Capítulo 15: La otra parte

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"El más antiguo, el más verdadero y el más bello órgano de la música, el origen del cual nuestra música debe provenir, es la voz humana"

-Richard Wagner.



Koga me sonríe mientras me ayuda a sentarme a su lado. La verdad es que las horas que hemos pasado juntos han sido muy divertidas, pensé que simplemente seria el señor seriedad, pero es muy animado cuando lo convences, además de que me alegra que parece estar más relajado que cuando llegó.

No tengo problemas con cantar junto a él, quien parece tener algún problema es Inuyasha porque permanece con los labios apretados mirándonos de una manera muy inquietante, parece realmente molesto y mi mente comienza a buscar la razón de su enojo. No recuerdo haberle hecho algo más que decirle unas cuantas palabras a su abuelo.

—Debes estar nerviosa de cantar junto a una estrella como yo—asegura con una sonrisa divertida en sus labios. Ruedo los ojos cuando esos azules conectan con los míos.

—Estás loco, te dije que me gusta la música que haces y no tú—él lleva una mano a su pecho de manera exagerada.

—Auch, eso dolió—asegura tomando la guitarra para acomodarla.

—Necesito hablar con Kagome—la voz de Inuyasha nos hace girar hacia él. Veo como su hermano trata de ocultar una sonrisa, pero al final se le escapa. Incluso Koga parece tener problemas para contener su risa, yo soy la única que no está entendiendo el chiste.

—Claro, pero podría ser luego de la canción—susurro y la mirada que me lanza me deja quieta en mi lugar. Su ceño se frunce aún más y es Koga quien me da un pequeño empuje.

—Ve, luego cantamos—me guiña un ojo pareciendo muy divertido y la mano cálida de Inuyasha toma la mía haciendo que mi corazón lata con más prisa.

Hace un rato Koga paso las manos por mis hombros y no se sintió así a pesar de que la cercanía que tuve con él fue mayor, no se siente como si mi corazón fuese una locomotora, o que quisiera salirse corriendo de mi pecho. Tampoco sentí este revoltijo en mi estómago, o la sensación de torpeza. Todo eso al parecer solo lo siento cuando Inuyasha me toca, por más mínimo que sea el contacto entre nosotros, todo eso me recorre el cuerpo.

Salimos del salón de ensayos y aun así Inuyasha continúa caminando conmigo sin darme tiempo a protestar. Los pasillos están vacíos y él me pega de una pared encerrándome con las manos apoyadas de la pared a los lados de mi cabeza. Mis ojos se abren con sorpresa ante esta acción, tanto que mis labios también se abren dejando ir un lento suspiro.

Los ojos dorados están enfocados en los míos de tal manera que me encuentro sintiendo como mis piernas quieren fallarme. ¿Qué me está haciendo Inuyasha? Trago cuando siento mi garganta seca. La mano de Inuyasha se mueve para colocar un mechón de mi pelo detrás de pelo. Cierro los ojos cuando siento sus dedos rozar la piel de mi rostro estremeciéndome. No entiendo que me está haciendo Inuyasha en este momento.

—¿Qué es lo que quieres hablar?—pregunto, pero mi voz suena muy baja. Abro los ojos y me encuentro con los suyos en mis labios antes de volver a mis ojos. Una lenta sonrisa comienza a aparecer en sus labios. Dios, ¿qué es esto?

—¿Qué pasó entre Koga y tú?—pregunta desconcertándome, su cercanía me tiene demasiado nerviosa como para poder buscar una repuesta coherente.

—No ha pasado nada—susurro—solo nos divertíamos—él suspira y deja caer su frente en el hueco que deja mi cuello y hombro.

—Voy a enloquecer—susurra—no, tú me vas a enloquecer—me acusa separándose.

Sigue el ritmo de mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora