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Cap.18: ¿Regreso A Casa?... 25/26 Ma. Del 2022... 07:32hrs

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La niña pelo negro comía ignorando la discusión de ambos mayores, el mismo tema de siempre, el ocre reclamando su privación a salir a las calles, siempre debía mantenerse tras las paredes de esa casa sin salir ni a la esquina, incluso habían hecho el rumor de que ni siquiera existía y eso le ha ofendido demasiado.

Cuando el menor se retiró de la cocina se dio por acabada esa discusión, la mujer dio un suspiro pesado, supervisando a la niña para que no se ahogara mientras comía cereal, con el ocre, este se sentó en el sillón murmurando toda maldición existente con enojo, había pasado una semana desde lo dicho por esa peli-turquesa, estaba justo en el punto justo, pero no sentía la necesidad de decir la frase.

Cerró sus ojos un momento con la cabeza alzada como si fuera a mirar al techo, era agotador escuchar esas palabras salientes de la morena, cambiar la identidad de ambos y las edades oficiales fue algo que no se esperó cuando la tauro le explicaba toda la situación.

--Dayana está por venir, saldré a comprar algo, ¿de acuerdo?--avisa mientras agarraba su chaqueta.

--de acuerdo amor, ve con cuidado--miente dando una de sus mejores sonrisas.

--te veo luego.

Le vio irse, algo que agradeció enormemente, no podía soportar demasiado con una sonrisa falsa o fingiendo ser pareja de esa mujer todo el tiempo, llevar doble personalidad empezaba a hartarle desde que recuperó su memoria, lo único que agradecía de recordar era que descansaba más y podía perderse en el mundo de los sueños.

Al poco rato se apareció la menor con un cepillo para peinar, entregándoselo a su progenitor para que le peinara, el ocre sonrió, sentando a la infante sobre sus piernas para empezar a desenredar el cabello de la niña, esta cantaba una canción inventada mientras jugaba con el borde del vestido.

Le hizo una trenza, para que le creciera más el cabello, no era que deseaba que la menor lo tuviera igual de largo que el suyo, solo que a la azabache le gusta tener el pelo de cierto largo, hasta los hombros por ahora, y para cortarle las puntas quemadas debía hacer que le creciera un poco más de ese límite para cortarlo sin recibir quejas de la niña.

--¿Por qué no puede decirte mamá frente a Camila? ¿Y por qué debe decirle mamá a ella?--pregunta mientras se quedaba quieta.

--para que la gente chismosa no diga de esta "anormalidad" que tengo--dice señalando su vientre--. Así tampoco te mirarían feo cuando sales con Camila.

--pero quiere salir más contigo mamá, ¿Por qué no sales con ellas?

--no puedo responderte eso--concluye el ocre terminando de tejer la trenza--, listo, ya estas guapa.

--va, va, va, va, va, va--dice la azabache bajándose de las piernas de su madre--. Pero quele que salgas.

--ya lo hemos hablado, no sigas por ese tema.

La infante asintió sin hacer más preguntas para no incomodar a su madre con ese tema, buscando su peluche para jugar con él y con su progenitor, logrando sacarle a este unas cuantas sonrisas, sabía que era parte de la alegría del mayor, así que no debía de hacer que se pusiera triste, solamente intentar consolarle cuando pasara esas cosas.

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Cierta rubia bufaba mientras limpiaba el desastre que había hecho momentos atrás con unas pinturas que estaban destapadas, que desperdicio, su hermano le miro, pero volvió a lo suyo, hacer su tarea con ayuda de su celular, así aprendía a usarlos a esa edad.

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