Capítulo Segundo

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Ukai

Bufé frustrado.

"¿Ahora qué? ¿Qué hacemos?"

Luego de despertar a Yachi y Shoyo nos separamos, la chica en cuestión estaba en un rincón, tenía la mirada perdida.

– ¡Ukai-sensei! – Voltee hacia la peliazul.

– Shimizu...

Antes de que pudiera decir algo, un objeto pasó veloz rozando su mejilla.

Ahoge un grito.

La chica en cuestión de segundos se colocó delante de nosotros, y dos siluetas salieron de entre las sombras.

Hinata

"Necesito encontrar una forma de volver, analizar la situación. Piensa Hinata, pien-"

Sentí dos presencias ocultas, un kunai salió disparando en dirección a los chicos frente a mí, corrí y me posicioné frente a ellos, no puedo dejar que los lastimen.

Escuché gritos ahogados tras de mí y luego dos personas enfrente mío.

– Vaya Chihiro, hiciste un buen trabajo, nos trajiste una Hyūga.

Hinata se sobresaltó, reconoció al tipo que la envió aquí y a su lado un castaño.

– La perra que mató a Gôn – escupió – no deberíamos mandar su cadáver como regalo a sus amigos.

Tome posición de defensa y observe a las personas tras de mí.

– ¡Alejense!

Sin más que decir, retorne la vista hacia los enemigos. Estos saltaron en mi dirección, retrocedí dando una patada al peliverde.

– Ocho trigramas, Treinta y dos palmas.

Me tiré al castaño.

Gracias a que me desmayé, había logrado regenerar un poco de chakra, sin embargo, la pelea era cerrada, era yo contra ambos y debía proteger a las personas detrás de mí..

Saqué un kunai de mi porta armas y lo tiré en su dirección, lo desviaron fácilmente, pero eso me dio tiempo de acercarme y posicionarme detrás ellos, tal vez no era tan rápida, pero debía intentar por lo menos dejar fuera a uno.

Patadas y golpes se intercambiaban, di una patada acertada que mandó a volar al peliverde, no podía permitir que formarán sellos. Sentí una fuerte brisa tirarme contra el muro.

Solté un quejido.

Al levantar la vista noté como aquellas personas se acercaban a los adolescentes. Me levanté ignorando el dolor que sentía, tiré algunos kunais y preparé mi ataque.

El sudor escurría por mi frente, aún así llegué frente a ellos y golpeé al castaño en el brazo, cerrando los puntos de chakra en este.

El tipo soltó un grito por el dolor pero no me detuve, tiré una patada a su compañero mandandolo lejos, aprovechando esto intenté cerrar la mayor cantidad posible de puntos en mi oponente, todo ante la atenta mirada de aquellos chicos que me habían ayudado en parte.

Cuando su compañero apareció, el castaño cayó al suelo sosteniendo su estómago mientras un fino hilo de sangre caía por su boca.

– ¡Kan!

El tipo se acercó a su compañero, y yo respiraba fuertemente intentando mantenerme firme, no debía cerrar mis ojos, aún no.

– ¡Eres una maldita!

'Cuz is sheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora