Capítulo 11: Hechizo

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La música es amor buscando palabras

-Lawrence Durrell



No puedo evitar abrazar a Kikyo cuando la veo. Ella se sorprende por mi gesto, pero de inmediato me corresponde con una sonrisa. Porque ambas hemos quedado dentro del concurso. Me separo regalándole una amplia sonrisa.

—Felicidades—murmuro llena de energía—tu presentación fue increíble. ¡Dios! Me encantó—ella se ríe porque parezco una chiquilla emocionada.

—Tú estuviste espectacular, me pusiste la piel de gallina, fue increíble—mi mirada se desplaza al hombre que se detiene detrás de Kikyo observándome con curiosidad.

—Tú debes ser Kagome Higurashi—comenta acercándose, me regala una sonrisa y sus ojos brillan con curiosidad—la chica de Inuyasha—mi corazón da un vuelco ante las palabras que dice—soy Naraku, guía de Kikyo—se presenta.

—¿La chica de Inuyasha?—cuestiono y él sonríe.

—Él es tu guía—asiento, pero por alguna razón no le creo del todo a sus palabras—estuviste muy bien, aun cuando Renkotsu te la puso difícil, tu presentación fue impresionante—asiento y siento la mano de Inuyasha en mi hombro, aun cuando no lo veo y que pocas veces nos hemos tocado, sé que es su mano la que está en mi cuerpo.

—Debemos volver, felicidades Kikyo, se pudo ver el avance que has tenido—ella se sonroja asintiendo y Naraku no me quita los ojos de encima—nos vamos, ¿se quedarán más tiempo?—cuestiona sin despegar su mano de mi hombro mientras mira a Naraku.

—Sí, le quiero presentar a alguien—Inuyasha asiente y con una sonrisa cordial toma mi mano para hacernos mover mientras se despide.

Me concentro en su tacto mientras me despido de las personas en el lugar. Inuyasha se mantiene en silencio todo el camino a su lado, él está realmente raro desde que salimos.

Ninguno menciona nada en el camino, a pesar de que tengo ganas de conversar con él, continua conduciendo como si no quisiera que mencionara palabra alguna, respeto su silencio por lo cual simplemente me dedico a mirar por la ventana y de vez en cuando mirarlo de reojo. Muerdo mi labio inferior, es como regresar con el Inuyasha silencioso y malhumorado del principio, aún sigue siendo malhumorado, pero en escalas menores.

Al llegar desaparece sin darme tiempo a decir algo, siento una pequeña pesadez en mi pecho ante esa acción, pero me ordeno olvidarla porque hoy estoy feliz, es por eso que corro a mi habitación y al entrar enciendo mi ordenador movilizándome con rapidez para cambiarme. De inmediato llamo a mamá quien unos minutos después responde. Ver la sonrisa en sus labios y sus ojos algo rojos me hacen saber que vio yodo y que estuvo llorando.

—¡Dios, hija, ¡felicidades!—grita y la sonrisa en el rostro de ambas es una imagen realmente hermosa.

—Lo logré mami, estoy dentro—ella asenté limpiando las leves lagrimas que se escapan de sus ojos chocolates.

—Siempre creí en tu talento, pero lo que hiciste fue arte Kagome y lo siento por las otras participantes, tú tienes el poder de ganar—niego divertida, porque es algo que mi madre diría.

—La competencia es fuerte—le recuerdo, pero mamá hace un gesto de que eso es lo de menos.

—La otra chica que vino de allá también fue increíble, creo que su nombre era Kikyo—asiento—muy talentosa—le sonrío porque Kikyo es realmente increíble—y ese jurado, juro que quise atravesar la pantalla para que me diga a la cara que mi hija tenia los segundos contados, me alegro que no te encontraras cerca, porque dije muchas groserías al televisor—sonrío con felicidad, mamá es realmente única.

Sigue el ritmo de mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora