Enamorado

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-Estoy muy enamorado

-Alberto eso es muy bueno, y si te veo con otro semblante-Respondió Milena.

-Es que hoy me levante, y pensé, me gusta realmente, me gusta esta chica

-Me parece un gran avance, que hayas podido superar a Celia.

-Claro que sí ,y es gracias a usted.

-Es que tú estas poniendo de tu parte,  en realidad pensé que te iba a tomar mas tiempo olvidar a Celia y enamorarte de otra mujer, teniendo en cuanta que estas aquí, por abusar de las pastillas y  por la depresión que eso te causo, e incluso un intento de suicidio.

-No me recuerde eso.

-Lo siento, pero es que realmente es un avance que te guste una nueva chica, pero dime ¿no lo haces para reemplazarla a ella no?

-No ,no es por eso, esta chica es  hermosa, amable conmigo, siempre me escucha, y me da consejos, no me juzga como los demás, tiene una sonrisa linda cuando digo algo divertido.

-Suena muy bien.

-Sí que lo es, es maravillosa

-¿Y dime donde la conociste?, llevamos un par de meses haciendo la terapia, y no me la habías mencionada, es más, no sueles salir casi de casa ,salvo a las terapias conmigo ¿la conociste por internet?

-No

-¿Entonces?

La conocí aquí, en este consultorio, usted es la chica, estoy enamorado de usted

La psicóloga se siento fría, no sabia que decir por un momento, la noticia le había caído inesperadamente.

-Esto no es posible, yo soy tu psicóloga y tu mi paciente, entre nosotros solo hay una relación profesional.

-No me haga esto, yo la amo, no sea como Celia, ¡no sea como esa maldita ,que rompió mi corazón!

Milena se paró de su asiento y se acercó lentamente a la puerta mientras hablaba, él se notaba muy exaltado y le estaba empezando a dar miedo.

-Debes entender, el amor es reciproco y yo no siento lo mismo que tú, ni siquiera me imaginaba que sentías algo por mí, si lo hubiera sabido te hubiera trasladado con otro doctor.

No me hagas esto, tú puedes amarme, me he abierto hacia ti, sabes todos mis problemas, y siempre me sonríes, yo sé que te gusto ...debo gustarte

Ella se paró y dijo: - No podemos seguir la terapia, te recomendaré con uno de mis colegas, eso es todo.

-No por favor, tú serás mía

Alberto saltó hacia la psicóloga y le tapó la boca antes que ella pudiera gritar o escaparse por la puerta.

Sacó una inyección de su bolsillo, la cual la durmió

Cuando ella se levantó estaba en una habitación oscura, amordazada de manos y pies, vio de lado una joven, que también estaba amarrada como ella, y estaba muy golpeada.

-¿Quien eres tú?-preguntó la psicóloga, sabiendo ya la respuesta antes de oírla.

-Soy Celia-Respondió.

Cuentos Cortos IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora