Las responsabilidades son algo a lo que nos enfrentamos solo y exclusivamente cuando somos adultos o al menos así debería ser, la niñez es la única etapa del ser humano donde ese hecho vital no existe. Es solo un término lejano que no llegas a comprender del todo, estás demasiado ocupado viviendo, descubriendo el mundo y disfrutando del tiempo que no te fijes en lo demás, a veces observas a los adultos deseando cosas a las que no puedes acceder y cuando todo el mundo te dice que ya llegará, que no te apresures porque todos quieren volver a ser niños, piensas que te dicen una mentira. Solo aquellos que no disfrutaron de su infancia pueden conocer lo que les faltó con un extraño anhelo que queda en el pecho.
Cristian Córdova era uno de los niños que nunca había tenido una infancia real, no importaba lo mucho que hubiera batallado, roto las normas y gritado, sus padres siempre lo volvían a meter en el mismo molde con el que había crecido toda su familia. En el esquema familiar, había cosas mucho más importantes que criar correctamente a un niño, cosas como la imagen, la presentación y los ojos del público lo eran todo. Un niño no puede ser un niño cuando todas las miradas están sobre él, la presión es demasiada, te quiebra.
En su experiencia, los únicos y pocos momentos en que había podido dejar de comportarse como un pequeño adulto para ser un verdadero niño era cuando junto a Jillian, su hermana mayor por cinco años, escapaban de las manos de sus niñeras para poder disfrutar del jardín de la casa en la que vivían, era inmenso e ideal para esconderse, por lo que era fácil pasar desapercibido. Recordaba todas las veces que había regresado junto a Jillian lleno de tierra y suciedad solo para escuchar los castigos que sus padres les imponían. No podía importarles menos, la siguiente escapada ya estaba en sus mentes, al igual que la siguiente travesura. En muchos crecer con alguien como su hermana lo había salvado y le gustaba pensar que había sido igual para Jillian.
Claro que no todos los hermanos compartían esa visión, su hermano mayor, Jonathan y Catherine, la más pequeña después de Jillian, disfrutaban de sus vidas sin importar que estuvieran limitados en muchos sentidos. Su hermano era la viva imagen de su padre, tanto en su vida personal como en la profesional, y Catherine aunque no seguía los pasos de su madre, tampoco estaba muy lejos. Eran un modelo práctico junto a la niña mimada, nada que ver con Jillian y él. Su hermana siempre había intentado alejarse de la presión mientras él directamente se había alejado de la familia o lo intentaba.
El problema de la política es que siempre te persigue y su padre era un político popular, su madre era la esposa trofeo perfecta, la que mejoraba su imagen al igual que sus hijos. Desde que podía recordar sus movimientos siempre eran vigilados y aunque había escogido una cerrera distinta, se había alejado de su familia e incluso trabajaba en una compañía alejada de todo lo controversial, sus fotos todavía salían en los periódicos.
Esa mañana se levantó revisando sus redes sociales como todos los días y allí en su muro estaba una foto perfecta de sus padres en un evento de caridad, se veían sonrientes como la pareja idílica aunque él sabía que nada era menos cierto, sus padres solo se soportaban. Se duchó con rapidez pensando en su trabajo, tenía muchas cosas que resolver antes de que Alonso y Lena se fueran de luna de miel, sobre todo tenía que descubrir cómo trabajar con mujer que lo volvía loco y que tenía al menos cuatro meses evitando como la peste. No había querido dejarla así, pero la situación lo había requerido.
Desayunó algo sencillo antes de bajar al estacionamiento y subirse a su auto. Condujo hasta el edificio de la compañía para subir hasta el piso que le correspondía, saludó a algunos de sus compañeros hasta encontrarse con Luisa, su secretaria. Entre suaves saludos ella le indicó todo lo que debía hacer ese día para poder mantenerse al día con todos los cambios que debían hacerse, ser el vicepresidente de una compañía tan grande como IA-Tecno era bastante para asimilar. Sobre todos desde que habían sido nombrados la empresa número uno hace más de un año, de nuevo los reflectores estaban sobre ellos.
ESTÁS LEYENDO
El jefe que anhelo
RomansCristian Córdova es un hombre que busca el éxito. Nada menos es aceptable en su mundo, al menos bajo las exigencias de una familia que vive en la política. Las reglas estiradas y normas sin sentido, siempre han formado parte de su vida al igual que...