1: Secuestro

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Narra Verónica

Es fin de semana, hace poco terminó la época de exámenes y solo me quedaba esperar los resultados. Mi familia desde Latinoamérica me deseaban suerte, en momentos como estos; es difícil estar lejos de todos ellos, pero no iba a dejar de lado mi sueño de irme a Canadá.

Admito que no estaba preparada para las bajas temperaturas de los inviernos, obviamente habían diferencias culturales. Sin embargo a la gente de aquí no le molestaba mis costumbres, ni escucharme hablar mi lengua materna cómo me dicen que pasa en otros países. En el momento de hablar inglés incluso me daban nuevas palabras para aumentar mi vocabulario. No sabía si es que tuve suerte o todo el mundo era así, lo agradecía igual.

Tengo varios amigos, los que siempre resaltan son Emily y Edward, son originarios de Estados Unidos pero decidieron estudiar en Canadá de intercambio para conocer cosas diferentes, aunque ellos aseguraban que cuando terminará el tiempo estimado volverían con su familia.

Edward estudia para medico, era mayor y creo que estaba investigando para hacer unas prácticas en Canadá en un buen hospital, Emily es su novia que estudia psicología.

Al principio no me daban buena imagen, sentía que su personalidad era la descripción negativa de un estadounidense hasta que en una fiesta que me invitaron compañeros de salón,  hable con ellos de más con el efecto del alcohol

Ahora iba camino a mi casa después de una reunión de nuestro grupo de amigos, como forma de celebrar el fin de la tortura que era estudiar todo el tiempo, yo fui de las últimas en irme, Emily y Edward se despidieron una horas antes que yo diciéndome que me cuide.

Ahora estaba esperando mi transporte, la aplicación decía que estaba afuera el auto pero no veía la matricula.

Recorrí toda la calle, estaba en una esquina cuando pensé en volver al departamento de mi amigo por miedo de estar sola en la calle, traumas de Latinoamérica se podría decir. Hasta que me fije que había un auto parecido al de Emily, no le tome importancia hasta que vi que bajaron la ventanilla y ahí estaba mis dos amigos.

—¿No se habían ido ustedes?  —les pregunte sin saber como reaccionar a su presencia—   Oh... ¿Olvidaron algo?  —me acerque al auto confiada—  si quieren voy a buscarlo, solo estén pendiente cuando llegue mi uber

—Sería un gran favor, pero es que no se si lo veas fácil, seria mejor que fuera yo  —dice Edward y baja del auto desde el lado del copiloto.

Yo no pienso nada sospechoso cuando se acerca mucho a mi, yo le sonrió y asiento entendiendo su punto, pienso en tal vez quedarme aquí hablando con Emily mientras espero mi uber, parecía mejor opción, no quería molestar a mis amigos para que me llevaran porque vivimos a extremos diferentes. Entonces él, que es el más alto de los tres presente, abre una puerta de los asientos de atrás de la cual estoy cerca.

Antes de tener dudas por su acción siento como me pone una mano en la boca y con la otra me inmoviliza del torso agarrando mis brazos en el proceso.

Me sube al auto, de forma que quedo en sus piernas, suelta mi torso un segundo para cerrar la puerta, ese tiempo lo aprovecho para usar mis manos buscando que aleje su otra extremidad de mi y salir corriendo del vehículo. No se que tan buena es mi instinto en estas situaciones, pero me parecía lo más lógico, solo bajar del auto para después en vía pública gritarle porque hicieron eso. Sin embargo cierra la puerta rápido, escucho como pone el seguro, la ojimiel empieza a conducir y en ningún momento quitan la mano de mi boca. Yo protesto, mis gritos no los considero nada entendibles o con gran fuerza sonora.

Estoy en crisis pensando en lo que acaba de pasar. Me digo a mi misma que la forma que me metieron al auto fue muy simple como para ser un secuestro de verdad, además que son mis amigos.

Secuestrada por ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora