¡A D V E R T E N C I A:
contenido +18!
Ya en la noche, había vuelto a la habitación de Kook, hacía un frío terrible así que me sentí totalmente cómoda entre los brazos de él y la cobija encima. Mi espalda estaba pegada a su pecho, usaba de almohada uno de sus brazos, el otro lo tenía sobre mi cintura, y su rostro estaba entre mi nuca y mi hombro. Me sentía tan cómoda y relajada, que caí dormida casi que de inmediato.
A la mañana siguiente no me despertó la alarma, y hubiera deseado que eso fuera lo que me levantó.
Yo sabía que Kook tenía erecciones matutinas, lo sabía y me daba igual porque no siempre despertábamos abrazados, así que no me incomodaba, era algo que él no podía controlar y no tenía morbo alguno.
Pero hoy, ahora mismo, con un poco de luz del cielo, seguíamos abrazados como nos dormimos, y sentía su erección en mi trasero, era durísimo y yo me estaba sonrojando, mi cara ardía de vergüenza a más no poder, ¿por qué demonios Jungkook no me soltaba?
Lo sentí removerse un poco, y tuve que reprimir un gemido, ¿qué mierdas? ¿por qué me sentía tan afectada por sentirlo? No tenía una vida sexual que me hiciera débil a ello, ¡no tenía vida sexual! Así que ¿por qué me estaba matando de ansiedad sentirlo? Empecé a sentir una palpitación en mi zona íntima, y mi cerebro me gritó que saliera de ahí rápidamente.
Traté de soltarme de su agarre, pero él gruñó entre sueños y no me dejó soltarme. Quería llorar, no sólo por incomodidad, sino por la maldita necesidad que sentía en mi centro de sentir placer. No era tonta, sabía qué era el sexo y todo eso, mamá me había dado una charla meses atrás al ver que no me despegaba de Jungkook, los primeros días me había sentido un poco cohibida con él, pero luego todo volvió a la normalidad porque no me veía teniendo sexo con él, hasta ahora, a esta hora de la madrugada, y las ganas de calmar el dolor de necesidad era terrible. Demonios, necesitaba irme a mi habitación y descubrir como calmar lo que me estaba pasando a mí.
—Kook, suéltame, debo irme —le pedí, tratando de que la voz no me temblara, sin embargo, él no me hizo caso, quizá porque seguía dormido—. Jungkook, suéltame.
—Mmm —él aflojó el agarre y descansé al no sentir su erección tan presionada a mi cuerpo—. No te vayas —balbuceó entre sueños—, te necesito... no te vayas...
—Aish, niño tonto —murmuré, dividida entre irme o quedarme. Siento que Jungkook sabía que las palabras mágicas para tenerme a su merced eran "te necesito", me las decía siempre que peleábamos fuertemente o momentos inconscientes como este. Suspiré y me desenvolví de sus brazos, sin embargo, me quedé en la cama, mirando hacia el techo, cerrando los ojos y rogando porque se me pasara el calor y cachondeo que sentía. Pero Jungkook se me pegó, metiendo su rostro en su lugar favorito, echándome la pierna y un brazo por la cintura. Si bien, el que metiera su rostro en el espacio de mi nuca y hombro no me había prendido jamás, ahora me ponía el doble de peor con su erección contra mi pierna. Cuando sentí su nariz y su respiración caliente en mi nuca no pude evitar gemir, me tapé la boca rápidamente, con mis mejillas ardiendo a más no poder. Quería llorar de impotencia, necesitaba calmar la necesidad y palpitaciones que había en mi centro—. Jungkook, que de verdad necesito irme —supliqué en un hilo de voz.
—No, yo te necesito —murmuró nuevamente desde mi cuello y yo estaba a nada de retorcerme de necesidad y placer—... eres mía... te necesito...
Estaba a nada, en serio, a nada de llorar al ver que él no planeaba soltarme, estaba tan cachonda que dolía. Él se removía inconscientemente y yo ya no podía evitar retener los pequeños gemidos que se me escapaban a pesar de tener una mano contra mi boca. Hasta que sentí que la respiración de Jungkook ya no era tan lenta y calmada, sino que un poco rápida, aun así, seguía con su rostro en mi nuca. Demonios, iba a matarlo cuando se despertara. El gemido que brotó de mis labios cuando sus labios estaban sobre mi hombro fue una sorpresa para mí como la vergüenza que sentí, dios mío bendito, ¿qué me estaba pasando? Yo definitivamente quería que se despertara, pero ya no sabía si quería que calmara la necesidad que sentía o para gritarle que se alejara de mí ahora mismo. Empecé a estremecerme cuando sentí su mano bajando y subiendo suavemente por mi cintura y cadera, esto ya era un infierno de por sí, y entonces siento un camino de besos de mi hombro hasta mi nuca, que cada vez parecían subir más hasta mi lóbulo de la oreja.
—Ju-jungkook, por favor, de-detente —tartamudeé, cautiva del placer que me estaba recorriendo.
—Definitivamente, eres un caso, ¿cómo se te ocurre gemirme al oído? —me recrimina con su voz ronca de recién levantado, nunca había sonado tan sensual como ahora.
—N-no lo hice con intenci-ción —respondí sintiendo aún su mano acariciarme.
—Ya, seguro que no —suspira, sentí como se iba a separar de mí y me entró un terror fuertísimo, no quería que se alejara de mí, definitivamente quería que él me calmara todo el cuerpo con más de lo que estaba haciendo.
—¡No! —supliqué, realmente sin saber qué estaba haciendo.
—¿No? —su voz era incrédula.
—Si-sigue, por favor —pedí, necesitada, quería que de verdad calmara esto, yo no sabría calmarlo por mí misma.
—Dios mío, Yeolbi, no, no sabes lo que dices, tú... —no lo dejé acabar porque tomé su rostro con ambas manos y lo besé, malditamente necesitada, en menos de diez segundos sentí como se rindió ante mi beso, subiéndose encima de mí y yo sólo quería tenerlo. Cuando nos separamos él lamió sus labios antes de hablar, haciéndome sentir ganas de besarlo de nuevo—. ¿Entiendes qué me estás pidiendo?
—Sí, p-por favor, Jungkookie —pedí con necesidad. Y él volvió a besarme, casi tan necesitado como yo, mordiéndome levemente el labio al separarse, para empezar a besarme la clavícula.
—Levántate un poco de la cama y extiende tus brazos hacia arriba —ordenó en voz baja, y yo hice lo que me pidió, empezó a subirme la camisa hasta quitármela, repartiendo besos en todo mi pecho y abdomen. Con una mano empezó a soltarme el mi sujetador de la parte trasera, casi que con habilidad, y yo inexpertamente metí mis manos por debajo de su camiseta queriendo tocarlo más. Con un gruñido se deshizo de mi sujetador y aprovechó para quitarse su camiseta, me besó nuevamente para luego dejar un camino de besos desde mi quijada, bajando por mi nuca y en medio de mis senos, mis manos inmediatamente se enredaron en su cabello y por cada vez que lograba estremecerme, le jalaba este, y eso parecía gustarle. Con sus dedos empezó a bajarme los pantalones cortos de mi pijama sin dejar de besar encima de mis pantys. Yo ya no podía evitar gemir, llevada de placer. Me arqueé cuando sentí que me besó en un punto realmente sensible de mi centro y sentí como él se quitó velozmente su pantalón, quedándonos así los dos con solo una prenda. Cuando subió nuevamente a mi boca, sentí su erección muchísimo más dura restregándose suevamente contra la mía.
—Te necesito, dios, calma esto, Jun-jungkookie —gemí, realmente desesperada.
—No habrá vuelta atrás una vez lo hagamos, Yeolbi —me dice sobre mis labios y yo asentí—. Mírame a los ojos y repítelo.
—No habrá vuelta atrás una vez lo hagamos —repetí tal y como pidió, consiguiendo que me bese de nuevo, con sus manos se deshizo de las dos últimas prendas que quedaban sobre nuestros cuerpos.
—Dime cuando te duela o cuando quieras que pare —me dice contra mi nuca y yo asiento. Él empezó a entrar y yo me estaba deshaciendo de placer, hasta que empezó a doler, quizá él notó mi rostro compungido por el dolor y se detuvo—. Tienes que decirme si quieres parar —me dice en un jadeo.
—No quiero que pares —gruñí y sentí la sonrisa que puso contra mi piel. Siguió moviéndose adentro mío lentamente, varias veces hasta que el dolor empezó a remplazarse por placer—. Más rápido —pedí, entre gemidos—, Jungkook, más rápido.
—Tus deseos son ordenes —me besó, haciendo lo que le pedí, si no fuera por su beso estaría gritando—. Aunque mi madre no esté, no grites, los vecinos pueden oírnos —murmulla contra mi oído. Su madre había salido anoche antes de que yo llegara a su habitación nuevamente por cosas del divorcio que enfrentaba con el padre de Jungkook.
—Tan sólo... no p-pares —pedí, en lo que yo llamaba máximo placer.
—No pensaba hacerlo —gruñe, besándome nuevamente. Una de sus manos empezó a jugar con uno de mis pezones y eso hacía que me sintiera mucho más excitada. Sentía el climax cada vez más y más cerca—. Vamos, córrete, no lo reprimas —ordenó, mordisqueando mi lóbulo derecho. Casi como si mi cuerpo solo le siguiera a él, me corrí. Mi pecho empezó a subir y bajar agitadamente, y unas embestidas después sentí como se corría dentro mío. Sin embargo, logró hacer que quedara encima de él—. Me quiero quedar un poco más dentro de ti, porque te sientes exquisitamente bien —dice, mientras yo me acomodo sobre su pecho, sintiéndome tan malditamente satisfecha y feliz.
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Ceiling stars | Jeon Jungkook
FanficMoon Yeolbi y Jeon Jungkook han sido mejores amigos desde hace dos años, a Yeolbi nunca le importó sus tatuajes, ni su mal carácter, ni que sea el más temido de la escuela, y a Jungkook no le molestaba verla revolotear a su alrededor, ni defenderla...