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Siento como si hubiese visto el amor
Tu corazón es tan hermoso

Las clases por fin habian terminado, dando comienzo a las tan deseadas vacaciones de verano. Sanemi había ido de infiltrado a la casa del azabache, aprovechando que el abuelo Urokodaki, Makomo y el molesto de Sabito no se iban a encontrar en casa.

Jugaron video juegos, comieron toda la comida de la alacena y vieron películas durante toda la tarde y ya eran pasadas las 10 de la noche, la hora en que el último tren pasaba. El peliblanco reviso el reloj de su teléfono dándose recién cuenta que ya era muy tarde.

— Mierda... — Exclamó con molestia.

— ¿Sucede algo Sanemi?

— El último tren paso hace media hora y no tengo dinero para un taxi, no sé cómo regresar a casa — El peliblanco dejo caer su cabeza en la mesa y después de algunos segundos sintió las suaves caricias del menor, haciéndolo relajar al instante.

Luego de unos minutos de silencio, el azabache había decidido hablar.

— Nemi...

— Dime — Shinazugawa alzo su cabeza de golpe y vio como Giyuu se empezaba a poner nervioso, extrañándolo.

— Este... Yo... ¿Tú? — Empezó a tartamudear, haciendo que el de ojos morados se impacientara.

— No te entiendo, habla bien — Dijo con suavidad, esperando a que su novio se medio calmara.

Escuchó como se aclaraba la garganta y vio como su cara se empezaba a poner roja, no pudo evitar soltar una pequeña risa, que por suerte el contrario no escucho.

— Yo... me preguntaba si tu querías quedarte a dormir... — Habló por fin.

El mayor quedo algo pasmado, y no paso mucho tiempo cuando empezó a sonrojarse y a ponerse nervioso. Era la primera vez que dormirían juntos.

— Claro, ¿Por qué no? — Respondió sin más.

— E-Entonces vamos a dormir, ya me dio sueño — Dirigió su mirada al suelo.

Y como siempre, Sanemi no pudo evitar sonreír por lo tierno que se veía.

Y ahí se encontraba el Shinazugawa mayor, viéndose al espejo y posando junto con la ropa que su pareja le había dado, se veía muy gracioso, primero que nada, la ropa le quedaba muy pequeña y por ende apretada

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Y ahí se encontraba el Shinazugawa mayor, viéndose al espejo y posando junto con la ropa que su pareja le había dado, se veía muy gracioso, primero que nada, la ropa le quedaba muy pequeña y por ende apretada. Y segundo, el estampado principal de la camiseta y pantaloneta eran gatos, gatos muy graciosos cabe aclarar. Se vio una última vez en el espejo antes de salir al cuarto de Giyuu. Una vez ahí vio al azabache arreglando la cama, despacio se acercó y lo abrazo por la espada.

— ¿Qué pasa? ¿Ya tienes sueño? — Sanemi asintió con pereza, mientras que sintió como el menor se daba la vuelta para corresponderle el abrazo.

Muchos estarán de acuerdo de que, si ven al albino siendo tan cariñoso y mimoso, estarían muy confundidos e incluso pensarían que el fin del mundo está muy cerca, pero, en fin, Shinazugawa Sanemi cerca de Giyuu, no era más que una masita llena de amor que dar y que siempre exigía mimos, besos y abrazos.

Ambos como pudieron se acostaron en la cama aún abrazados, se acobijaron y tan pronto se habian acomodado mejor, sintió los suaves labios de Tomioka en su boca y luego en su frente.

— Te quiero... Te quiero mucho Nemi — Dijo el azabache mientras escondía su carita en su pecho.

— Yo también te quiero, Giyuu — Respondió tiempo después.

Ambos se miraron y volvieron a besarse. No pararon de besarse, solo hasta que el albino rompió el beso y vio la cara de su amado, su corazón se derritió de amor, empezó a dejar muchos besos en la frente, mejillas y cuello del contrario.

— Hoy estas muy mimoso — Dijo el de ojos azules mientras reía de las cosquillas que causaba el albino al besar su cuello.

— Hmmm... ¿No te gusta? — Levanto su vista a los zafiros y sonrió.

El azabache negó — No, de hecho, me gusta mucho que me des mimos y besitos — Sonrió y Sanemi creyó haber visto un ángel, no era tan común que el azabache sonriera y la mayoría de las veces solo le sonreía a él, eso lo llenaba de mucho orgullo.

El albino oculto su rostro sonrojado en el hueco del cuello del menor, estaba demasiado feliz. Amaba a Tomioka Giyuu, de eso no cabe duda. Daria todo lo que fuera para proteger esa sonrisa y verla todo el tiempo.

Sanemi ese dia se prometió cuidar de la felicidad de Giyuu.

Tomatito.

✦⭒『Hello, sunset』⭒✦ SaneGiyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora