Capítulo seis

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Dejé que Jungkook se cambiara por ropa cómoda y yo me quedé en su cama viendo las estrellas fosforescentes que le había pegado en su habitación el año pasado, a mí no me disgustaba la oscuridad, pero tampoco le amaba, así que me pareció buena idea pegarle de las mismas estrellas que pegué en mi habitación a la de Jungkook, y fue como mi marca especial para él, por eso se tatuó una pequeña estrella. Cuando se abrió la puerta, lo vi ya con una camiseta negra holgada y unos pantalones de algodón cortos con su cabello un poco mojado, no se demoró mucho en acostarse a mi lado y entretenerse en su teléfono.

Yo estaba enojada por meterse en problemas, porque había sido suspendido y yo tendría que ir sola a la escuela durante una semana completa. Le volví a ignorar y me quedé mirando las estrellas nuevamente hasta que mi teléfono sonó.

—¿Sí? —contesté sin siquiera mirar la pantalla.

—¡Sirenita! ¿Cómo estás?

—¿Hobi? —pregunté, separando mi teléfono de mi oreja para ver el nombre en la pantalla para corroborar, ganándome una mirada confusa de Kook—, hola, lo siento, conteste sin ver, estoy bien, ¿qué tal tú?

—Bieeeen, un poco aburrido por la universidad, extrañando tu belleza sobrenatural y todo eso —me dice, haciendo que mis mejillas se sonrojen, y agradecí mentalmente que no me viera, miré de reojo a Jungkook que frunció el ceño, mirándome.

—No es gracioso —le respondí, haciéndole reír un poco.

—A que te sonrojaste —me dice y podía sentir la sonrisa.

—Lo que sea, ¿no tienes amigos a quien molestar por allá?

—No, ya los molesté, era turno de molestarte, sirenita.

—Dios, ¿en serio? —reí—, lo siento, Hobi, la verdad es que no estoy de humor, hoy tuve un día complicado.

—¿En serio?, ¿qué pasó?

—Sólo un imbécil malnacido me sacó de mis cabales —le respondí mirando al imbécil malnacido.

—¡Esa puta boca! —me recriminó Jungkook con un bufido.

—¿Estás con alguien? —la voz de Hobi suena un poco sorprendida.

—Mi mejor amigo, tiene un toc con que diga groserías, lo siento —le explico, Jungkook rueda los ojos antes de darme la espalda.

—Oh, pero él fue más grosero —me dice, haciéndome reír.

—Sí, pero él es así, un niño tonto —dije alto para que oyera y lo oí gruñir como perro.

—Ya veo, creo que debo irme, ¿hablamos luego?

—Claro. Hasta después, Hobi, ten una linda tarde.

—Tú igual, sirenita, hasta después —me cuelga y yo suelto mi teléfono.

¿Qué hago aquí?, me pregunté, Jungkook no tenía ganas de hablar y yo tenía ganas de verme un drama, así que me levanté y gateé hasta el final de la cama, empecé a buscar mis zapatos y mi maleta. Jungkook dejó de ver el teléfono para verme con el ceño fruncido y sentándose en la cama rápidamente.

—¿Para dónde coños vas? —me pregunta, haciéndome poner los ojos en blanco.

—A mi casa, ¿por qué? —le pregunté, metiendo mi celular en la maleta.

—¿No te quedarás?

—¿Para qué? Ni siquiera me das atención y quiero verme mis dramas televisivos que tú tanto odias —respondí, abriendo la puerta.

—¿No puedes verlos aquí? —me mira con ojitos de perro mojado en medio de su cara magullada.

—Ah, no, esa carita no, Jeon Jungkook —gruñí y él empieza a hacer un puchero—, ¿por qué no quieres que me vaya? Si estaban tan feliz dándome la espalda.

—Porque estabas hablando un idiota, pensé que querías privacidad —me responde con un puchero en sus labios.

—Te odio —le dije, quitándome los zapatos y tirando mi maleta a donde estaba nuevamente, él sonríe, pasándome el control remoto de su televisor—. Es en serio, te odio.

—Sí, sí. Pon tu drama —él apaga su teléfono y me mira atentamente.

Me volví a subir a la cama y busqué en Netflix el drama que me estaba viendo, apenas le di reproducir, acomodé las almohadas y me dispuse a verla. Jungkook, me imitó, y debía felicitar por haber durado despierto un capítulo entero, apenas pasé al segundo, Kook ya se había aferrado a mi cintura y se había dormido en mi pecho. Definitivamente era su día de niño consentido. Le acaricié su cabello por inercia y me ensimismé aún más en mi serie, me faltaban alrededor de ocho capítulos para acabarla y cada vez se ponía más interesante.

—Mmmh —Jungkook se removió a mi lado luego de un par de capítulos, aproveché para soltarme e ir a su cocina a servirme algo de líquido. No me demoré mucho, pero cuando subí, Jungkook y yo chocamos en la puerta—, ¿dónde estabas?

—¿En la cocina? Qué más da, déjame seguir viendo mi serie —lo pasé y me acosté en la cama para darle play, apenas eran las cinco de la tarde y mi madre seguro llegaría a las siete como siempre, y la madre de Kook a las ocho.

—Pensé que habías ido —me dice, sin volver a la cama.

—Ya, siempre me despido —bufé, sin despegar mi vista del televisor.

—No me asustes así —me dice en un suspiro.

—¿Por qué hoy estás tan cariñoso y dependiente emocionalmente? No, hoy estás con las emociones a flor de piel, te peleaste con alguien tontamente —le digo, pausando mi serie—. ¿Ha pasado algo de lo que no me haya enterado?

—No...

—Sabes que me lo dirás tarde o temprano —bufé—, ahora mueve tu culo aquí, me da incomodidad no verte cómodo.

—¡Esa boca! —me gruñe, volviendo a mi lado.

—Sí, sí, lo que sea —le quité importancia—. En este capítulo se casarán así que calla, por fa.

Para mi mala suerte, mi teléfono empieza a sonar, le hice un puchero a Kook y se paró para sacarlo de la maleta para luego dármelo a mí. Vi que era mi madre así que contesté rápidamente con el corazón en la mano.

—¿Mamá? ¿Estás bien? —le pregunté preocupada, era raro que mamá me llamara así de la nada.

—Lo estoy, hija, sólo era para decir que quizá no llegue esta noche —su voz suena nerviosa—, acabaré unos trabajos y luego saldré con unas amigas...

—Ah... sí, dale, no te preocupes por mí, mamá, diviértete.

—Gracias, hija, no olvides cenar.

—Sí, señora —contesté para luego colgar, Kook me miró curioso.

—¿Qué ha pasado?

—Que no vendrá a casa hoy, eso. A las siete me paso a mi casa para cambiarme, quiero acabarme el drama aquí.

—Por mí, bien —me responde con una pequeña, minúscula, sonrisa. 

Ceiling stars | Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora