4: Trato

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- Por favor, no me siento lista -le cuento a mis dos secuestradores.

Llevábamos solo una semana en la nueva casa.

En este lugar me dan tanta libertad que asusta, me preparan el desayuno, me cuentan su día y puedo ver tv, nunca más pensé verla. Y como soy la única en casa todo el día, soy la encargada de limpiar.

No me tienen atada desde que revisaron las rejas de las ventanas, las doble puertas principal y las dobles del patio tenían buenos seguro, el sótano apenas tiene una mini ventana donde apenas puedo asomar la cabeza.

No hay forma de escapar, lo intente aunque me dijeron que ya habían revisado todo para evitarlo. Creo que no quise perder la esperanza tan pronto, había gente que sobrevivía a doce años de secuestro y volvían a casa ¡Yo podía ser un caso de esos! Debía intentarlo.

En estos días todo ha ido bien, los noto más felices. Cuando llegan de sus clases o trabajo siempre me besan, buscan tenerme cerca suyo. Tengo un cuarto para mi y las pocas cosas que designaron como mía (como poca ropa de Emily), aunque todas las noches me arrastran a su cama, suelen ser solo besos lo que buscan, pero hoy no.

- Vamos... Te va a gustar -me dice Emily, yo niego asustada- no sabrás sí no te gusta sino lo intentas - Su mano viaja por debajo de mi camisa. Entonces el nudo de mi garganta crece mientras pierdo un poco la visión, estoy apunto de llorar, no quiero hacerlos enojar, pero al sentir los dedos de Edward apunto de empezar a desnudarme, sollozo, dejo salir las lagrimas, lo hago porque sé que no tengo muchas opciones, sabía que estoy pasaría algún día, sin embargo parece demasiado pronto para mi ¡apenas soporto besarlos!

- Sh... -suelta en gesto de silencio Edward, veo como se pone su camisa y me abraza con fuerza, casi parece dulce su gesto- ¿por qué lloras, mi Vero? ¿Te hicimos daño?-pregunto con voz calmada, yo solo trate de calmar mi llanto. Emily se veía frustrada, sus manos ahora están en mis mejillas, su cara se acerca a la mía y notó que quieres calmar la situación para seguir. Yo tiemblo a la idea, Edward obvio lo nota

- Solo será una linda experiencia -me dice Emily, aun esta con su camisa de botones toda abierta, con sus bragas a la vista. Su mano acarician mi pelo, solo quiero que se detenga ¿por qué me pasa esto a mi?

- No quiero, por favor - parezco un mar de lagrimas, quiero correr lejos, prefiero que me dejen en el sótano, mis manos intenta alejarlos. ¿Qué debo hacer? No puedo ofrecerles nada para que paren. Durante un momento acepto lo que me depara, soy consciente de que hasta puede doler.

En esos pensamientos, de repente siento un beso en la mejilla, son los suaves labios de Emily, quien me deja en paz, se aleja a buscar su ropa y se sienta con nosotros.

Estuvimos unos minutos así, logré calmarme y ellos actuaron como si nada, no parecía que hace poco estaban intentando convencerme de dejarme tocar por ellos a voluntad o no, como si no fuera obvio que la razón por la que no los golpeaba era por mi bajo estado de poder o fuerza durante toda la situación. El miedo aún seguía en mi, pero mi cabeza es idiota y piensa en lo agradecida que estoy de que pararan. No tenían la obligación de hacerlo ¿no? Me secuestraron, los veo capaz de violar, pero parece que esperaran mi consentimiento, creo que a veces ni entre parejas se ve eso.

Hablamos una hora, siento que voy a quedarme dormida, cuando pasa algo sorprendente y Edward me lleva a mi cuarto, me acomoda en mi cama, escucho como mueve la cadena para luego sentirla en mi tobillo, entonces me besa la frente y me dice buenas noches. Antes de caer en la oscuridad de mi mente, intento pensar la razón de ser encadenada esta vez.

Termino decidiendo al día siguiente no comentar nada, menos de que pude escuchar ruidos raros proveniente de su cuarto.

- Buenos días, mi niña bella -dice Emily súper alegre, se sienta encima mío y me besa con pasión. Luego ríe como si todo fuera un chiste entre universitarias, me quita la cadena y me toma de la mano para llevarme hasta la mesa.

Secuestrada por ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora