Capítulo 1

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Ciudad de México; Martes 8:00 p.m.

Mi vida transcurría con la mayor cotidianidad, al punto que estaba presa de una rutina que detestaba, sentía que a mi vida le faltaba algo, una chispa de energía, emoción, o que sé yo. Mis pensamientos solían atormentarme día y noche, mis fracasos amorosos eran el punto donde me hacían preguntarme ¿Qué he estado haciendo mal? ¿Cómo llegue a este punto de mi vida?

La casa estaba en completo silencio, esa clase de silencios ensordecedores, que provocaban en mi una inquietud terrible, deseaba salir corriendo de aquel sitio, que parecía todo, excepto un hogar; con torpeza palpe la pared, en busca del interruptor eléctrico, finalmente lo encontré y las luces de la sala principal me dieron un destello violento en los ojos.

-Debería cambiar la intensidad de los focos - murmure

Camine en dirección a la cocina, y en el trayecto, lancé mi bolso sobre el sofá más próximo, con tal desdén, de igual forma, me quite las zapatillas que desde hacía buen rato me estaban matando, era una gran satisfacción poder descansar de ellas; para cuando llegue a la cocina, me di el lujo de caminar a oscuras, conocía a la perfección aquel lugar, no era la primera vez que lo hacía, cada noche o a altas horas de la madrugada cuando mis pensamientos me impedían conciliar el sueño, solía bajar por una taza con té y realmente detestaba tanto aquellas terribles luces sobre mis ojos.

Me dirigí hacía la estufa, tome la tetera, y me di cuanta que no tenía agua, así que la llené y después volví a dejarla sobre la estufa con el fuego encendido, camine hacia uno de los estantes donde guardaba las tazas, y tome la primera que toco mi mano, proseguí a sentarme en uno de los bancos que estaban ubicados en la isla de mi cocina, a veces me preguntaba ¿por que invertir tanto en una casa como esta? al final del día estaba completamente sola, nadie usaba jamás nada de lo que estaba aquí, excepto yo, cuando estaba libre y tenía tiempo para mi misma, los últimos dos meses, habían sido interminables, sentía que había cambiado notablemente, a veces me detenía a contemplarme frente al espejo y me resultaba difícil ver mis ojos, era como si ese brillo que antes me fascinaba, se hubiera desvanecido lentamente, hasta que un día se extinguió completamente.

Estaba completamente sumergida en mis pensamientos, que no sabría decir con exactitud cuando la tetera comenzó a hacer aquel ruidito peculiar, me levante y serví el agua hirviendo en mi taza, saque de uno de los cajones, un sobre, lo rasgue y proseguí a meterlo en el agua hirviendo.

Volví a la sala principal y las luces ya no me parecían tan molestas, me senté en el sofá donde yacía mi bolso, cruce las piernas y di un pequeño sorbo a la taza, aquel calor, me reconfortaba en gran medida, era realmente placentero beber una taza con té al llegar a casa, se había convertido en una rutina, aún no sé en que momento deje el café, por esto.

Estaba por darle el próximo sobro, cuando escuche un ligero vibrato dentro de mi bolso, lo cual me sorprendió, dada la hora, casi nadie irrumpe nocturnamente a tu intimidad. Busque mi celular dentro de aquel enorme bolso, el número del que procedía la llamada, no estaba registrado, dude unos segundos en responder, finalmente lo hice.

-¿Si? diga - respondí con cierta curiosidad.

-¡Itatí! - Escuche decir a una voz masculina al otro lado de la línea - Soy Nicandro Diaz, productor de Televisa -Añadió inmediatamente.

-Ah, si si, se muy bien quien, ¿En que puedo ayudarlo? - Respondí un poco nerviosa.

-Te hablo, porque tengo un proyecto de una telenovela en puerta, me gustaría hacerte llegar el libreto, me encantaría tenerte como protagonista -Dijo para después guardar silencio en espera de mi respuesta.

-Me encantaría - respondí muy entusiasmada - ¿Necesita que vaya a la empresa? - Añadí

-No, no es necesario, ¿Puedes proporcionarme un correo electrónico? y podemos agendar una reunión para dentro de tres días, para que me des tu respuesta -Contestó

𝑺𝒊 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒅𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂𝒓𝒕𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora