VIII

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Vulpecula y Delphi no parecían sorprendidas cuando vieron que Potter y Weasley todavía estaban en Hogwarts al día siguiente. Él y Rolf estaban cansados igual que ellos pero parecía disimularlo un poco mejor, hasta que llegó Severa y se lo llevó por la oreja con cara de enfadada, más de la que tenía cuando tenía clase con Gryffindor.

Estaba siendo arrastrado por los pasillos de la escuela por una madrina enfadada que estaba callada y su mirada al frente sin pestañear, ahi si que le entró miedo. Si Severa estaba así de seria es por algo importante.

Llegaron al sitio y vio que era la oficina de su abuelo, haciendo que pestañee con velocidad. Mirando vio a Severa mirándole de reojo y con una pequeña sonrisa que escapa de esos labios carnosos.

— ¿Qué hacemos aquí? — pregunto Naruto interesado

Severa solo se arrodillo frente él mientras le arreglaba el uniforme que estaba alborotado — Tienes un regalo —

— ¿De verdad? — pregunto interesado Naruto mientras movía su mano por su cuello para dejar espacio para respirar

— Si — dijo seria la profesora — Es algo que vas utilizar bastante —

— ¿Qué es? — pregunto ansioso

— Ah — dijo Severa mirando al rubio que solo hizo un puchero molesto para que su madrina le empujara suavemente hacia la puerta — No quieres que te estropee la sorpresa ¿No? —

Naruto solo asintió para abrir la puerta sin llamar — ¡ABUELOOOO, MI REGALOOOO! — grito por el despacho para acercarse corriendo hacia la mesa donde estaba el señor mayor que solo pudo sonreír al ver a su nieto con tanto entusiasmo

— ¡Naruto! — habló Albus mientras veía a su nieto enfrente con sus ojos azules brillando con espera — ¡¿De qué regalo hablas?! —

Un silencio se hizo en la oficina mientras la puerta se cerraba detrás del rubio que solo podía pestañear mirando a su abuelo y girar su cabeza lentamente y ver a su madrina con la cabeza en alto y la barbilla sobresaliendo en forma superior.

— M...Me has mentido — dijo Naruto mirando a su madrina que solo bufo con superación

— Claramente, ¿Cómo ibas a entrar sino? — dijo la pelinegra mientras que acariciaba el pelo rubio del niño que estaba de pie congelado — Ahora que no hacias en tu cuarto a media noche —

Albus también miro a Naruto en espera de una respuesta, mientras escucho a Fawkes reírse de él — ¿Estabas fuera de los dormitorios a medianoche? —

— Bueno, no era el único —

— Así que no eras el único — comentó Severa con una sonrisa sentándose en una silla mirando al pequeño — ¿Quien más? —

— No lo se — hablo Naruto rapidamente — Queria decir que seguramente no era el único, que pudo haber más, no se si me explico —

— Y muy bien — comentó Albus con una sonrisa que hizo que el rubio tuviera un escalofrío — Tanto que vas a escribirlo por dos hojas durante las tres semanas que vas a estar en castigó con Severa —

El pequeño rubio solo pudo abrir la boca para responder pero viendo la sonrisa de los mayores supo que no podría cambiarles y solo suspiro con resignación — ¿Algo más? — pregunto desanimado

Severa solo pudo sonreír para mirar a Albus y asentir con el mayor sacando su varita y moverla como si fuera un puente — No, eso no es lo único, tenemos otro castigo — comentó Severa para que el rubio solo bajará más sus hombros en decepción

Naruto iba a hablar cuando su abuelo se levantó y se dirigió hacia la ventana y abrirla mientras que extendía su mano esperando que algo llegara. Naruto miró con espera hasta que un borrón dorado se vio por la ventana y golpeó la mano de su abuelo.

Rey de los EncantamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora