PRÓLOGO

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Su último recuerdo eran aquellos ojos miel y las túnicas blancas y doradas ondeando en el aire mientras dos brazos lo sostenían con delicadeza... Como si fuera alguien importante...

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Sus pequeños pies descalzos pisaba la tierra mojada pero... No sentía nada... Su corazón ya no podía latir ya estaba más que consciente de eso, tenía hambre... Tenía mucha hambre.. Solo quería comer...

No sabía cuánto había pasado desde la última vez que probó bocado, había despertado hace meses de un coma extraño, si tenía tanta hambre por que no podía morir? Por que no podía dejar de sentir hambre y sed, Apesar de que ya estaba muerto... No podía dejar de sufrir jamás?

La gente se alejaba del sucio vagabundo que caminaba sin rumbo alguno...

Solo quería sentirse bien....

No sabía dónde estaba, no sabía ya por cuánto había caminado, no tenía recuerdos más que la caída del antiguo Reino en el que vivia...

Entonces tropezó... Creía que caería en el charco de lodo pero no pasó nada...

Sintió dos brazos sujetarlo cuidadosamente... Como si fuera brusco lo rompería en mil cristales..

Entonces lo vio...

Dos orbes dorados tan brillantes como el mismo sol, tan hermosos y preciosos como el oro....

-Estas bien?

La voz tan amable y dulce como la recordaba...

Aun ochocientos años y no había cambiado aquella bondad en ti... Pero tus ojos... Tus ojos ya no tenían el mismo brillo que la primera vez que los vi...

Eran tan.. Vacíos...

&quot;Dulces días&quot; Donde viven las historias. Descúbrelo ahora