FateZero: El siervo del faraón

Capitulo 11

Capítulo 11

La tristeza dentro de él era insoportable mientras miraba el cadáver de su hijo. Sintió que las lágrimas caían sobre su cuerpo mientras su amada esposa lloraba profusamente. Sintió que la ira hervía en él contra un hombre, Moisés. El nombre de su antiguo amigo trajo sentimientos de ira y odio en su cabeza. Todo esto era culpa suya; fue su culpa por enviar estas plagas que lo afligieron a él ya su pueblo. Fue su culpa que su hijo, el orgullo y la alegría de su vida le fueran arrebatados.

Se agarró al lado de la cama donde su hijo yacía enojado mientras pensaba en el hombre al que una vez consideró su mejor amigo. Él había hecho todo lo posible para tratar de reparar su relación, pero en cada turno, Moisés siempre rechazaba sus ofertas y exigía que su pueblo se fuera. A pesar de toda la amistad que tenían juntos, Moisés lo había compensado con traición. Casi habría aniquilado a su pueblo si no hubiera sido por él y los dioses de Egipto. Moisés había enviado plagas y pestilencia a cambio de todo el tiempo que pasaron juntos. Pero esto, esto fue el colmo.

" Ozymandias " , dijo una voz suave que ahora hizo que su voz hirviera de ira. Se volvió y miró a Moses que estaba en la puerta. Estaba vestido con el atuendo de su gente y sus ojos habituales a pesar de su desafío tenían una tristeza en ellos.

" Fuera", le dijo a Moses en un tono frío y bajo.

" Lo siento", dijo Moses en voz baja. "Sé lo mucho que significó para ti."

" Toma a tu gente y sal de mi tierra", le gruñó. Moisés pareció retroceder ante sus palabras, nunca antes había sido tan duro con él. "No quiero volver a verlos nunca más, llevarlos y salir de Egipto", dijo que juró y vio una tristeza en los ojos de Moisés cuando se dio la vuelta.

" Como desees, faraón", fue todo lo que dijo Moisés cuando se volvió y se fue. Sintió que más lágrimas caían de su rostro. No solo había perdido a su mejor amigo, sino también a su hijo.

Lamentó en silencio cuando Moisés tomó a su pueblo y se fue. Todos en su corte sabían que no debían mencionar su nombre en su presencia. Cumplió con sus deberes como faraón y luego se unió a su esposa para el duelo. Sus consejeros sabían que no debían molestarlo y él hizo todo lo posible por no descargar su enojo con ellos.

" S-Señor, Moisés y los israelitas se están yendo de la tierra", dijo un Consejero en un tono tímido. Se dio la vuelta y el consejero cayó de rodillas y suplicó perdón.

Respiró hondo y le dio las gracias antes de regresar con su esposa. Envolvió su brazo alrededor de ella y trató de consolarla y por un momento sintió una nueva emoción en su cuerpo. Ya no era tristeza o entumecimiento, sino rabia. Él arreglaría todo; se vengaría y le mostraría al mundo que nadie puede meterse con el faraón o con Egipto.

Así que preparó sus ejércitos y ordenó que estuvieran listos para partir lo antes posible. Se despidió de su amada esposa antes de irse. Ella solo asintió con la cabeza mientras él salía de la habitación y se ponía la armadura.

La ira hervía en su corazón mientras montaba su caballo. La ira y la venganza eran las únicas cosas en su mente. Apenas prestó atención al camino o al viaje. Su mente solo estaba enfocada en una cosa, venganza.

No pasó mucho tiempo hasta que encontró a Moisés y a los israelitas en la orilla del Mar Rojo. Un explorador se acercó a él y le informó de su ubicación. Una sonrisa salvaje se extendió por su rostro mientras se levantaba y ensillaba su caballo. Condujo a sus hombres a su campamento y rodeó a los israelitas para que no pudieran escapar.