Capitulo 1 | Me lo agradecerás luego.

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—De nuevo con ese pincel en la mano —Clara, la nueva novia de papá, entró a mi habitación inesperadamente. Observó el dibujo que había comenzado minutos atrás y sonrió levemente. Era una mujer agradable, e incluso siempre intentaba darnos su mejor versión—. Un chico ha venido a buscarte.

—Gracias —agradecí sonriendo con simpatía. Cerró detrás de ella y levanté mi cuerpo de la cama, lo recogí todo y me observé en el espejo por última vez, dejando mi oscuro pelo libre y totalmente peinado.

—Ponte algo de ropa, vamos a salir con los chicos —sentenció Simón, el cuál se encontraba en el marco de la puerta con el teléfono en sus manos. En ningún momento su mirada se dirigió hacía mí por lo que carraspeé mínimamente.

—Estoy vestida —respondí, y al fin su mirada se enfocó en mí. Inspeccionó todo mi atuendo poniéndome bastante nerviosa. Su mirada me desconcertó e incluso llegó a hacerme sentir incómoda. Me crucé de brazos y me enderecé.

—Pués mueve el culo —volvió a mirar su teléfono y salió, sin esperar mi compañía. Suspiré, acostumbrada de su comportamiento el cuál estuvo tomando estos días, simplemente lo seguí hasta el marco de la puerta.

—¡Papá! ¡Voy a salir! —grité alto para qué su oido pudiera escuchar mi voz. Recibí una afirmación de su parte y salí.

Iríamos en el coche de Simón, sus amigos estaban en la parte trasera, al menos dejó un lugar para mí a su lado.

—Hola, chicos —saludé con la sonrisa que me caracterizaba, mientras entraba y me sentaba en el asiento delantero.

—Ciao bello —el primero en saludar fue Luca, su acento italiano era una maravilla.

—Gema, qué hay —choqué puños con Daniel. Fue una de las primeras personas qué consiguió hablar conmigo a pesar de mi timidez y miedo a socializar con el mundo.

—¿Dónde está Max? —cuestioné al rodear mi mirada por todo el coche y no encontrar su cuerpo.

—No quiso venir, decía que tenía trabajos qué hacer —interrumpió por primera vez Simón mientras soltaba el teléfono y arrancaba el motor.

¿Qué tanto mirará ahí qué no le quita ojo desde qué lo vi?

—¿Dónde me lleváis? —pregunté intrigada mirando el paisaje por la ventana.

—Pues a comer, ya te lo he dicho antes de salir —contestó Simón sin apartar su mirada de la carretera. Su voz sonó seca y fría, arrugué las cejas y suspiré.

—Yo...no, no me refería a eso —murmuré, teniendo la mirada fija en mis desnudos muslos. Jugueteé con mis manos mientras tanto.

Noté una pequeña vibración cuándo su móvil sonó y la pantalla se encendió, alguien le había enviado un mensaje. Quise estirar mi brazo, quise saber quién fue, pero simplemente elevé mi mirada hacía él.

—¿Quieres qué lo vea o...? —pregunté despacio, pero fui interrumpida por su voz.

—No —me contestó de nuevo con ese tono de voz tan frío. Asentí confundida, y volví a concentrarme en mis manos.

Llegamos a un restaurante, había venido varías veces aquí, no sólo con Simón, también con Alec, mi hermano mayor, e incluso mi padre. No me sorprendía que nos trajera a este lugar. Todos bajamos del coche, Simón entró sin esperar a nadie. Me estaba preocupando su comportamiento.

—Tranquila, Gema —una voz hizo qué me sobresaltara, Daniel se detuvo a mi lado sonriendo un poco para conseguir despreocuparme—. Es un rarito la mayoría de su tiempo —eso no me calmaba en absoluto.

DAMON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora