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Antes que nada, muchas gracias a littlecreativity por ayudarme como lectora beta para el fic <3

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—Apúrese Betty, que es una reunión de urgencia—. Bertha llamó a la joven.

—Ya va, ya va—. Betty obedeció, siguiendo a sus amigas a los baños. —¿Y no esperaremos a Sandra?—

—No m'ija, si la reunión es para hablar de ella—. Aura María se adelantó a la respuesta, apoyándose en el lavabo a sus espaldas. —De su tinieblo, mas específicamente—

Beatriz no estaba convencida, recordando que la tratada fue bastante clara, además de que no le hizo gracia que le insistiesen tanto. —Pero Sandra ya dijo que no tiene a nadie, y no parece agradarle que le hablemos de eso—

—Lo sabemos Betty, pero es obvio que tiene algo escondido-. Sofía respondió rápidamente, consiguiendo un asentimiento colectivo. —¿O nos va a decir que usted no ha notado nada raro en ella?—

—Bueno, tal vez un pequeño cambio...

Mientras las mujeres de el cuartel charlaban poco discretamente, Patricia escuchaba tranquilamente desde el lado contrario de la puerta. Particularmente interesada en el tema de conversación, dejando que una inevitable sonrisa se mostrara en su rostro.

Luego de estar escuchando unos minutos más, decidió que oyó suficiente y se alejó de los baños, encaminándose a su compañera de escritorio.

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Patricia no pudo evitar sonreír juguetonamente al ver a su objetivo, apoyándose en el escritorio de Sandra con naturalidad y obteniendo su atención inmediata.

—¿Por qué tan sonriente, peliteñida?—. Entrecerró los ojos, demasiado consciente de la sonrisa jubilosa de la contraria. Lo que, por experiencia, no significaba nada bueno.

—Por nada en especial, solo un pequeño rumor de sus amigas—. Canturreó, disfrutando la manera en que Sandra empezaba a sonrojarse torpemente, confirmando el que ambas sabían a que iba con su charla. —Dicen que tiene un tinieblo, alguien atractivo y...—

La mujer rubia no pudo terminar la oración, pues fue interrumpida por Sandra, quien coloco su índice sobre su boca sin ganas de escuchar más.

—Mejor cierre el pico y termine el informe del Doctor Armando—. Recibió un bufido en respuesta a el mandado. —Y no se queje, que Don Armando está que la mata—

—Ya entendí, ya entendí, jirafona—

Sandra río entre dientes por el tono molesto de Patricia, recibiendo una mirada fastidiada. A lo que solo le sacó la lengua con diversión.

—¿Le parece muy chistoso?—

—Tal vez—. Patricia rodó los ojos al tonito alegre, decidiendo ignorarlo en favor de sacar un pequeño regalo, meneándolo ligeramente para que Sandra se percate de el.

—Eso es...—

—Si, uno de esos caramelos que tanto le gustan—. Dijo satisfecha, al ver el pequeño brillo mezclado con sorpresa en los ojos de Sandra. —Tómelo, es para usted—

Cuando el chupete dejó sus manos, Patricia observo como lo desenvolvió con facilidad y de la misma manera lo metió en su boca. Algo que siempre la complacía, aunque no comprendía bien el porqué.

De todos modos, prefería no pensar mucho en ello.

—¿No me va a dar las gracias?—. Queriendo despejar su cabeza, se reclinó nuevamente sobre Sandra.

La mas alta dio un par de miradas a los costados, antes de adelantarse a dar un casto beso en la mejilla de Patricia. —Gracias por el detalle, Pattyco—

El gesto repentino la tomó por sorpresa, sin dejarle tiempo de reaccionar, terminando por sonrojarse en lo que la contraria sonreía nuevamente.

La misma sonrisa que retorcía su estómago, y no precisamente de mala manera..

—¡Patricia!, ven que necesito hablar contigo—. Fortuitamente, o tal vez no, Marcela salió de su oficina y ahí terminó su charla.

—¡Ahí voy, Marce!—

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—Óigame Sandra, ¿eso es un pelo rubio?—. Aura María señaló, notando las hebras en el saco.

—Si, se me debió pegar de por ahí—. Contestó, sacudiendo rápidamente dicha prenda.

—¿Otra vez con cabellos rubios en la ropa, Sandra?—. La conversación llamó la atención de Sofía, y a su vez de todas las demás. —Y aún así nos dice que no anda con nadie—

—Solo es una coincidencia—

—Una coincidencia que sucede regularmente—

—¿Si?, es decir, puede ser—. Su declaración levantó varias cejas.

El silencio se asentó durante unos segundos, segundos en los que rogó para que algo pasara y no tuviera un interrogatorio.

—¿A usted que le pasa que no habla de su tinieblo?—

Por supuesto, eso no sucedió.

—¿Hay algo malo con él?—

No respondió nada, limitándose a concentrarse en un punto de la pared y no despegar los ojos de ahí.

—¿Está casado?, ¿está saliendo con alguien casado?—. Para este punto, Bertha se estaba desesperando. —M'ijita pero responda—

—No, no está casado—. Negó, pensando en como justificaría a su supuesto "hombre". —Es solo que...—

—¿Que..?—

—No era un hombre, era una señora que iba pegada a mi en el bus, y al parecer tiene un horario parecido, siempre termino sentada a su lado—

—Sandra, si piensa que le creer...—

—¡Oigan, manada de pobres!, ¿qué es tanto escándalo?, váyanse a trabajar—. Por suerte, mucha suerte, Patricia interrumpió y la atención se alejó de ella.

Antes de que alguna pudiera responder y, posiblemente, empezar una pelea, Betty habló. —Patricia tiene razón, ya deberíamos regresar a trabajar—

El cuartel se disipó luego de esto, entre reclamos y susurros, cada una se fue a su puesto de trabajo y el tema se quedó ahí.

Cuando ya no quedó nadie mas, Sandra suspiró aliviada, recostándose sobre su escritorio y cerrando los ojos. Debería recordar la excusa, ya que le sería útil en un futuro, porque probablemente el tema seguiría en algún punto.

Al pensar en eso no puedo evitar bufar suavemente.

—¿Molesta por el interrogatorio?—. Preguntó Patricia, sonriendo de medio lado.

—Cállese—. Murmuró, ignorando la sonrisa satisfecha.

—¿No me va a dar las gracias, de nuevo?—

—No—













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