Las oportunidades pueden ser intensas en los momentos en los que no te encuentras preparado para afrontarlas y la verdad que nadie te dice es que tal vez nunca lo estés, ni siquiera con todo el aprendizaje. La escuela no te prepara del todo para la universidad, la universidad no te prepara del todo para el trabajo y así sucesivamente hasta que te das cuenta que solo las experiencias reales con momentos dados, circunstancias precisas, son las que realmente te enseñan a vivir de alguna forma. Todo esto, considerando que aprendas las lecciones que se te van presentando y a partir de allí, cambiar tu forma de ver las cosas para superar y crecer.
Cary Aguilar se levantó aquel día con un gran dolor de espalda que parecía insoportable, con un suspiro estiró su cuerpo antes de alejarse de la cama. Con un gruñido su estómago le avisó que debía desayunar algo, por eso corrió a la cocina y preparó algo para ella y para su hijo. Ezra ya tenía cinco años, el niño crecía demasiado rápido para su gusto, ya hablaba muy bien aunque era más callado de lo que le hubiera gustado, se portaba como un niño adulto incluso cuando ella intentaba que corriera, se ensuciara o hiciera travesuras, lo único que hacía mostrando su edad era ser curioso.
Ese hecho era algo que había crecido junto a él a la misma velocidad, había dejado de tumbar las cosas, pero nunca de buscar y averiguar todo lo que se guardaba en cada cajón de la casa. Por esa razón, era que había decidido colocarle un seguro a la puerta de su habitación y al cajón de su mesita de noche, había cosas que los niños no debían descubrir de sus madres. Siguió haciendo el desayuno con rapidez y cuando estuvo listo corrió hasta la habitación de Ezra, él seguía dormido en su cama con sábanas de carros, lo movió dándole besos hasta que el niño abrió los ojos. De nuevo su comportamiento era bastante adulto, a pesar de quejarse un poco su hijo abrió los ojos centrándose con facilidad.
-Es hora de ir al colegio, mi cielo- le dijo ella con un beso en la frente.
Y esas palabras bastaron para que Ezra se levantara de la cama. Ella lo acompañó hasta el baño donde el pequeño se duchó mientras ella lo vigilaba desde afuera, para luego caminar juntos hasta la cocina y desayunar. En silencio comieron hasta que Ezra comenzó con su parloteo habitual de todos los días, le comentó lo que haría ese día, lo que jugaría con sus compañeros en la escuela hasta que se hizo la hora de bajar hasta la entrada del edificio. Juntos esperaron a que el transporte pasara por Ezra y cuando llegó, él se despidió con un beso antes de subirse corriendo.
-Tu hijo es el único que corre al transporte en las mañanas- dijo Corina riendo, la mujer que conducía.
-Es el único al que le gusta tanto ir a la escuela- dijo ella riendo también.
-Eso seguro- aceptó la mujer antes de despedirse con la mano y arrancar.
Ezra se despidió de ella de la misma forma y ella esperó a que la camioneta se alejara antes de correr al interior del edificio de nuevo. Se duchó al llegar, se puso la ropa que había preparado desde el día anterior, se maquilló con rapidez algo sencillo y tomando sus cosas salió del departamento. Condujo hasta la oficina de IA-Tecno, la empresa en la que trabajaba y subió hasta el último piso, siendo la secretaria principal del dueño, Alonso Navarro, sus días eran bastante ocupados aunque sus pagos eran tan buenos como podía esperar.
No se quejaba ni un segundo, el hombre para el que trabajaba era bueno y amable, Lena, la prometida de su jefe pronto su esposa, era una de sus mejores amigas y sus días eran bastante entretenidos. Llegó a la oficina solo para sonreír al ver el café en su escritorio, desde el momento en que Lena comenzó a trabajar en la empresa y ellas se habían vuelto amigas habían compartido la idea de comprarle el café a la otra en las mañanas, ese día Lena se le había adelantado. Su jefe debía estar en su primera reunión, ella la había dejado programada y Lena estaba en la oficina.
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El jefe que anhelo
RomanceCristian Córdova es un hombre que busca el éxito. Nada menos es aceptable en su mundo, al menos bajo las exigencias de una familia que vive en la política. Las reglas estiradas y normas sin sentido, siempre han formado parte de su vida al igual que...