Capítulo Primero

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– Oe, Ryu...

– Si, Yuu...

– Dime que lo que acabo de ver no fue mi imaginación.

– Creo que vi lo mismo.

– ¿Puede ser que esté soñando?

Sugirió el capitán más para sí mismo que los demás.

Y es que nadie entendía lo que acababa de pasar, lo que parecia ser una mancha negra en el techo del gimnasio que aprentaba ser suciedad y no llamaba la atención, aumento su tamaño velozmente hasta convertirse en un agujero con oscilaciones, del cual una chica, la cual ahora se encontraba desmayada en el suelo mientras era observada por los presentes, había caído.

Todos estaban petrificados, ¿qué hacer en una situación tan extraña e inusual? Lo más preciso era quedarte escéptico y pensar que estabas soñando.

El primero en realizar un movimiento fue Tsukishima, quien se acercó cautelosamente a la figura inconsciente, después de todo al parecer nadie más lo haría por el estado de shock.

– Oye...

Con su pie movió ligeramente el cuerpo de aquella chica, no creía en estas cosas pero lógicamente no le encontraba una respuesta, y por decirlo de otra forma no creía que estuviera lo suficientemente loco como para alucinar, aún no o no al punto de sus compañeros y estar soñando tampoco era una opción.

Pero en ese momento dudaba si lo que vio era la realidad o producto de su imaginación.

– ¡Oye! – elevo un poco más el tono de su voz con el fin de despertar a la desconocida, consiguiendo como resultado un leve movimiento.

Del mismo modo logrando que los demás presentes salgan de su ensoñación y el entrenador se acercara, pero antes de siquiera mover a su estudiante de donde estaba, se congeló en su lugar.

– ¡Tsukki!

El rubio dio un vistazo a sus compañeros, observando las miradas de terror en sus rostros. De un momento a otro sintió algo frío rozar su cuello y sus manos sostenidas firmemente en su espalda, volteo los ojos para observar quien sostenía lo que suponía era un arma, viendo a la chica que anteriormente se encontraba en el suelo.

– No te muevas. – le susurró.

A pesar de que su voz era suave y dulce, esta no flaqueaba, era firme.

"¿Dónde estoy?" se preguntó a sí misma intentando despabilar.

La peliazul se cuestionó mientras miraba disimuladamente a su alrededor intentando averiguar dónde había llegado a parar, todo eso sin soltar al chico frente a ella. Techo y paredes altas en tono naranja, ventanales rectangulares a lo largo del lugar, piso resbaladizo con franjas blancas, una cancha, cestas metalicas con balones y otros artículos, una pequeña superficie parecida a una terraza con barandas, de la cual un cartel negro era sostenido, era de noche y había árboles afuera.

Varios adolescentes frente a ella que aparentaban de su edad, exceptuando a dos hombres adultos, todos con ropa deportiva, pero sin ningún objeto que los identificara como pertenecientes a alguna aldea, suspiró cansada, necesitaba más información.

Extorsión, manipulación, chantaje y muchos otros métodos más se le habían inculcado como ninja, más no le gustaba hacer uso de estos, pero no sabía si la gente frente a ella eran aliados o enemigos, y sobre todo la rebasaban en número.

–¿Quiénes son ustedes? – cuestionó reforzando el agarre en el chico, provocando que este soltara un leve quejido, exaltando a los demás.

Se dirigió al hombre de chaqueta roja y pelo rubio, quien parecía ser su líder.

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