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Sally
—Es un poco loco, pero estoy segura de que habrá dónde cargar tu teléfono aquí —dijo, acercándose a la puerta de lo que parecía ser una tienda de ropa en remodelaciones.
La puerta y los ventanales de cristal estaban cubiertos de un plástico oscuro desde el interior del establecimiento.
Empezaba a preocuparse porque las fueran a cachar en pleno intento de allanamiento de morada.
—Eh... veamos —. Delia se alejó unos pasos para ver el problema que tenían delante con más perspectiva. Posó las manos en su cadera y ladeó la cabeza, pensativa. Se arremangó las mangas de la chaqueta de jean y dejó su bolso en el piso —. Bien, creo que si le doy una patada se abrirá.
—¡NO! —gritó Sally, antes de taparse la boca al darse cuenta de que había gritado más fuerte de lo que debería. Dio una mirada precavida al pasillo, con el sentimiento de que alguien llegaría en ese momento. —Solo se va a romper en pedazos, o tú te vas a romper en pedazos la pierna. Con toda probabilidad será la segunda.
—Era broma. —respondió bufando.
—No te creo.
Empezó a sacudir la puerta con fuerza, usando ambos brazos. La cerradura sonaba con cada jalón que daba.
—¡Está funcionando!
La puerta parecía empezar a ceder a sus jalones. Quedaba poco para que se abriera. Aplicó más fuerza, haciendo palanca con su pie sobre la parte baja de la puerta.
Dos jalones más y la puerta cedió. Aunque, con el impulso, ella también salió rodando hacia atrás. Cayó de espalda, se incorporó con cuidado, apoyando las palmas en el suelo.
Se veía desorientada, una parte de su cabello quedó aplastado por la caída. Pasó una mano por su rostro, pestañeando con fuerza.
—¡Mierda! ¿Estás bien? —susurró Sally, corriendo hacia ella.
—Sí, sí. —sacudió la cabeza, riendo por lo estúpida que había sido su caída. —Solo que se me sacudió hasta el cerebro.
Se quedó en blanco. ¿Qué hacía ahora?
—Vamos, antes de que a alguien se le ocurra pasar por aquí. —Sally tomó sus brazos y la jaló hacia arriba. Sus narices casi se tocaron. Se le olvidó en dónde estaba y qué estaba haciendo por un momento.
Delia se rió, arreglándose el cabello. Dieron un paso atrás al mismo tiempo, mirando en direcciones opuestas.
—Si no entramos ya, nos van a descubrir. —le recordó Sally, sin apartar la mirada de ella.
—Cierto, cierto.
Recogieron sus cosas y sin hacer ruido se adentraron a la tienda. Cerraron la puerta tras ellas y se mantuvieron hombro con hombro hasta que su vista empezó a acostumbrarse a la espesa y silenciosa oscuridad que las rodeaba.
***
Buenas, gente guapa, adelanté este capítulo porque no podré publicarlo en el horario, así que, eso, espero que les haya gustado. Recuerden votar, comentar y compartir si les gusta 💜.
Nos leemos pronto en el próximo capítulo, pueden seguirme en redes para enterarse de cuándo aviso sobre las actualizaciones y nuevos proyectos (que se viene un girlslove de navidad *guiño guiño*).
Cuídense, baiii.
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Bajo la lluvia
Teen FictionSally debe visitar a su abuela. Delia tiene planeado viajar para verse con su padre. Una repentina tormenta cancelará todos sus planes, dejándolas a ellas, y a todo un aeropuerto, encerrados hasta que la lluvia amaine, la tormenta pase y puedan abo...