El Cesto

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Me encontraba en el sofá tumbada mientras miraba la televisión. De momento noto como se hunde el sofá por la parte de mis pies, giro un poco mi cabeza y me encuentro a Liam intentando sentarse.

-¿Me dejas?- dijo señalando mis pies, yo sonreí y giré mi cabeza otra vez a la televisión- ¡No pases de mi!- frunció el ceño molesto.

-Pareces un niño pequeño.- dije sin mirarlo- Y no, no voy a mover mis preciosos pies de donde están- le sonreí.

-Tu te lo has buscado- abrí los ojos como platos al ver que se abalanzaba sobre mi. Comenzó a hacerme cosquillas, el se reía pero yo, a parte de reír, no podía respirar, ya que aunque sí que tenía cosquillas, su risa era contagiosa- ¡Di que soy extremadamente sexy y que me vas a dejar sentarme en el sofá!

-¡Ni lo sueñes!- cada vez me faltaba más el aire y estábamos a punto de caer del sofá- ¡PARA!- le grite intentando apartar sus manos de mi.

-¡DILO!- negué con la cabeza- Pues no pararé- dijo entre risas- DI: LIAM ES EXTREMADAMENTE SEXY- ya no podía más, me tragué mi orgullo, intenté tomar aire y lo dije.

-¡Esta bien! LIAM ES EXTREMADAMENTE SEXY- en ese momento caímos al suelo, pero el no se dio por vencido y siguió con las cosquillas

-Y ahora... - le mordí el brazo- ¡AH! ¡Me mordiste!- reí mas fuerte por lo que el intensifico su manera de hacer cosquillas- DI: TE DEJO SENTARTE EN EL SOFÁ- lo dije y el asintió con la cabeza, pero siguió con las cosquillas- Ahora tienes que decir esto...- paro las cosquillas, se acercó a mi oído y susurro- Me has robado mi primer beso...- me estremecí ante su contacto.

-Nunca...- le susurre, en ese momento me miró y hizo desaparecer todo el espacio que quedaba entre nosotros en un beso suave, delicado y perfecto, nada parecido al anterior.

-¡Conseguiros una habitación!- nos separamos inmediatamente y nos volteamos para ver a Travis. El me miraba a los ojos con mirada desafiante para después cambiar su vista a la de Liam, este estaba enojado por la interrupción.

-¿Qué haces tu aquí?- dijo Liam mientras se levantaba.

-Tengo llaves- las enseño y luego sonrió.

-¡¿Tiene llaves!?- Liam me miró con los ojos abiertos, me comencé a morder las uñas.

-Uhm... Travis vamos arriba- le cogí de la muñeca, mientras subíamos se escuchó un gruñido de parte de Liam. Entramos en mi habitación y Travis me miro serio.

-Te marcó, ¿verdad?- dijo sonriendo

-Si...- agaché la cabeza, el soltó una carcajada- ¿De que te ríes?- levanté una ceja

-Liam te ha dado tu primer beso- volvió a reír.

-¡Sabía que era tu primer beso!- se escuchó un grito desde detrás de la puerta. Me sonrojé y negué con la cabeza.

-¡Escuchaste mal!- pensé en que mentira podría soltarle- dijo que... Uhm...

-Dije que tu le diste...- me miro sonriendo- su primer...uhm... Cesto- abrí los ojos como platos ¿¡cesto?!- le diste su primer cesto, si.

-Yo no le di nada- se quedó callado y apareció por la puerta- Bueno si... Tu primer beso, bebe- me guiñó el ojo y se fue.

Yo gruñí como un toro mientras Travis se reía de mi.

-Un cesto, ¿¡enserio?!- le miré levantando mis cejas.

-Tu tampoco ibas a arreglar nada- en ese momento se puso serio- Te ha marcado.

-Creo que eso ya a quedado claro- le miré confusa- Bien claro. ¡Vamos! ¿Que hay de malo?. Ningún chico se me acercará.

-Todos excepto dos- le miré otra vez confundida- uno soy yo, claro esta- se me escapó una carcajada- y el otro Liam. Ahora no te dejará en paz Heth.

-Me se cuidar sola, papa- dije con sarcasmo el rió.

-Ven aquí hija- me abrazó y me tiró encima de la cama- Te quiero mucho, vale? Nunca lo olvides.

-Uy que romántico, no?- le miré riéndome al igual que el- Yo también te quiero- dije volviéndolo a abrazar.

(...)

Me desperté por el horroroso sonido del mi maldito despertador...

Espera, ¡yo no tengo despertador!

-¡Liam! apaga esa jodida cosa del infierno- chille mientras me ponía el cojín en la cabeza.

-¡Uy! Que mal hablada- abrió mi puerta con sólo unos bóxers y una sartén en la mano con tortitas- Baja a desayunar sino quieres que me las coma yo- me sonrió y salió de mi habitación.

-Voy- me levanté de la cama, al volver la haría, o puede que no bueno ese no es el caso.

Fui hacia mi vestidor, Agg es lunes...-.-'. Cogí unos jeans vaqueros y una camiseta blanca. Arriba me cogí una sudadera que la que pone: "bad boys, good girls". Mis vans negras y una cola para recoger mi cabello castaño.

Baje por las escaleras en dirección a la cocina, Annie ya había desayunado, le di un beso en la mejilla y comencé a desayunar con Liam. Cuando acabamos me subí a la habitación, que raro que Liam no me dijo nada desagradable.

Me lavé los dientes y me maquille ligeramente como todos los días de escuela. Volví a bajar, cogí mi mochila y cuando iba a salir por la puerta apareció Liam.

-¿A donde vas?- dijo cogiendo su mochila- no se sí lo sabes pero yo tengo auto- me enseñó sus llaves.

-¿Te ofreces a llevarme?- el asintió- Oh, que... amable...- dije no muy convencida.

Le di otro beso a Annie, ella va con autobús ya que va a un colegio y yo a bachiller, ¡Pronto acabarán las clases y comenzara la universidad! Liam es tan, tan, tan listo que repitió.

Pero no va a mi clase, bueno si, pero no a todas.

Me subí al auto de Liam, que por cierto es bastante grande y lindo. El trayecto fue silencioso, pero nada incómodo, yo tarareaba las canciones que sonaban en la radio mientras el reía.

-Llegamos- abrió la puerta del auto y antes de que yo pudiera abrir mi puerta, me la abrió el- Señorita- me dejó salir.

-Liam- lo miré desafiante- ¿Que esta sucediendo? Que tramas?

-¿Yo?- asentí- Nada, tan sólo soy un caballero.

-Eso será-susurré.

-Te escuché- se acercó a mi y pasó un brazo por mis hombros mientras caminábamos por los pasillos. Me tensé ante su tacto, aunque también fue por todas las miradas que estaban clavadas en nosotros.

Unos susurraba cosas sin sentido, otros reían, otros nos miraban atentos y luego claro está las chicas... Ellas me miraban con odio y susurraban, lo que supongo que serían insultos para mi. La única chica que nos miraba divertida era Megan.

-Quita tu brazo de ahí, ahora mismo.- le ordeno.

-¿Te pongo nerviosa?- sonrió de medio lado.

-No- le dije seria-, me ponen nerviosa sus miradas- el comenzó a mirar a nuestro al rededor.

-Tu sólo mírame a mi.- le miré extrañada, sus manos subieron a mis mejillas y juntó nuestros labios lentamente.

Me quedé quieta unos instantes sin abrir la boca, pero luego pensé, bah... ¿cuando me ha preocupado lo que piensen de mi los demás? Le sigo el juego y luego le echaré la culpa a el. Y se acabó.

Así que abrí mi boca dando paso a su lengua que, al instante, se juntó con la mía.

Cuando nos separamos intenté poner una cara sería.
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EN LA FOTO: LIAM

El Playboy es mi niñero [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora