Capitulo 1; La Flor del reino

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La flor del reino Francés, conocida en la mayoría de los reinos europeos por su belleza deslumbrante. La segunda hija del gobernante era la reliquia de la realeza, quizás por esa razón muchos visitantes arriban al país en busca de su matrimonio, claro que eso solo sucedería cuando el mismo rey conozca a algún candidato que pueda serle de ayuda en algún futuro.

Fleur no era como las demás princesas, no como Margareth, la sucesora. Quién era exactamente idéntica al gobernante, por lo que nadie nego que fuese su hija, cosa que en su caso [De Fleur] no fue así. Ella no era nada más que el reflejo de su madre, una de las concubinas del rey. Rubia y de hermosos y atrayentes ojos azules, que combinados con sus facciones finas y elegantes, la hacían la mujer más bella del lugar, o bueno, quizás así la llamaban unos cuantos. Tampoco era como Lavender, quién estaba obsesionada con los hombres guapos y con formar una familia lo antes posible. Y por último, tampoco era como Gabrielle, la más pequeña de las hijas del gobernante. Ella era apenas una niña de alrededor de once años, tierna y adorable, con rasgos parecidos a los de Fleur, pero a diferencia de esta, Gabrielle era hija de la segunda reina, Apolline. También era una mujer rubia, hermosa y elegante, el rey era un hombre atractivo a su vez también, lo más destacable; sus ojos verdes oscuros, por lo que la combinación de estos dos genes dieron como resultado a una niña rubia con pequeñas joyas verdes oscuras como ojos. Estaba destinada a ser una mujer hermosa cuando creciera, nadie negaba eso.

La diferencia entre tres princesas y Fleur, era la posición de sus madres, mientras que Margareth, Lavender y Gabrielle son o fueron hijas de las reinas del lugar, la madre de Fleur carecía de título noble, por lo que ciertamente era tratada diferente que sus hermanas. Nada realmente notable, a menos de que prestases mucha atención. La única dama de compañía que tenía la joven Flor era Adriane, hija de un noble caído. Quizás porque existía una pequeña diferencia de edad entre las dos, era el motivo por el cual tenían una relación más fuerte de la que normalmente se tendría con una dama normal. O quizás porque era la única sirviendole exclusivamente. A diferencia de sus dos hermanas (hijas de la primera reina) que tenían mínimo cinco.

No era algo que molestase a Fleur de todas formas, pues toda su vida siempre ha recibido la mitad de lo que pudiesen resivir sus hermanas. Tampoco era un problema, tenia más privacidad y podía seguir con su vida de libertad sexual cuánto y cuando quisiese. No era como si la princesa metiera a cualquiera a su cama, pero ciertamente había tenido unas cuantas aventuras no tan grandes. Su padre había puesto una condición para dejarla hacer lo que quisiese, y es que, ningún escándalo ni rumor, apareciera por el reino. Es por ello que sus aventuras ciertamente estaban limitadas en un punto. Sabía que de no cumplir esto, fácilmente sería echada o por lo menos castigada severamente.

Su vida era tan aburrida ahora, no había nada que hacer entre el tramo de verano y otoño, no había celebraciones ni mucho menos  banquetes dignos de su presencia. Claro, había fiestas del té con las duquesas e hijas de gente noble, pero Fleur no era requerida en ellas, las pocas invitaciones que llegaban a su puerta eran solo por cortesía, lo aprendió a la mala. La nobleza no la consideraba una princesa digna del título, por lo que el rechazo de ciertos grupos no era un secreto. Flor tampoco era la hija preferida de su padre, por lo que no contaba con su respaldo de todas formas, no es como si fuese rechazada por él, pero había una barrera entre los dos.

Fleur solo asistía a las fiestas dadas en el palacio y algunas a las que asistía su familia, jamas sola en ninguna reunión noble. Porque, aunque era rechazada por la mayoría de la nobleza, había ciertos hombres que la seguían todas las noches en esas fiestas. Algunos hijos de duques, próximos a heredar, pero nada que a Fleur le interesase de todas formas. No es que estuviese interesado en casarse aún, todavía no debutaba en la sociedad, aunque bueno, la mayoría de las jóvenes de alta sociedad tenían un prometido antes de su debut. Flor solo quería disfrutar su vida libre antes de tener que encadenarse a un hombre que quizás ni siquiera le agrade de todas formas, así que ciertamente no le importaba mucho la reputación que tenía y mucho menos los rumores que circulaban de ella.

El secreto de una PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora