2.

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Preliminares







El barco de aniquilación, aquí se darán a cabo las preliminares para los siguientes puestos vacantes en el torneo Kengan. Ohma ya se sospechaba esto, la situación era acorde a sus sospechas, los empresarios arriba y todos los luchadores abajo, encerrados en ese gran sitio como si fuese una jaula llena de perros rabiosos dispuestos a arrancarse la carne y triturar sus huesos. El pelinegro sabe de antemano que todos los presentes han notado esto.

Ohma no era el único en está situación, Hanayama, que estaba parado en medio de todos estos fortachones, mantenía su semblante serio sin pensar mucho en todo esto, sabe muy bien lo que sucederá a continuación, no será nada nuevo después de todo. Shiba miraba a su jefe desde arriba, con el ceño fruncido.

—Es obvio lo que planean.—pronunció.—Piensan eliminar a los restantes aquí.

—Sin duda alguna.—dijo Shimizu jiro.—Dudo que Hanyama vaya a perder.

Una risa irónica salió de los labios de Shiba.

—Ninguno de los holgazanes que están ahí pueden con el jefe.—expreso con orgullo.—... Aunque, si nos fijamos bien, por un lado está ese larateka, Orochi Katsumi, haya está Gouki Shibukawa y por último, Ohma Tokita.

Shiba no pudo evitar sonreír nostálgico al ver a Ohma, las zonas de su cuerpo que fueron golpeadas por ese muchacho hace casi un año atrás sintieron un cosquilleo.

Doppo por su parte no se preocupaba en nada por Katsumi, sabía que todo estaría bien pero lo más seguro es que lo subestimen por la falta de uno de sus brazos, la leyenda del karate podía sentir desde ahí como algunos, por no decir la mayoría, pusieron sus ojos encima de su hijo como si fuese la única chica en un salón de chicos.

Estoy un poco celoso. Me gustaría estar en mis años de juventud y enfrentarme en este torneo.—apreto sus puños.—Pero quiero ver a mi hijo triunfar. Katsumi, muestrales tu talento a todos.

En otro lado del barco, Yamashita estaba asombrado por la cantidad de peleadores que había, su mirada era semejante a la de un niño pequeño en una tienda de juguetes, no podía parar de expresar su asombro y junto a él Kushida Rin estaba seguiendo sus palabras de forma desvergonzada.

—¡Increíble, son muchos peleadores!—exclamó Yamashita.

—Sin duda son muchos.—rió.

—¡Ah, mira a ese tipo, se ve muy intimidante!, ¡y mira a ese otro!, ¡es enorme!, ¡y tiene muchas cicatrices en su cara!

—Si, son demasiadas. Tiene bonitos ojos también.

—¡Hey, miren, ahí está Ohma!, se ve muy tranquilo...

—Ustedes, ¿podrían parar de avergonzarse?—comentó Kaede. Chasqueo su labios.—Todos los están mirando. Están haciendo el ridículo.

—Oh, vamos, Sr. Akiyama, no todos los días tienes la oportunidad de estar en cosas así.—dijo alegre Yamashita.

—Déjela, Sr. Yamashita.—Rin se acercó a su oreja y susurro:—Seguro sigue enfadada por lo del Sr. Nogi.

—Ah, ¿tú crees?

Ella asintió. Kaede se puso roja de la vergüenza y ira.

Torneo Kengan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora