Capítulo 11

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— ¿Debería ayudarte? —Hypnos guardó silencio por varios segundos antes de dar una respuesta a la diosa del amor, después de ver la verdad mediante los sueños no había porque dudar de aquella diosa, no estaba mal solidarizarse con la causa, al menos un poco. — Puedo ayudarte pero lo haré por mi señor Hades y su felicidad, ¿De acuerdo? Solo te advierto que puedo encubrirlos pero no podré hacerlo por mucho tiempo porque a Ilitia nada se le escapa, pondré barreras de sueños para que cuando se acerquen a ti no duden sobre lo que ven o aseguras, además de imágenes en sueños para disipar dudas, eso los detendrán un buen rato y recuerda, lo hago por mi señor Hades, solo te pido que no vayas a ser como Perséfone, Hades podrá ser el Dios del Inframundo pero tiene sentimientos.

Confesó sin querer, en realidad le pesaba haber ayudado a Perséfone a encubrir sus infidelidades, lo hizo por simpatía pues se había enamorado de ella, aunque no fuese correspondido, dándose cuenta al final que no valía la pena esa mujer al causarle dolor a Hades por su forma de actuar.

—Hypnos, no te preocupes, además, tampoco diré tu secreto. ¿Crees que no sé lo que escondes tan celosamente en tu corazón? —Su hermana no pudo entender que aún bajo tierra, era afortunada de vivir rodeada de seres que la admiraban y amaban. Sólo pudo ver las cosas negativamente y perdió lo que tenía para sólo quedar volando con una mala reputación. —Gracias por la ayuda. Ahora vamos a tomar distancia y a continuar el plan. —Eros parecía estar entrando a sus aposentos, así que seguramente traía algún reporte y necesitaba comunicarse con él. —En cuanto este problema se solucione, verás entonces la descendencia de Hades. —Repitió y se apresuró a despertar.

Hypnos quedó sorprendido al escuchar a la diosa mencionar lo su secreto, era obvio que lo sabía al ser la diosa del amor, se sintió como si ella lo tuviera en sus manos.

— De acuerdo, es un trato. —Tras salir de los sueños de la rubia, Hypnos volvió al Inframundo hacia uno de los balcones dónde suele tomar el té, encontrándose a Thanatos.

— ¿De nuevo acechando a Afrodita? Sentí tu presencia más no pude detenerte, siempre con tus trucos, ¿No? — Mencionó el Dios, estaba de brazos cruzados de frente, apoyado en el balcón.

Hypnos y Thanatos se conocían muy bien, nacieron juntos y habían vivido muchas cosas, en el camino conocieron a Hades y se convirtió en su líder. Cada uno tenía una manera de hacer las cosas y de resolver los problemas. Thanatos era más agresivo, mientras que Hypnos era táctico. Así que Thanatos sospechaba de su gemelo, algún plan ya tendría, pero no estaba seguro de sí era favorable para su facción con Afrodita y Hades o si seguiría en la facción de Persefone.

— Thanatos... Te dije, debo estar seguro de las intenciones de la diosa del amor, ahora lo tengo claro así que... Vengo a hacer las paces contigo, ya sé el secreto de ambos, descuida ayudaré a que estén juntos usando mis habilidades, comprendo que fue un error ayudar a Persefone. Mi deber es apoyar a nuestro señor Hades. — El dios del sueño extendió su mano hacia su hermano, queriendo sellar las paces. Podía ver la duda en los ojos plateados de su hermano, no quería que su gran amistad se viera rota por un problema así.

— ¿Seguro no es otro de tus trucos, hermanito? —Dijo aún dudando de las intenciones de su gemelo.

— No, Thanatos, estoy hablando en serio. —Sonrió con torpeza y sinceridad, le apenaba haber actuado tan tontamente debido a sus emociones. No valía la pena perder a su hermano y a su amigo por defender una causa indefendible.

— De acuerdo Hypnos, aunque no confío mucho en ti... Te estaré observando.  — Estrechó la mano de su hermano, por fin después de tanto tiempo volvían a ser aliados. Al menos intentaría otorgarle el beneficio de la duda, quería que las cosas entre ellos volvieran a ser las mismas de antes, de tener ese compañerismo y apoyo mutuo.

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