Capítulo Sexto

616 31 20
                                    

– Entonces, ¿qué piensas?

Hinata debatió por un momento, observó a los chicos que tenían ojitos de cachorro.

– Dijeron que no habría problema si asistías.

Hinata se removió en su lugar tratando de ignorar a quienes tenía enfrente, más solo pudo soltar un suspiro de derrota.

– E-Esta bien.

– ¡Si! – Celebraron.

– Con Yachi pasaremos a recogerte.

– Te gustará.

Le dijo Daichi, ella asintió animada.

– Ya verás qué geniales son, y la ciudad también.

Ella volvió a asentir, pero esta vez a Asahi.

...

– Oye Hinata, ¿puedo acompañarte?

La Hyūga observó al pelinegro, quien reconoció como Kageyama.

– S-Si, no hay problema Kageyama-Kun.

Ambos se encaminaron al departamento de la oji-luna.

‐ E-Entonces... ¿Eres algo así como una princesa?

Hinata se sonrojo. Recordó que les había platicado un poco más sobre su familia en la merienda.

– P-Pues... no estoy segura.

Dijo riendo suavemente.

"Definitivamente su risa es un diez", pensó Kageyama, quien sintió sus mejillas levemente calientes.

– ¿Quieres?

Él le extendió una cajita de leche.

(N/A: ¡LE ESTÁ DANDO LA CAJITA DE LECHE! ¡SU PRECIADA CAJITA DE LECHE! ¿¡ENTIENDEN!? JAJA)

– ¿Estás seguro? Es tu favorito.

El le asintió sorprendido de que supiera de que le gustaba aquello, pensaba que no le prestaba atención. Ella lo tomó suavemente, provocando un escalofrío en el pelinegro cuando sus manos rozaron.

Sin decir nada más, ambos continuaron su camino.

...

Hinata observó el pequeño bolso sobre su cama, noto que le hacía falta pasta dental y una que otra cosa.

Tomó las llaves del departamento y se encaminó a la tienda 24/7.

¿Con qué pagaría? Sencillo, ella al llegar notó que si quería sobrevivir necesitaba dinero, así que vendió a una joyería un brazalete que le habían regalado en su último cumpleaños con la ayuda de Shimizu, la cantidad que recibió era lo suficientemente enorme como para comprar una casa por si misma. Internamente se disculpo con su padre por vender el regalo, pero debía sobrevivir.

Obviamente lo tenía seguramente guardado y procuraba ahorrar este, no sabía por cuánto tiempo se quedaría allí, pero por el momento debía comprar solo lo necesario.

La campana sonó indicando que un nuevo cliente había llegado.

Ella se dirigió hacia el estante de productos para consumo personal, tomó lo que necesitaba y se dirigió a la caja, pero algo llamó su atención: Rollos de Canela.

Sus ojos brillaron, hace mucho que no los comía. No le haría daño darse el lujo de comprarlos, ¿verdad?

No. Se respondió internamente y decidida se encaminó hacia estos y tomó una caja.

'Cuz is sheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora