Capítulo Séptimo

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Konoha - Aldea de la hoja

– Mandaron un mensaje, llegarán al templo mañana. Si no se presenta problema alguno deberían estar aquí en una semana como máximo.

– Bien, ¿ya encerraron a los tipos?

– Si, no podrán escapar Tsunade-sama.

– Procura que no lo hagan Shizune.

...

Hiashi Hyūga acompañado de su segunda hija, se dirigían al despacho de la Hokage para una reunión solicitada por ésta.

– Buenas tardes Godaime.

– Señor Hyūga, Hanabi, pasen.

Ambos elegantemente tomaron asiento.

– Supongo que sabrá el porqué de su presencia aquí.

– Así es.

– Bien, me he preguntado, ¿por qué como padre de Hinata no se ha tomado la molestia de indagar sobre ella?

– Neji me mantiene informado de la situación.

Tsunade quería mandar todo al demonio y zarandear al hombre frente a ella exigiendo saber porque odia a su primogénita.

Hanabi, por otro lado, quería saber más acerca de la situación, lo necesitaba con desesperación.

– Godaime-sama, se de la cercanía que tenía con mi hija, por lo cual no preguntare nada acerca de ella, porque sé con certeza que usted procurará traerla de regreso sana y salva, y de existir problema alguno me lo informara.

"Eso... no me lo esperaba".

Sin más que decir el patriarca Hyūga se retiró con la excusa de que tenía asuntos de su clan pendientes y que esperaban su deliberación.

– Tsunade-sama, cualquier cosa con respecto a mi hermana, dígaselo a Ko, él me mantendrá informada, por favor.

– Hanabi. – Se escuchó en el pasillo.

– Por favor. – concluyó con una reverencia, para seguidamente retirarse.

Tsunade recargo su su frente sobre el escritorio y soltó un sonoro suspiro.

– ¿Dónde estás Hinata?

...

– ¡O-Oigan! ¡Ustedes tres, detenganse! – resonó aquella exclamación en el frondoso bosque.

– ¡Ustedes son muy lentos, debemos apresurarnos! Sa-

La persona que respondió a la principal exclamación, se vio interrumpida cuando noto que no podía avanzar, pero no fue el único sino también los otros dos chicos de su lado.

– Basta, créanme que sabemos la urgencia de esta misión, pero necesitamos descansar, y no solo nosotros, ustedes también, así que hasta aquí llegamos por hoy.

Kiba, Shino y Neji se miraron, no podían negar aquello.

– Mendokusai... Bien, ya escucharon, descansen.

Los presentes restantes asintieron poniéndose manos a la obra para armar el campamento.

– Ino, Sai, Sakura ustedes recolectarán madera.

– Naruto y Chouji irán a cazar algo, los demás y yo nos ocuparemos del resto.

– ¡Bien! – exclamó el rubio.

De esa manera todos se alejaron por su respectivo lado.

...

– Espera.

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