3.

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S.S Kengan.




Unos minutos antes de que Jerry hiciera su alboroto y pusiera sus ojos encima de Hanayama Kaoru, arriba, en el segundo piso del barco, había un alboroto mucho más grande, muchedumbre de personas estaban haciendo un caos apostar sobre quienes serán los últimos finalistas de esta preliminar.

—¡Hagan sus apuestas!, ¡háganlas aquí!, ¡apuesten sobre quienes serán los últimos ganadores!—vociferaba alguien.—¡Oh, ahí va otro descalificado!

Todos estaban eufóricos, algunos llenos de desesperación, otros angusiados y estaban aquellos que solo adivinaba al azar quien ganaría.

—¡No, ese era mi peleador!

—¡Maldición!, ¡como sea, 5,000 a Ohma!

—¡Apuesto 9,000 al anciano ese, Gouki!

—¡4,000 para Rihito!

—¡Aquí, 6,000 a Rihito!

—¡Carajo, debo recuperar el dinero de la entrada al torneo!

—¡Mierda!, ¡perdió el tipo por el que aposté!

—¡7,000 a Hassad!

Era una pelea para ver quien ganaba o quien no. Rin observaba a estas personas vueltas locas apostando, veían las reacciones de algunos y le resultaba un poco divertido, se le ocurrió la gran idea de sugerirle a Yamashita apostar también.

—Sr. Yamashita, ¿no desea apostar?

—¿Ah?, ¿apostar?

—¡Si!, puede apostar por quienes, o quien, tal vez sea uno de los ganadores de este combate.—respondió.—Debe ser muy cuidadoso.

—Oh, bueno...—dudo por unos segundos.—¿Deberíamos señorita Kaede?

—No estaría mal que tenga un golpe de suerte.—dijo.—En una apuesta todo puede pasar. Y viendo que usted no es tan suertudo, sin ofender.

—¡Agh!, ¡caray!, casi se me olvida que estoy en bancarrota.—exclamó.

—¡Pero Sr. Yamashita!—se posición detrás de él, Rin.—¡No debería ser tan pesimista!, ¡está podría ser una gran oportunidad también!

—Y es también una gran oportunidad para meternos en un lío.—espetó Kaede.

—No hay nada malo en probar.—insistió mientras miraba mal a la rubia.

Kaede bufo por lo bajo.

—Sr. Yamashita, si usted está tan seguro de sí mismo, puede hacerlo. Sin embargo, no me hago responsable de cualquier conflicto económico que haga.—miro penetrante a Rin, dejando en claro que sería ella la que se ocuparía.

—B-bueno, si voy a apostar, claro que será por Ohma, pero quiero ver a los demás luchadores.—dijo, acercándose a la ventana.—Ese viejo sonriente me llamó la atención, tal vez debería apostar por él también.—pensó.—Veamos...

Yamashita puso sus ojos sobre todos los peleadores, veía como se golpeaban sin compasión y brutalmente, podía ver dientes volar por los aires con algo de sangre. Esto es a lo que se llamaría una pelea de perros.

Torneo Kengan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora