V

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—Si, algo así—. Carraspeó, cubriéndose inmediatamente donde creía que estaba el chupetón.

Esto le pasa por no comprobar bien las marcas visibles.

—No se preocupe, yo le digo a mi mamá por una pomada—

Y por supuesto que Jimmy debió apresurarse a su respuesta y correr directo al cuarto, sin darle tiempo de responder. 

Luego de eso no hubo mucho que pudiera hacer, no cuando se congeló al instante y ya oía los pasos acercándose.

—Oiga Sandrita, el niño ya me contó de su "moretón"—

Mientras trataba de subir el cuello del suéter, el tono sugerente de Aura María resonó.

—Oh si, eh, es solo un piquete—. Se cruzó de brazos en un intento de disimular mejor, retrocediendo levemente.

—¿Un piquete morado?—. Sonrío, mirando con detenimiento el cuello, sin ver nada inusual desde su posición.

Eso no hizo más que aumentar sus sospechas al igual que los nervios de Sandra.

—Creo que tengo alergias—.

—Bien, aquí le traje una crema, así que me va diciendo donde está para untarla—. Meneó el remedio, apuntando.

—No es necesario, es pequeño y..—

—¿Qué tanto hacen, muchachas?—. Mariana apareció por el pasillo, regresando de las compras.

Ambas respondieron rápidamente.

—Sandra tiene un chupetón—

La mencionada negó de inmediato, agitando los brazos torpemente. Ya era bastante malo que una se hubiera enterado, no necesitaba otra.

Aunque siendo realista, mañana ya todo el cuartel estaría al tanto.

—¿Cómo así?—. Se unió a ellas, cercándola del otro lado.

Ahora si que notaron el dichoso chupón, que asomó levemente.

—¿Quién se lo hizo?—

—¿Cuándo pasó?—

Decidió cortar las preguntas, aclarándose la garganta. —Fue un mosco, es un piquete y ya—

Sabe que ganó miradas poco creíbles, pero no se quedó a comprobarlo porque huyó a su cuarto ni bien pudo.

—Tengo sueño, voy a dormir—. Anunció antes de encerrarse.

—¡Sandra!—

.

.

.

Tal como supuso, todo el cuartel ya sabía de su incidente y estaban ansiosas por más.

—¿Cómo es eso del chupetón, Sandra?—. Bertha preguntó en lo que salían del ascensor.

—Que era un piquete—. Negó lo que parecía la milésima vez.

—Y sigue con eso—

Igualmente, pensaba mantenerse en su mentira y probablemente otro chisme llamaría su atención pronto.

Como lo que sea que esté pasando en la vida amorosa de Betty.

De todos modos, ahora empezaría a trabajar, su jefe últimamente le mandaba más informes.

En lo que Mariana y ella comenzaban con los documentos pendientes, Marcela y Patricia salieron del ascensor.

Trató de no prestarle mucha atención a su charla, sabiendo que lo mejor era seguir por su lado.

"Que nadie vea"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora