♡Savior♡

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N/A; Lo más largo que he escrito, +5,500 palabras.

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♡Una oportunidad para cambiar tu vida. ¿La tomas?♡

—Te amo mucho, mucho, mucho, dale un beso a mamá —Inflé mi mejilla esperando el beso de mi niña hermosa. Sus manitas tomaron mi rostro y estampó sus labios en mi piel tan sonriente como siempre. —Anda, a dormir.

—¿Vas a estar aquí cuando despierte? —La dulce voz de Joy sonó en un susurro, quizás temerosa de saber que la respuesta era un no. Subí la manta hasta sus hombros y acaricié su cabello castaño.

—Si mi amor, aquí estaré cuando despiertes he iremos a comer unos gigantescos hotcakes con chocolate derretido ¿Si? —Su sonrisa fue el doble de grande que antes y mi corazón simplemente se partió porque sabía que no tendría fuerzas para hacer lo que estaba prometiendo. —Ahora duerme, se buena y mañana en la mañana aquí te veo.

Me despedí de ella una última vez antes de salir de la habitación, mi corazón se estaba muriendo lentamente por dentro pero me mantuve firme.  Entre a la cocina y Marti estaba calentando un plato de comida en el microondas viejo al lado del lavaplatos.

—Ya la dejé en la cama, no te dará problemas, me tengo que ir —Ella me observó sin alguna emoción en el rostro y suspiré. El sonido de mis tacones bajo el viejo piso anticuado sonaban todo el tiempo.

Tomé mi bolso y mi abrigo afelpado de animal print sobre la barra de la cocina, eran pasadas las once de la noche y mi turno de trabajo comenzaba oficialmente. Era la hora que menos quería que llegara, detestaba esa hora todos los malditos días. Detestaba todo.

Salí de casa siendo azotada por el viento fresco que rápidamente erizaba mi piel expuesta. El vestido negro que llevaba cubría solamente desde mis pechos hasta mis muslos, por supuesto que el escote era ridículamente llamativo y era suerte que no haya pescado un resfriado.

El silencio de la calle me aterraba y aunque tenía mi corazón latiendo como loco, abracé el pequeño bolso que llevaba y traté de abrigarme lo que podía para sobrevivir hasta llegar al punto donde solía quedarme por minutos u horas.

Una vez ahí me quedé apoyada en el muro de un viejo negocio de autopartes. Los autos iban y venían, sentía la impotencia de querer huir todo el tiempo pero el simple pensamiento de Joy mostrando su carita triste porque no puedo ser capaz de comprarle una muñeca me hacía permanecer donde estaba.

Las luces bajas de un auto se acercaban al costado de la acera y tragué duro deseando que fuera un cliente que pagara lo suficiente como para ser el único de la noche. El motor del gran Cadillac negro y brillante rugía hasta que calló parando frente a mi.

Reconocía ese auto, era hermoso tanto por dentro como por fuera y el dueño, a pesar que solamente había estado con él una vez, por alguna razón decidió buscarme esta noche. Me separé con un pequeño salto del muro y caminé contoneando mis caderas hasta pararme frente a la ventana del copiloto, apoyé mis antebrazos en el borde y sonreí.

𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐃𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 | 𝐋.𝐇 ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora