6. La Venta (Parte 2)

71 5 0
                                    


➳ Capítulo 6
Parte 2



Nunca en mi vida he tenido las ganas de besar y abrazar el piso hasta que decidí subirme a ese auto con la pelirroja de conductora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nunca en mi vida he tenido las ganas de besar y abrazar el piso hasta que decidí subirme a ese auto con la pelirroja de conductora. Aunque no puedo negar lo jodidamente buena que era su expresión de concentración mientras conducía o como su cabello se movía con el viento.

Mi mirada la busca y solo noto como la sonrisa en su rostro todavía sigue presente en el.

Me estoy volviendo loco, casi muero porque ella se creía Toretto y yo solo pensando en lo fabulosa que estaba detrás del volante. 

— Ay mi pobre nena, siento hayas tenído que pasar semejante susto.

— No me asusté, tengo sangre y pinta de corredor experto —no miente, todo su look cae en la escena, en especial esos apretados pantalones de cuero que se ajustaban a la perfección de sus piernas.

Vamos, no sé que carajos sucede conmigo... Ella llega y todo lo que creo tener controlado se desequilibra otra vez. Resistencia, Luckyan.

— No te hablo a tí, le decía a mi hermosa —Gravel se acerca y toca con delicadeza la lata de sua uto—. ¡Tú no vuelves a conducír en tu puta vida!

— ¡Eres un maldito mal agradecido! —ella llega a donde estaba para abofetear la parte de atrás de su cabeza—. De todas formas llegaste y en una sola pieza ¡Denada!

— Llegamos, sí —bufa—. ¡Pero !

Dios, al paso que van estos dos, la misión "venta de armamentos ilegales" que se supone que sería "secreta" iba a dejar de serlo. Busco con la mirada a Michael quién se estaba acomodando su atuendo con uno de los ventanales de las casas abandonadas que había por ahí.

¿En serio? ¿Justo ahora? Como lo dije, yo era el indicado para comandar esto.

Solo iba a dejar que dejaran de pelear porque si me metía, de seguro yo también iba a recibir una buena tajada de insultos, pero uno de los walkies talkies resonó diciendo que los autos de Renaldi se acercaban a las ruinas de la Iglesia. Ahora si me veo obligado a intervenir.

— Se los juro que si no dejan de pelear, comienzan a caminar, los dejo botados aquí y la comisión me la tomo yo —eso salió en un tono autoritario más de lo que hubiera querido, pero funcionó al ver como los "niños" que tenía al frente comenzaron a andar con rapidez después de bajar un maletín del auto, me sentí satisfecho.

Se supone que St. Dunstan fue una iglesia bombardeada durante la segunda guerra mundial, era un punto totalmente abandonado por la ciudad de Londres, era una ubicación algo extraña pero una muy buena para poder hacer este tipo de cosas sin levantar sospechas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sombra del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora