— No me mires de esa forma, no estoy en condiciones de decirte lo que quieres oír— Orochimaru se acercó a Jiraiya, dejando el plato de desayuno en la mesa junto a la cama.
— ¿Acaso he dicho algo? — Preguntó entre risas antes de tomar el café — Tu solo sacas conversaciones donde no las hay, ¿Me estás diciendo que sabes lo que quiero?
— Si te refieres a dinero, mujeres y vicios... Digamos que si — Trató de irse por el camino fácil sin contar con la astucia ajena.
— Oh no, aquí vamos de nuevo — Dejó el café, simplemente para colocarse en una posición mas cómoda — Te conozco desde la infancia, si hay algo que sé, es que intentas evitar a toda costa la sinceridad. Serpiente astuta, mentirosa y orgullosa.
— ¿Tratas de halagarme o insultarme? — El seño fruncido adornó su expresión seria, pero enojada y no sirvió de mucho las continuas provocaciones del senin.
— ¿Insultarte? No, no somos más rivales — La mirada incrédula lo penetró y volvió a carcajearse — ¡Lo digo de en serio! Si estuviésemos peleando, ya me hubieras matado, pero no lo hiciste. Ahora bien. Lo siguiente, ¿Un halago? Más bien un coqueteo descarado — Un guiño y el sonido de un quejido se hicieron presente en ambos — ¡Esperaba esa reacción! Sigues siendo igual de víctima de provocaciones, hay cosas que uno por mas que crezcan no cambian, ¿No?
— En este caso tienes razón, aunque no quiera admitirlo — La sonrisa traviesa atravesó las comisuras de Orochimaru — Hay algunos idiotas que lo siguen siendo aun en vejez.
— Y ya que estamos admitiendo que los cambios no son exactos y las costumbres se mantienen, ¿Qué tal si admites que me amas?
— ¿Qué tal si cierras la boca?
— Lo haría con un beso y... — No logró terminar la frase, fue besado por aquellos fríos labios que no probó hace años.
Quedó en silencio y la otra persona decidió marcharse ante la mirada shockeante.
— Tal vez te dé la razón de la discusión. Los tontos siempre quieren tenerla, los inteligentes debemos decirles que sí y reírnos de la inocencia ajena — Desapareció entre la oscuridad de la salida.
Atónito, Jiraiya no hizo otra cosa más que alegrarse.
No lo dijo, pero lo demostró.
// Tercer día.
En el cap de mañana los dos tontuelos ya van a empezar su "algo"