¹ 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━ harry styles

082. half a heart

Victoria no podría pedir un mejor padre para sus hijos.

No importaba lo apretados que fueran los horarios de Harry y la cantidad de trabajo que tuviera que hacer, siempre hacía tiempo para sus bebés. Harry era un hombre de familia ━━lo sigue siendo y lo será siempre━━ y nunca dejaba de alegrar el corazón de Victoria ver lo mucho que quería a su ya no tan pequeña familia. Ella sabía que no era fácil para él, pero siempre se aseguraba de que su esposa y sus bebés supieran que eran su prioridad número uno. Siempre hacía coincidir los horarios de sus giras con los de las vacaciones escolares, lo que les permitía a Victoria y a los niños acompañarlo allá donde fuera. Harry pasó mucho más tiempo en Londres que en Los Ángeles después de que se casaran y, sobre todo, después de que tuvieran su primer bebé, para que su familia no tuviera que ir y venir de una ciudad a otra cada pocas semanas.

El trabajo se había estabilizado un poco para Harry. No tenía que subirse a un avión y viajar por todo el mundo para una o dos entrevistas tanto como antes. Jeff no le exigía tantas apariciones en eventos y ni siquiera se lo pensaba dos veces antes de rechazar invitaciones de programas como The Late Late Show o Saturday Night Live. Por supuesto, seguía sacando un nuevo álbum al menos cada dos años. Pero ahora todo el proceso tenía lugar en Londres y no en Los Ángeles, y estaba siempre agradecido por la oportunidad de poder seguir haciendo lo que le gusta desde casa.

Su nuevo álbum estaba previsto para dentro de seis meses y aún le faltaban canciones, lo que le suponía una gran presión. Tuvo un bloqueo de escritura durante dos meses, en el cual no escribió ni una sola palabra en uno de sus diarios que guardaba sólo para las letras de las canciones. Victoria y sus tres hijos eran sus musas, pero después de innumerables canciones sobre ella y los niños había llegado al punto de sentir la necesidad de escribir sobre algo más, lo que resultó ser mucho más difícil de lo que pensaba.

Harry estaba sentado en la silla de su estudio. Frente a él, esparcidos sobre su escritorio, estaban el citado diario con una página en blanco abierta de par en par, su bolígrafo negro de confianza del que se burló su esposa durante al menos los primeros seis meses de su relación ━━porque, ¿quién en su sano juicio se gasta nada menos que setecientas libras en un maldito bolígrafo?━━, y su ordenador portátil abierto, mostrando la interminable lista de correos electrónicos de trabajo sobre su próximo álbum.

Era sábado, así que era raro que los niños vieran a su padre en su estudio. Harry y Victoria siempre trataban de no hacer ninguna cosa relacionada con el trabajo durante el fin de semana y dar toda su atención a sus hijos, así que claramente los niños no estaban contentos de ver a su papá encerrado en la habitación todo el día sin prestarles la atención que se merecen.

Aunque para ser sinceros, Harry no le había prestado mucha atención a Victoria y a los niños en las últimas dos semanas. Por supuesto, ella entiende que él tenía que trabajar, pero era más difícil para los niños. Ni siquiera llevó a George a su entrenamiento de fútbol el jueves. Él era el que normalmente lo llevaba a menos que tuviera una reunión realmente importante que no pudiera reprogramar. No importaba lo ocupado que estuviera, había sacaba tiempo para eso durante los últimos cinco años, decidido a que fuera algo suyo. Esperaba que George lo recordara y apreciara siempre, porque sabía que él lo haría. El club de fútbol se reunía en Holland Park, al oeste de Kensington Garden, que estaba a unas pocas cuadras de su casa, a diez minutos como máximo si iban caminando. Siempre salían quince minutos antes de las cuatro y ni una sola vez se saltaron una pequeña cita de padre e hijo antes de volver a casa. En los alrededores del parque y de camino a casa había un montón de cafeterías y heladerías, batidos y yogures helados para que pudieran elegir. Se sentaban allí durante una hora antes de volver a casa. Era el momento de la semana en el que Harry podía centrar toda su atención en su primer bebé, que crecía demasiado rápido para su gusto. La idea de que sus bebés crecieran le hacía sentir un nudo en la garganta. Era el momento de la semana en el que Harry se aseguraba de estar totalmente presente para su pequeño.