Octubre de 1920.
El sudor escurría por su frente en un lento recorrido; cada músculo de su cuerpo permanecía tenso y adolorido, gracias a las horas infinitas en las que pasó sumergido en la sala de ensayos.
Cada presentación era un nuevo reto donde se ponía a prueba toda su resistencia; los días iban pasando y con ello su fama aumentaba, creando más presión en cada uno de sus espectáculos.
En medio de su ensayo la imagen del pianista invadió su mente. Los pasos del omega se ven entorpecidos gracias a la nueva distracción, donde brillantes cabellos rubios y profundos ojos azules componen la esencia encantadora del anfitrión.
Jimin decide detenerse para recuperar el aliento que ha perdido, no sabe con certeza la razón del alocado latir de su corazón ya que nunca ha cruzado palabras con aquel personaje que le ha estado acompañando en cada una de sus funciones, creando melodías hermosas con ayuda de las teclas de aquel piano.
Pero de algo está seguro, y es que Min Yoongi es el alfa más apuesto que sus ojos han visto.
Compartir con él la magia que se crea en el escenario es una experiencia sublime que lo mantiene soñando; disfruta de embriagarse de la verbena y manzana que danza con el viento, anunciando que detrás de esos aromas está aquel alfa de ojos cálidos y sonrisa dulce, tocando una melodía diferente y guiando los pasos de Ange en cada espectáculo.
El omega suspira con un sentimiento de impotencia y resignación; muchas noches han pasado y días interminables se han vivido; sin embargo, Jimin no ha encontrado el valor suficiente para acercarse y hablar con aquel chico que, sin hacer esfuerzo le ha enamorado.
Dispuesto a continuar con su ensayo del día, el omega se sitúa en el cetro del lugar; sus ojos se cierran para poder imaginar la melodía que cada noche le acompaña, con el fin de que sus pies se muevan por sí solos al danzar.
Más las teclas del piano crean una melodía real que dispara los latidos de su joven corazón.
Jimin abrió los ojos en el mismo instante que sus oídos pudieron captar la delicadeza del sonido, decide olvidar todo lo demás y centrarse en el alfa rubio que yace detrás del piano de madera con una sonrisa pequeña dibujada en los finos labios.
—Hola —y por primera vez el omega puede escuchar la ronquez que acompaña la voz del contrario, provocando un extraño aleteo que revuelve su pecho.
—H-hola —responde con un susurro, rogando que el sonrojo en su rostro no sea tan evidente.
Todo empeora para Jimin cuando el rubio decide ponerse de pie y acercarse hasta donde él se ha quedado estático.
—Es curioso que no nos hayamos presentado antes cuando compartimos escenario —menciona el alfa, manteniendo su sonrisa amable—. Mi nombre es Min Yoongi, un placer.
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🎪Circo Sonrisas🎪
De Todo¿Te has enamorado de la muerte alguna vez? En la década de los 20 se inauguró un gran Circo, el cual obtuvo su fama por la diversidad de actos de entretenimiento que brindaban. Circo Sonrisas era su nombre. Aquel lugar donde todos los niños reían y...