IV

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Al otro día, Baji, que usaba una polera negra y un buzo blanco, estaba sentado en su sillón cuando escuchó que tocaban su puerta, pensando que era Chifuyu la abrió sin pensarlo demasiado. Su sorpresa fue tanta que no cerró la puerta de inmediato por pura cortesía o más bien, en el fondo de su alma aún seguía creyendo en él y como todos merecen el beneficio de la duda, lo dejó pasar.

—¿Qué quieres, Kazutora? —dijo Baji lanzando un suspiro.

Kazutora se sorprendió de que Baji lo haya dejado pasar, pero no dijo nada respecto a eso. Él sabía que quizás Baji pensaba que él era todo un traidor, pero él tenía sus razones para haberlo apuñalado, o al menos a eso había venido, a aclarar toda la situación. Usaba una polera gris, una chaqueta de cuero café y unos jeans.

—Baji, sé que quizás piensas lo peor de mí ahora, pero yo quiero yo quiero...yo quiero... —hizo una pausa Kazutora. Cielos, que difícil era pedir perdón a veces ¿no? —. Pedirte perdón, y sé que las palabras no son suficientes para todo el daño que te causé, pero yo lo hice porque...

—¿Por qué? —dijo Baji incitándolo a proseguir.

—¡Porque sentí miedo! ¡Creí que me abandonarías como el resto y que me dejarías solo! —dijo Kazutora explotando finalmente, y es que esas eran sus verdaderas razones. Llegó a temblar de la exaltación y pequeñas lágrimas se asomaron en sus ojos.

Ante lo anterior, Baji se sorprendió. Jamás creyó que esos fueron los motivos de la apuñalada que casi le arrebató la vida. Sin embargo, no podía odiarlo, de hecho, él creía que jamás podría hacerlo, debido a que antes de que todo aconteciera, resultaron ser buenos amigos desde hace mucho tiempo ya, y la estima que le tenía era considerable. Era su amigo después de todo.

—Kazutora, ¿no te dije hace tiempo que estaríamos juntos en esto? —Baji abrazó con un brazo a su amigo, y es que se conmovió. Kazutora agradeció el gesto sintiéndose más tranquilo.

Sin embargo, los que los amigos ignoraban era que alguien había abierto la puerta que había quedado mal cerrada.

—¡Baji-san! —dijo Chifuyu con sorpresa poco disimulada.

Chifuyu sentía que Baji abrazaba a un enemigo que intentó matarlo. No. Eso si que no. Primero, Kazutora intentó arrebatarle la vida a Baji y ¿ahora quería arrebatarle a su Baji de su vida? ¿Acaso ellos tuvieron algo en el pasado que él desconocía? ¿Era realmente eso o sus celos le hacían creer cosas que no tenían sentido?

—Chifuyu...—Baji soltó inmediatamente a Kazutora.

—Ups...—dijo Kazutora mirando inocentemente a ambos.

Chifuyu lo miró con los ojos entrecerrados y se dio media vuelta para retirarse.

—Puedo explicarlo. ¡Lo juro! —dijo Baji tomando del brazo al rubio para que no se fuera muy preocupado.

—No, no es necesario —dijo cortante Chifuyu soltándose del agarre del pelinegro y tratando de seguir caminando, pero fue detenido por las palabras de Kazutora.

—Vine aquí a pedirle perdón a Baji, Chifuyu. No lo malinterpretes —dijo Kazutora en un tono amigable para que el rubio entendiera de una buena vez que ese abrazo era en símbolo de amistad y nada más.

Tanto Baji como Chifuyu se sorprendieron, Chifuyu se volteó preparado mentalmente para escuchar la historia completa. Es que, ¿realmente estaba bien confiar en Kazutora?

Baji se mantenía al margen, no obstante, estaba preocupado, no soportaría que Chifuyu no le volviera a ver ni hablar de la misma manera de siempre. No ahora que por fin se habían confesado y que eran novios, bueno en su mente por lo menos. ¡Cielos! Baji recordó que ninguno de los dos se hicieron esa pregunta tan importante.

—Confiaré en ti Kazutora —dijo finalmente Chifuyu, muy serio.

—Genial, no te arrepentirás —Kazutora abrazándolo, ante lo cual Baji intervino separándolos.

—Oye, no lo abraces.

Kazutora rio y se dispuso a irse. Estaba en camino a la salida luego de despedirse de los tortolitos, cuando fue detenido por la voz de Baji:

—Oye Kazutora, hoy hay una fiesta a las siete. Quiero que vayas conmigo y Chifuyu.

Kazutora sonrió y le preguntó en donde era. Al saber en donde sería la reunión lo negó inmediatamente. Pero Baji lo convenció con estas palabras:

—Si yo fui capaz de perdonarte, Mikey también lo hará. Estoy seguro que sí.

Kazutora sonrió y se fue sin más, dejando a la parejita a solas.

—Baji, yo quiero disculparme por mi actitud anterior. Es que te vi con Kazutora y me volví loco. Por culpa de él casi te pierdo y yo...y yo...

—Tranquilo Chifuyu —dijo Baji abriendo sus brazos para el rubio que tenía en frente de él y que vestía un polerón con capucha celeste, y unos jeans azules—. Todo está bien.

Chifuyu lo abrazó de vuelta sintiendo ese aroma tan característico de Baji que le encantaba.

—Chifuyu... —dijo Baji apartándose un poco de él para mirarlo a los ojos—¿Quieres salir conmigo?

—Sí. Creí que no me lo pedirías.

Ambos sellaron la propuesta con un beso de esos inolvidables. Chifuyu, para profundizar más el beso posicionó sus brazos alrededor del cuello de Baji y éste abrazó a Chifuyu por la espalda a medida que la acariciaba. El beso era uno tierno y casto, pero Baji quería más. Así que introdujo su lengua en la boca de su ahora novio y él hizo lo mismo, entonces ambos iban conociendo el interior de las bocas del otro con tanto placer que fue detenido solo por la falta de aire. Ambos estaban con las respiraciones agitadas producto del gesto anterior, pero no estaban nada arrepentidos. Al rato, Chifuyu se fue diciendo que tenía que alimentar a Peke J y quedaron a las seis y media para encontrarse con Kazutora.

Pasaron las horas y Baji se cambió de ropa. Se vistió con una chaqueta de cuero negra y una camiseta blanca manga larga y unos jeans. Ya iban a ser las seis y media y en eso, sale de su apartamento para ver que Chifuyu ya estaba caminando para su encuentro con él. Ambos felices, se dieron un beso casto y salieron del edificio. Fueron al estacionamiento de detrás del edificio y se subieron a la moto de Baji, en esta ocasión, Baji conduciría y Chifuyu iría en el asiento trasero.

Al llegar vieron a un Kazutora sentado por ahí a unacuadra de la casa de Mikey y es que sintió miedo de que ninguno lo perdonara,pues estarían todos los miembros fundadores y sentía que quizás no podríavolver a encajar, después de todo lo que había hecho. Creía que no se merecíael perdón de nadie. Pero ahí estaba dando vueltas indecisas entre seguircaminando a enfrentar el pasado o quedarse ahí sin hacer nada. Cuando vio como llegaronBaji y Chifuyu de alguna u otra forma sentía que tenía una mísera oportunidadde conseguir el perdón ajeno, en especial de Mikey. Se acercó a ellos y comenzarona hablar afablemente. Acto seguido, se dirigieron a la puerta y Mikey fue elque la abrió.

To be continued...

DistorsiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora