Capítulo 3; la flor imperial

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Encerrada en su habitación había quedado Fleur, su padre se lo había ordenado y de ser comentado el motivo de su encierro, ella diría que una enfermedad la había atacado. ¿Por qué estaba encerrada? bueno eso era fácil, su padre buscaba que Margareth llamara la atención del principe heredero, el motivo era obvio, pero era muy conciente que teniendo a Flor ahí, era probable que el príncipe Granger la mirase más a ella, como lo había sucedido con otros futuros herederos de familias importantes. Esto no hubiese sido un problema si Fleur fuese la próxima heredera al trono, pero al no ser así, entonces tenía que busca un buen marido para su primera hija, lo que significaba que Fleur debería ser apartada unos días, para que Margareth cumpliera su cometido.

Ahora solo podría pasear por el área que su padre había restringido para ella, sin poder acceder a otra áreas que no fuesen su habitación o el jardín abajo de esta. Su pequeño pasatiempo sería jugar con Gabrielle cuando la niña se escabullera de sus lecciones hasta su jardín, como la había venido haciendo desde hace años. La joven princesa creía que lo estaba haciendo en secreto, pero su desaparición por horas no puede ser pasada por alto, así que desde el primer día que se escapó los reyes supieron de su paradero de inmediato.

Un día después de la llegada del principe, el emperador volvió a llamar a Fleur al salón, cuidando que el príncipe no se encontrará en el castillo. “Saludo a su majestad, el rey” dijo con una reverencia. “¿Para que me ha llamado, su majestad?” pronunció algo ansiosa, lo que menos quería era estar mucho tiempo en su presencia.

“Buenos días, Fleur” dijo mirándola desde el trono “Solo tengo algo que decirte, no robaré mucho de tu tiempo” le aseguró sonriendo. “Como te lo hice saber antes, es indispensable para el país que Margareth se comprometa con el principe de Inglaterra.” Flor tuvo que contenerse para poner los ojos en blanco. Era obvio lo que le pediría nuevamente su padre. Tendría que ocultar su belleza vistiendo harapos, como lo había hecho otras tantas ocasiones por orden del emperador. Era obvio que quería que resaltará menos que su hermanastra y antes de vestir con esas ropas, prefería salir lo menos posible. De todas formas cualquier vestido la haría lucir hermosa.

“Lo sé, su majestad. El matrimonio entre nuestros países sería bueno para el reino” decir que era bueno era poco, para Francia la potencia que tendría al contar con el apoyo de los ingleses sería supremo. Flor entendía porque su padre estaba tan desesperado para pedirle que se quedará en su habitación.

“No quería tener que pedirte esto de nuevo, pero es primordial que tú hermana se comprometa. Tus vestidos serán retirados de tu habitación y tu joyería sera igualmente retirada. Remplazare tus vestidos por algunos menos hermosos” Flor solo pudo asentir, ¿Realmente podría hacer algo más? Solo contaba los segundos para irse. Estaba tan cansada de tener que sacrificar su dignidad para poder ayudar a este reino que la trata como una falsa princesa.

Pronto podría huir de ese infierno, pronto podría irse. Pero le preocupaba la manera en la que lo haría. Casarse con un extrañó, aunque no fuese de su agrado era una de sus opciones, la otra era huir del palacio y si era posible del país. No podía quedarse ahí de todas formas, o sería fácilmente encontrada por el rey de nuevo. Quizás podría hacer ver qué fue raptada. Sin embargo, aún tenía tiempo de pensar muchas cosas y crear un plan sin fallas.

Se perdió tanto en su pensamientos que no presto atención a lo demás de lo dicho por el hombre que la engendro. Cuando vio que se le permitía salir, hizo una reverencia y sin dudarlo se retiró los más pronto posible. Odiaba el lugar, solo esperaba poder comer tranquilamente en su habitación. Caminó por el mismo pasillo por el que había venido minutos antes, pero su paso fue interrumpido por una presencia poco agradable “Fleur, ¿Que hiciste para ser llamada de nuevo por mi padre?” dijo una horrenda voz “Debes estar tranquila ahora que tenemos un invitado honorable, ¿No lo crees?” siguió diciendo mientras se posaba frente a ella.

El secreto de una PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora