Venganza

Capítulo 02

     

— Eh, no... Thanatos ya va a resolver el pequeño inconveniente, nada de qué preocuparse querida, vamos a merendar mejor. —Comentó con normalidad. Ambos se sentaron frente a una mesita que estaba cercana al balcón, Hades tomó un emparedado, el cual no tardó en comerlo. — Mi vida, tengo algo que preguntarte, es curiosidad... Ya sé que pondrás un retrato mío en la pared... Pero, ¿Por qué tienes que poner uno de Adonis? Él no es de la familia.

—Porque es lindo, ya sabes, algo que por si mismo ya es una obra de arte. —Comentó comiéndose su emparedado. —¿No te agrada Adonis? Además, ya sabes, aquí se crió y es por eso que puede considerarse como un familiar. —La diosa estaba de buen humor, si que se sentía orgullosa de sí misma con las buenas ideas que se le habían ocurrido para animar a su marido.

— No es que no me agrade, es que pienso que tú le estas poniendo mucha atención a ese muchachito... No será que... a ti te gusta él. —Dijo, fingiendo que estaba celoso, en realidad quería ver si lograba sacar algo que le fuese útil para su venganza. — Es pregunta seria, solo mírate, te brillan los ojos cuando hablas de él, con que no me vayas a dejar por irte con ese niño bonito.

—No digas tonterías, Adonis es un muchacho muy bello, pero lo más bello de su persona, es ser amado por el amor. —Dijo pensando en la bonita cara de su hermana. Recordarla le traía buenos recuerdos.
—Adonis es la flor más bonita que he adquirido, le tengo cariño, pero descuida amor, nunca te dejaría por él. Tampoco nunca me elegiría a mí.... —Dijo cabizbaja.

Hades notó su expresión, concluyendo para si mismo que si Adonis la eligiera a ella, seguramente huiria con él, no quiso pensar más en ello, para divagar la mente prefirió tomar un poco de té.

— Descuida amor, solo estaba bromeando, sé que me amas y que jamás te irías con otro, aunque te ofrecieran todo el oro del mundo, sé que me eres fiel como yo lo soy contigo. —Concluyó sonriendo, atento a como reaccionaria su esposa.

La diosa se puso pálida pero sonrió de todas formas.

—Gracias por amarme Hades. Creo que el té se está enfriando, ¿quieres más? —Persefone no quería ahondar en ese tema porque se sentía un poco culpable y no podría verlo a la cara. —Sabes, Macaria ha estado sembrando jazmines en su área, seguro se verán hermosos, ¿podemos nosotros tener alguna flor?

El Dios volvió a tomar más té, para quitarse las ganas de hablar demás, menos mal Perséfone cooperó para cambiar de tema.

— Está bien, puedes sembrar lo que gustes, incluso puedes poner masetas aquí en el balcón, me doy cuenta que le falta un poco de decoración.

—Si... Me falta mucho, aún no me decido si sería bueno plantar un rosal o magnolias, ya pensaré en algo. —Bebió más del té y se quedó un largo rato en silencio con mil ideas en su mente chocando entre sí. —Las rosas no me querrán ya... —Mencionó recordando que las rosas eran un sello de su hermana, la que ya no quería nada con ella, Afrodita.

— Siembra magnolias, se verán bien en este lugar, en especial las de tono rosa. —Mencionó el Dios, rompiendo el silencio, divagando su mirada en el horizonte. — Después vemos si quedan bien los rosales.

—Si, eso haré, gracias por la ayuda. —La diosa se puso a buscar lugares estratégicos para las macetas y no volvió a hablar de flores en todo el día.

Tres días después, Thanatos volvía con noticias del Olimpo para su señor.

—Ha aceptado hablar con usted, en cuanto le di una pista del motivo, accedió.

— Excelente, Thanatos, agradezco tu ayuda, ven hablemos, ahora no está Persefone. —Ambos procedieron a tomar asiento en la sala, a Hades se le veía preocupado. — ¿Sabes? Me dí cuenta que Perséfone sigue viéndose con Zeus, me enoja su descaro, dice que me ama y actúa como si nada, cuando sabe el pecado que está cometiendo, no habrá marcha atrás, llevaré mi venganza a cabo sí o sí.