Empezar de nuevo

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Crecer trae consigo responsabilidades, sean pocas o sean muchas, es una ley de vida que tienes que hacerte cargo a lo largo de tiempo. Ser sincero con lo que puedes llevar o no también forma parte de crecer, algunas personas nacen con responsabilidades fijas que los padres van creando para sus hijos, otros se encuentran con circunstancias que se escaparon de sus manos, pero no por eso puedes dejarlas pasar. Siempre encontrarás un momento para notar todo el peso que vas cargando a medida que pasan los años. Pide siempre que las que tengas que asumir sean solo las que deseas, porque no hay nada más difícil que tener que llevar una responsabilidad que ni siquiera sientes que te corresponda.

Cristian imaginaba que las cosas se complicarían, nunca nadie le había dicho que la vida sería sencilla, mucho menos con la familia que tenía, pero al menos podía tener fe de que algún día fuera de ese modo. No se hacía demasiadas ilusiones porque era algo que tenía esperando desde los diez años, sin embargo no se rendía con la idea. Aquella tarde seguía esperando la llegada de su hermana a su departamento, nunca se había sentido tan perdido con una mujer y mecho menos con sus propias acciones, él no era de las personas que se arrepentían, pero claramente lo estaba haciendo con Cary.

Una hora más tarde el timbre de su departamento sonaba y él se levantaba a abrir. Jillian lo miró desde la entrada con algo de asombro antes de llevar las cosas que cargaba hasta la cocina y utilizar el espacio como si aquel fuera su departamento. No le molestaba ni un poco, su hermana siempre preparaba las comidas más deliciosas, se sentó en la encimera para observarla con el mismo estado de ánimo, ella abría cajones, se movía, cortaba y de vez en cuando le lanzaba miradas preocupadas que él notaba sin responder del todo.

-Muy bien, ¿qué es lo que sucede?- Preguntó Jillian con una mueca mientras condimentaba pollo en un bol -nunca, en todo el tiempo que tienes de vida he sido llamada en emergencia. A pesar de ser la mayor, la mayoría de las veces eres tú quien termina en mi departamento.

-No sé si puedo explicar lo que sucede- comentó él viendo a la nada -sigo procesándolo, estoy confundido.

-Esto es peor de lo que pensaba- musitó Jillian moviéndose más rápido -dime que se trata de una mujer y no de un cuerpo, te ayudaré sea lo que sea, pero no creo que mi estómago soporte una visión tan grotesca.

-Es una mujer- afirmó él volteando los ojos y riéndose a pesar de todo -y el problema es mi comportamiento alrededor de ella.

-¿Qué hiciste?- Preguntó su hermana, volteándose para poner el pollo al fuego -¿le pediste matrimonio a alguien estando borracho?

-¿Puedes ser seria alguna vez, Jillian?- Se quejó él con molestia -te juro que me siento perdido.

-Oye, eso me sucedió, estoy siendo seria- se defendió ella, acercándose a él -y si no quieres escuchar mis suposiciones es mejor que comiences a hablar, de lo contrario, seguiré hasta acertar. El proceso será bastante largo, supongo.

-No sé explicarlo- dijo él de nuevo recogiéndose el pelo con las manos en un gesto desesperado.

-Inicia por algo y solo habla- pidió su hermana, acercándose de nuevo al pollo para darle vuelta.

Él se quedó en silencio unos segundos y mientras tanto Jillian comenzaba a picar vegetales para una ensalada.

-Por primera vez me quedé en la casa de alguien- soltó él -y no, no fue algo sexual. El sexo ni siquiera estuvo involucrado, ella estaba demasiado borracha para abrir los ojos. La acosté en su habitación y lo siguiente que supe es que me quedaba dormido en su sillón por si se levantaba en la noche sintiéndose mal. Desperté allí y ella preparó el desayuno.

El jefe que anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora