Quince.

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La casa de Jacobo, el anfitrión de la fiesta, era enorme. Cuando Jos le habló del asunto a Alonso la noche anterior le había dicho que habría bastante gente y todo eso, pero ni bien pusieron un pie en la casa, el rubio quedó más que sorprendido pues no se había imaginado tanto. Claro que no sabía que el lugar era inmenso con sus dos pisos y muchas habitaciones, azotea, balcones en cada habitación del piso superior, patio inmenso y piscina antes de llegar, y si a eso le agregaba toda la gente que estaban llegando, el equipazo de música que se portaba Jacobo y las cantidades exageradas de alcohol que había por doquier... tenía bastante sentido. No hacía falta que le preguntara a Jos en dónde era la fiesta pues la música -Alguna de Bad bunny en ese momento- se escuchaba a varios metros de distancia y la puerta de la casa estaba abierta porque había un grupo de personas bebiendo y hablando animadamente en la entrada, pero aún así el pelinegro tomó su mano para guiarlo hacia el interior. No era como si Alonso necesitara ayuda para llegar, sin embargo nunca se le ocurriría algo tan estúpido como rechazar la mano de Jos, sino que entrelazó sus dedos con los del mayor con una enorme sonrisa en el rostro, y se pusieron en marcha. Ni bien entraron Gustavo se separó de ellos porque había encontrado a un conocido, por lo que los tres continuaron la marcha sin el chico hacia la cocina dispuestos a encontrar al dueño de casa, y de paso conseguir unos cuantos tragos. Felix aprovechó el pequeño recorrido para echar un vistazo. La sala, bastante grande, estaba sin los muebles para que hubiera lugar para el equipo de música y para los que quisieran bailar, en ese momento un grupo de chicas. Por lo demás, había unas cuantas puertas, una de ellas dando al patio trasero, y las escaleras que conducían al piso superior.


—Hay mucha gente —comentó Freddy mientras miraba a todos los presentes en la sala—. Justo como a ti te gusta, Jos.

—Ugh, cállate —se quejó el pelinegro, poniendo los ojos en blanco—. Sólo vengo porque Jacobo me cae bien.

—Uy, qué amargado —intervino Alonso, riéndose—. A mí me gustan las fiestas.

—Sí, ya lo comprobé —le respondió el mayor, enarcando una ceja.

—A Jos también le gustarían si pudiera beber sin morir —dijo Freddy con una risita socarrona—, pero como es un peso ligero termina cuidando a todos y se enoja por eso...

—¿A qué te refieres, Eddy? —preguntó el pelinaranja con curiosidad—. Jos, ¿no tomas?

—No, es algo así como alérgico al alcohol, por eso no toma casi nunca—contestó Freddy sin darle tiempo a Jod de hablar—. Toma más de tres vasos y ya está perdido, así que no bebe más que eso porque sabe cómo termina...

—No sabía...

—Ahora lo sabes, no dejes que Jos beba más de tres vasos —le indicó el castaño, y luego soltó una risita—. Cuando hace tonterías es de lo más divertido, ni te imaginas... Aunque a veces se pone agresivo y eso no lo es tanto.

Don't Tell Rebe | Jalonso Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora