-Pues...el médico, el...me dijo...y pues yo...- comenzó a hablar tartamudeando.
-Liam, al grano- le digo sería.
-El doctor me obligo- dice tranquilamente.
-¿Y piensas que me lo voy a creer?- digo con una ceja levantada.
-Deja que te lo explique desde el principio.-suspira y comienza.
Estoy atónita, me ha explicado lo de "mi enfermedad", lo de la tensión y la conversación con el doctor. Ahora lo entiendo todo.
-Te lo quería decir, pero no lo hice por sí te subía la tensión, yo...
-Liam- le corto. Me bajo de la cama y me acurruquo en sus piernas- no tienes porque tratarme así...no es nada, ¿vale?-suspiro- Lo siento por pensar mal de ti.
-No tienes porque sentir nada Heth, fue mi culpa por escuchar al puto doctor- me da un beso suave y delicado- Prométeme que cuando te encuentres mal, no puedas respirar o algo parecido me avisarás.- asiento con la cabeza- Prométemelo.- dice serio.
-Te lo prometo- sonreímos y nos besamos. Coloco mis manos en su cabello sedoso y el posa sus manos en mi cintura.- Echaba de menos tus besos- digo riendo en su boca.
-Me vuelves loco Heather Miller.
{***}
Me despierto por la luz del sol, la ventana está abierta de par en par y tengo unos brazos agarrados a mi. Me levanto cuidadosamente y los aparto sin despertarlo.
Voy al baño y me miro al espejo. Estoy horrible...me doy una ducha corta para despejarme y al salir me tomo la pastilla. Salgo del baño con la toalla enredada en mi cuerpo mojado y de puntillas me dirijo a mi armario. Cuando estaba apunto de llegar me resbalo y caigo al suelo en forma de ángel de nieve.
-Mierda- murmuro.
Pensaba que por el estruendo Liam se iba a despertar, pero no. Está roncando como una marmota. Me da pereza levantarme así que decido quedarme ahí, tirada en el suelo hasta que Liam se levante y me ayude. Pero ese momento no llega.
Llevo como unos quince minutos haciendo ruidos con la boca para que se despierte pero no funciona. Uno de sus pies cuelgan por la cama. Estiro el brazo y se lo cojo.
Cuento tres en mi mente y tiro de su pie. Liam cae en un golpe seco y yo comienzo a reír y a reír. Necesitaba ir al baño urgente.
-¡Auch!- dice a mi lado en el suelo rascándose la cabeza- ¡Me hice daño!- grita como un niño pequeño.
De tanto reír no podía respirar bien así que cogí mi máquina y me la puse en la boca. Una vez ya pude respirar bien, me tranquilicé. Gire mi cabeza y vi a Liam aún rascándose la cabeza.
-¿Que te duele la calborota, bebe?- dije poniendo un puchero. El mi miró desafiante.
-Eres mala... Muy mala. Te odio- vale, lo de te odio me dolió un poco aunque supongo que lo dijo de mentira. ¿Y si sólo sigue conmigo porque estoy enferma? No creo.
Me levanto mosqueada y agarro mi ropa, me dirijo al baño ignorando sus llamadas.
Una vez vestida y peinada me lavo los dientes. Salgo del baño y lo veo de pie delante mía. Me giro para cerrar la puerta y:
-Eres un idiota-me voltee para mirarlo fijamente, el problema es que es una cabeza y media más que yo.
Él sonríe arrogante, mientras me coge de la mano fuertemente.
-Y tu una enana- dice sin perder esa estúpida sonrisa.
Vale, eso me dolió.
-Ya pero soy TU enana- digo mientras intentaba escapar de su agarre
-Y yo TU idiota- me coge por la cintura y elimina cualquier espacio que quedaba entre nosotros.
(...)
Liam se acababa de ir al instituto ya que le obligué a ir, porque si faltaba a los exámenes finales reprobaría y no se graduaría conmigo.
Hago la cama, Annie se fue hace rato al colegio y mis padres van y vienen de vez en cuando.
Mi novio ya no es mi niñero, pero viene todos los días o yo voy caminando al instituto y de allí vamos a tomar algo.
Siento miedo, miedo porque noto como la oscuridad se va apoderando de mi. Como que esta enfermedad, que ni yo se el nombre, cada vez se va adueñando más de mi ser.
No puedo
Tenerle miedo,
Porque ya forma parte de mi...
(...)
-¡Liam! ¡Llegaremos tarde! La graduación comienza a y media.- grito desde el salón colocándome bien mi vestido.
¡Me graduo! Por fin...pero sería mejor que este momento lo pasara con mis dos mejores amigos.
Liam, un día que yo estaba un poco de bajón, me compró un collar, donde dentro había una foto mía con mis dos mejores amigos. Le di millones de gracias y millones de lágrimas. Tengo el mejor, mejor novio del mundo.
-¡Ya voy!- grita desde el baño.
Mi vestido es verde azulado, por delante corto y por detrás más largo. El escote es en forma de corazón con pequeños diamantes y mis zapatos son negros, bastante sencillos.
Claro esta mis padres pagaron el vestido.
Llevo el pelo suelo y el maquillaje es ligero. Me miro por última vez al espejo y cojo mi pequeño bolso a juego con el vestido.
Oigo la cerradura del baño y me volteo para ver Liam mil veces mas lindo con su smoking negro. Su pelo ligeramente hacia arriba y parece más brillante. Su sonrisa me deslumbra y se acerca hacia mi. Si me viera ahora, estaría con la baba por toda la cara.
-Wow...Heth estas...Wow.- tartamudea. Sonrío y me acerco a él para darle un beso corto.
-Tu si que estas Wow- digo riendo.
-¿Preparada, Novia y/o pareja?- dice bromeando con una sonrisa arrogante.
-Preparada, bebe- el levanta una ceja y enarca el brazo para que yo meta mi brazo por el agujero. Lo hago y salimos de mi casa.
En el camino hacia el instituto cantamos las canciones que suenan en la radio.
Suena una canción, esa canción la que cantábamos Travis, Megan y yo. Agarro mi colgante y lo froto. No quiero llorar, no quiero llorar, no voy a llorar. Me intento convencer.Llegamos por fin, Liam me abre la puerta como caballero que es y me ayuda a salir de su lujoso coche. La gente esta llegando y otras se encuentran bailando en el polideportivo.
Entramos y la música inunda mis oídos. Sonrío al ver a todo el mundo, todos mis "amigos" como por así decirlo. Menos ellos...
-¿Quieres bailar, princesa?- dice mi novio sacándome de mis pensamientos. Esta con una sonrisa que no se le va, y parece tan tierno... Me tiende la mano y la agarro.
-Me encantaría.
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El Playboy es mi niñero [Editando]
Novela JuvenilLa vida de Heather era aburrida, el amor nunca llamaba a su puerta y sus padres nunca estaban en casa. Un día apareció Liam, su nuevo niñero. A partir de ese día todo cambió, su vida, sus amigos, su forma de amar. Todo. ¿Quieres saber qué pasa entre...