Catorce.

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La mañana del sábado Alonso se despertó con el mejor humor del mundo, muy contrario al pésimo estado de ánimo que había tenido toda la semana. No era para menos pues esa semana había sido verdaderamente terrible entre todas sus obligaciones y no hablar con Jos, pero la noche anterior habían hecho finalmente las paces y habían pasado unas buenas tres horas o incluso más hablando, y eso logró alegrarlo muchísimo. Por supuesto que también se masturbaron juntos como cada noche y mañana solían hacer, sin embargo también hablaron y mucho, y eso era lo que tenía más contento a Alonso. El mayor se había mostrado más que interesado en conocer cada detalle de su semana, y Alonso también quería saber cómo había estado el pelinegro esos días que habían pasado sin hablar, además de que quería la historia completa sobre la pelea que había tenido. Y entre tantas cosas por hablar las horas se les pasaron volando, hablando y contándose todo, hasta que Jos se quedó dormido y dejó a Alonso hablando solo. Aunque Alonso había insistido en que colgasen porque Jos trabajaba el sábado por la mañana, el mayor se negaba y cada vez que se le cerraban solos los ojos murmuraba algo como "te escucho, bebé, sigue hablando", y claro que fue cuestión de tiempo hasta que eso se volviera una mentira. Aún así, al pelinaranja le pareció muy tierno de parte del mayor quedarse con él hasta no aguantar más. Como siempre, Jos apenas respondía las preguntas de Alonso y hacía comentarios breves, quien mantuvo la conversación viva fue Alonso la mayor parte del tiempo, pero no era un problema porque tenía muchas cosas que decir, y Jos era muy bueno escuchando cada una de sus historias.

Alonso en realidad sabía que los relatos de Jos eran breves y concisos y no había forma de hacerlo hablar mucho más, pero la verdad era que simplemente quería escucharle la voz y saber que Jos también lo escucharía a él.

Entre unas de las pocas cosas que Jos le había dicho, había mencionado algo sobre una fiesta esa noche, y Alonso tenía tantas ganas de verlo que aceptó sin pensárselo dos veces. Y fue algo tan al azar que cuando despertó ya lo había olvidado, de modo que el mensaje de buenos días de Jos acompañado con un <no te olvides de la fiesta de hoy> lo dejó bastante sorprendido hasta que recordó y comprendió de qué hablaba el mayor. Conseguir permiso de sus padres no representaba un problema muy grande debido a que adoraban a Jos y les parecía muy bueno que Alonso pasara tiempo con él, y en efecto, cuando bajó a desayunar y le comentó a su familia que le gustaría salir esa noche con su cuñado, sus padres se mostraron encantados y le dieron dinero para ir. Lo que sí temía que le costaría un poco más, y con razón, era no levantar sospechas ni dudas en Rebeca, quien lo miró con una ceja alzada en cuanto hizo su anuncio, curiosa por el "encargo" de hablar con Jos que ella le había hecho ya a principio de la semana. De todos modos la chica permaneció imparcial en la conversación y no fue hasta después de comer, cuando ambos se encontraban juntando la mesa, que lo interceptó.

—Supongo que sí pudiste hablar con Jos —comentó Rebeca con un tono casual que Alonso intuía de casual no tenía nada—. ¿Te contó algo?

Don't Tell Rebe | Jalonso Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora