgados han tomado posesión entera de sus sentidos al estar apretados en su torso sin mucha presión de por medio. Sintiéndose diferentes a cómo se percibieron en una primera vez en un viaje inicial, mostrando más confianza, más soltura.
Más cariño.
La risa de Louis se mezcla con el viento a medida que avanzan en ráfagas veloces, y le arrebata sin crueldad la atención de Harry.
Le roba a su amigo de siempre y lo convierte en su compañero de paseos para hechizarlo bajo el sol de las mañanas que le afina los pómulos, y los atardeceres templados que le cubren las pestañas cuando le lanza algún coqueteo tierno que descoloca al ojiverde de buena manera cuando ocurre el mismo gesto avergonzado que siempre tiene lugar gracias al florista.
Hoy también están a punto de ver cómo se oculta el sol, quien aún se alza por encima del horizonte en un destello magnífico que les advierte sobre las maravillosas tonalidades que están a punto de pintar el cielo, sin embargo, esta es una ocasión especial.
Se trata de su primera cita, la que los ha llevado a los campos de lavanda que Louis tanto había insistido en visitar juntos, y que ahora lo sienten como un cosquilleo de anticipación que les hace exhalar destellos de luna y sonatas bobaliconas que se juntan entre sí y les hacen soñar con gardenias entre las que pasean libremente tomados de las manos.
Es un respiro que vuela cuál pétalo en la primavera. Sin ataduras y blandiéndose en el aire ante la suave textura que las ondas de sus ilusiones les proporcionan asimilándose a una preciosa cuna.
Harry está inmensamente feliz por ello.
Todo ha sido más fácil desde que sus confesiones fueron hechas. Como si la fluidez de sus emociones por fin hubiera podido concretarse ante tan significativas palabras recitadas para Louis al abrir su corazón para él.
La consideración puesta en el menudo ojiazul incrementa ante cada pensamiento que se le cuela durante el día. Siguiendo con sus visitas inesperadas a la floristería consiguiendo un poco más de tiempo a solas, y dejando ir de a poco bellas oraciones que no hacen más que enternecer al castaño provocando que se le eche a los brazos sin demora al ocultar la cabeza en su cuello mientras le susurra de vuelta sus propios halagos.
Es un inicio justo.
No hay un exacerbamiento equivocado en los pequeños cariños que se otorgan y sin embargo no escasean de pensamientos tiernos que secretamente les acaloran las orejas ante la presencia de tales cursilerías reproduciéndose constantemente en su subconsciente.
El rizado no puede pedir nada más que eso, si es que no deja que su emoción tome control de su cuerpo, y cuando por fin la marcha termina y han llegado a su destino, su corazón encuentra un consuelo en cuanto desmonta su motocicleta junto con Louis y por fin puede ver los ojos del chico después de lo que ha sido un largo trayecto de ida hasta donde su primera cita se acontecerá.
Se retiran los cascos al mismo tiempo y Harry toma ambos para dejarlos en el manubrio de la Harley. Uno a cada lado para que el vehículo no pierda el balance y termine cayéndose en lo que se están ausentes.
—¿No les va a pasar nada? —pregunta Louis por encima de su hombro. —Podemos llevarlos con nosotros si quieres.
Él ríe breve ante la pequeña preocupación de su tono y se gira para ver al florista con una media sonrisa en el rostro.
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New kisses ✦ larry
FanfictionEn el cumpleaños de su madre, Harry sólo quería unas flores para sorprenderla, pero se ha topado con un florista que le da la sonrisa más bella del mundo, y lo único que puede pensar es en cómo se sentirían sus labios contra los suyos en un palpitar...